DEVOCIONARIO
"LA FAMILIA PAULINA EN ORACIÓN"
Índice:
1. Presentación de la Familia Paulina
2. Espiritualidad de la Familia Paulina
5. La meditación. Oración al Espíritu Santo
6. Oración antes y después de leer la Biblia
7. Oración antes de la redacción
8. La Eucaristía: presencia viva del Maestro
9. Ofertorios Paulinos. Por la Comunicación Social
10. Ofertorios Paulinos. Ofertorio Pastoral
11. Ofertorios Paulinos. Ofertorio Eucarístico
12. Ofertorios Paulinos. Ofertorio Vocacional
17. Coronita a Jesús Buen Pastor
18. Invocaciones a Jesús Maestro
20. Oración sacerdotal de Jesús
24. A san Pablo por la propia vocación y las vocaciones
25. A san Pablo por los redactores
26. A san Pablo por la vocaciones del propio país
27. Oración letánica a san Pablo
29. María, Madre, Maestra y Reina
30. Coronita a María, Reina de los Apóstoles
31. Coronita a María, Madre del Buen Pastor
33. Oraciones por las vocaciones a María, Reina de los Apóstoles
34. Consagración del apostolado a María
36. Novena a María, Reina de los Apóstoles
37. Rosario. Misterios Gozosos
38. Rosario. Misterios Dolorosos
39. Rosario. Misterios Gloriosos
40. Rosario. Misterios Luminosos
41. Letanías de la Virgen María
43. El Pacto con Jesús Maestro
44. El Pacto con Jesús Buen Pastor
46. Coronita a los apóstoles Pedro y Pablo
47. Coronita al Sagrado Corazón de Jesús
48. Oración a San José, patrono de la Iglesia Universal
51. Oración a la Santísima Trinidad
53. Invocaciones al Espíritu Santo
55. Coronita al Divino Maestro por el apostolado de los Medios de Comunicación Social
56. Oración letánica de los comunicadores sociales
57. Cántico de las criaturas del siglo XX
58. Oración Instituto Jesús Sacerdote
59. Oración a San Gabriel Arcángel
60. Oración a Nuestra Señora de la Anunciación
61. Oración del Instituto Santa Familia
62. Compromiso de fidelidad. Cooperadores Paulinos
63. Oración por nuestros difuntos
64. Oración por la glorificación de nuestros Beatos y Siervos de Dios
65. Oración para obtener gracias de nuestros Beatos y Siervos de Dios
68. Coronita al Ángel Custodio
71. Cantos Paulinos. A san Pablo
anexo. Liturgia de la Familia Paulina
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DEVOCIONARIO "LA FAMILIA PAULINA EN ORACIÓN"
1. Presentación de la Familia Paulina
Al cumplirse los cincuenta años de nuestras primeras fundaciones en América (1931-1981), presentamos este trabajo a las comunidades de la Familia Paulina, a nuestros Cooperadores en el anuncio del Evangelio, a los comunicadores sociales cristianos, y a los jóvenes que comienzan a gustar esta espiritualidad y apostolado.
El padre Santiago Alberione, promotor de la espiritualidad paulina para este tiempo de la comunicación social, nació el 4 de abril de 1884 en San Lorenzo de Fosano, al norte de Italia. Con el fin de obedecer a Dios y a la Iglesia, el 20 de agosto de 1914 daba comienzo a la Familia Paulina, fundando la Pía Sociedad de San Pablo; con el tiempo siguieron las demás fundaciones: cuatro congregaciones religiosas femeninas, cuatro institutos seculares y la Unión de Cooperadores Paulinos. Todas se encuentran estrechamente unidas por el mismo ideal de santidad y apostolado: llevar a Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida a los hombres con los medios de comunicación social, cada una con su carisma especial.
El 26 de noviembre de 1971, a los ochenta y siete años, después de haber cumplido la misión a él encomendada, el padre Alberione regresó a la Casa del Padre, minutos después de recibir la vista y bendición del papa Pablo VI.
