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y la vida eterna.
Dios quiere salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. La vida eterna
comienza ya en este mundo si estamos unidos a Cristo y a nuestros
hermanos, si nos amamos entre nosotros y si amamos a Dios. Si creemos
en el amor de Dios y morimos en su amistad, Dios nos hará vivir junto a
Él para siempre en el cielo, donde seremos felices para siempre.
Si morimos en la gracia de Dios, pero imperfectamente purificados,
tendremos que purificarnos en el purgatorio después de la muerte, a
fin de poder obtener la santidad necesaria para entrar en el cielo.
El infierno es la triste y lamentable realidad de la muerte eterna. Es
estar separados para siempre de Dios, alejados de la vida y la felicidad
para la que fuimos creados. |