Su gran preocupación, después de saber que respondía a un llamado especial de Dios, fue dar una personalidad definida a la familia naciente, y esto sólo fue posible inculcándole una espiritualidad bien marcada.
En su testamento espiritual, Abundantes Divitiae, escrito con ocasión de los cuarenta años de la primera fundación, dejará definida esta nueva espiritualidad de esta manera:
“La Familia Paulina aspira a vivir integralmente el Evangelio de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, en el espíritu de san Pablo, bajo la mirada de María Reina de los Apóstoles.
No tiene muchas particularidades, ni devociones singulares, ni sobradas formalidades; pero busca la vida en Cristo Maestro y en la Iglesia. El espíritu de san Pablo se transparenta en su vida, en sus cartas, en su apostolado. Está siempre vivo Él en la dogmática, en la moral, en el culto y en la organización de la Iglesia.
Secreto de grandeza y de riqueza es modelarse en Dios, viviendo en Cristo. Por eso quede siempre en claro el pensamiento de vivir y obrar en la Iglesia y por la Iglesia; de injertarse como olivos silvestres en el olivo vital: Cristo Eucaristía; de pensar y nutrirse de toda frase del Evangelio, según el espíritu de san Pablo” (AD 93-95).
Profundizando estos tres puntos rescatamos que las fuentes de esta espiritualidad están en el mismo tronco de la fe cristiana: Biblia (Evangelio) y Eucaristía. Allí encontramos a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida en su forma más pura. Quien viva esta espiritualidad deberá llegar a ser como el Maestro, y para ello, dos grandes modelos: María Reina de los Apóstoles y san Pablo Apóstol llamándonos a que Jesús se encarne en cada uno para anunciarlo con los medios de comunicación social. Todo esto, no con una organización perfecta pero aislada, sino unidos a la Iglesia sirviendo al Papa y a los Obispos en la pastoral con el propio carisma.
A lo largo de su existencia, el padre Alberione, se preocupó de mantener vivo este espíritu paulino, como lo llamara. Para ello, dedicó el mejor de sus tiempos para actualizar el libro de oraciones (Devocionario) donde imprimía el espíritu. Cada edición le ofrecía ocasión para aportar retoques y enriquecerlo, de manera que respondiera a las exigencias siempre nuevas de las personas y las comunidades.
Siguiendo su ejemplo, hemos puesto mano a esta edición, de acuerdo a estos criterios:
1. De interiorización: el fundador quería y pedía una oración inteligente, iluminada por la Palabra de Dios y por los amplios horizontes del apostolado. Por eso, cada una de las secciones de este manual y las varias fórmulas de oración están precedidas y motivadas por pensamientos del Primer Maestro. De gran actualidad será meditar y profundizar palabras tan sagradas para nosotros.
2. De contenido: en este libro, LA FAMILIA PAULINA EN ORACIÓN, existe un hilo conductor muy claro: partimos de la semblanza histórica del padre Alberione y de las comunidades por él fundadas, narrada por él mismo en tercera persona. Luego las oraciones y prácticas de todos los días, para que estén más al alcance. Inmediatamente después nos remontamos a las líneas maestras de la espiritualidad paulina: las fuentes de la espiritualidad, Biblia y Eucaristía. Para entrar en la visión de Jesús Maestro -centro de la espiritualidad paulina- que es Camino, Verdad y Vida para los hombres desde la experiencia que tuvieron san Pablo y María (primeros discípulos de Cristo y luego apóstoles). Luego proponemos un capítulo especial al “Pacto”- alianza que Alberione realizó con Jesucristo y que nosotros estamos llamados a actualizar- para continuar, luego, con una comunidad viva en Cristo y en la Iglesia, las oraciones misionarias, los institutos seculares y cooperadores (oraciones especiales de los laicos paulinos), la comunidad paulina camino hacia el Padre y los cantos paulinos. Todo en orden a ayudar a profundizar nuestro carisma en la Iglesia.
3. Literario: nos hemos propuesto la finalidad precisa de retraducir las fórmulas a nuestro lenguaje, salvando el espíritu que el padre Alberione quiso transmitirnos.
4. Modo de utilizarlo: este manual de oraciones presenta una abundante selección de textos fundamentales del fundador, como ya dijimos, que deben ser meditados, profundizados, dialogados y asimilados. Sólo así las fórmulas podrán transformarse en vivencias. Este es nuestro mayor deseo: colaborar, en este cincuentenario, a rejuvenecer el espíritu de la Familia Paulina dentro de la Iglesia. Por lo tanto, no es sólo un libro para rezar fórmulas frías, sino, sobre todo, para profundizar nuestra oración y nuestra misma vocación.
5. Para mantener la unidad de la Familia Paulina: esta era otra finalidad que mantenía el mismo fundador: “Los métodos particulares, las espiritualidades diversas, las fórmulas de oración demasiado individualistas acaban desintegrando la unidad; aquella unidad que debe ser el bien supremo del Instituto y que consiste en la unidad de acción y de espíritu, la unidad de las prácticas de piedad. De ese modo, todos pueden recoger los frutos de la vida en común, los méritos posibles aquí y, al final, la gloria reservada a las personas consagradas a Dios, para entregarse totalmente a él y vivir con él, en un solo espíritu” (Pr. 1952, pp.188-191).
Unidos en los ideales para servir mejor a Cristo, a la Iglesia y a los hombres.
LOS RECOPILADORES
SANTIAGO ALBERIONE: EL PADRE DE LA FAMILIA PAULINA
Miradlo: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre ensimismado en sus pensamientos que van de la oración a la acción, siempre atento a escrutar los signos de los tiempos, es decir las fórmulas más geniales de llegar a las almas… nuestro padre Alberione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos, nuevos medios para vigorizar y ampliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos (Pablo VI).
LA FAMILIA PAULINA UNA Y DIVERSA EN LA IGLESIA
En este primer capítulo queremos presentar la Familia Paulina con las mismas palabras del fundador. Cuando se cumplieron los primeros cuarenta años de la primera fundación, y ante el pedido de sus hijos, el padre Alberione escribió en tercera persona un esbozo de su herencia carismática y espiritual. Transcribimos de allí los puntos que ilustran sobre el nacimiento y sentido de la Familia Paulina en la Iglesia.
A. La prehistoria de la “Familia Paulina”
La noche “santa” del Espíritu
La noche que separó el pasado siglo del actual fue decisiva para la específica misión y espíritu particular en que habría de nacer y vivir la Familia Paulina.
Se hizo la adoración en la Catedral (Alba), después de la Misa solemne de medianoche, ante Jesús eucarístico solemnemente expuesto. Los seminaristas de filosofía y de teología tenían libertad para quedarse cuanto quisiesen.
Había habido poco antes un congreso (el primero al que asistía) había comprendido bien el discurso sereno pero profundo y cautivador de Toniolo. Había leído la invitación de León XIII a orar por el siglo que comenzaba. Uno y otro hablaban de las necesidades de la Iglesia, de los nuevos medios del mal, del deber de oponer prensa a prensa, organización a organización, (de las urgencias) de hacer penetrar el Evangelio en las masas, de las cuestiones sociales…
De la Eucaristía partió una iluminación particular: mayor comprensión de la invitación de Jesús: “Venite ad me, omnes...” (Mt.11, 28).
Le pareció comprender el corazón del gran Pontífice, las invitaciones de la Iglesia, la misión genuina del sacerdote. Le pareció claro cuánto decía Toniolo sobre el deber de ser los apóstoles de hoy, echando mano de los medios empleados por los adversarios. Se sintió hondamente obligado a prepararse para llevar a cabo alguna cosa por el Señor y los hombres del nuevo siglo con quienes habría de vivir.
Tuvo bastante conocimiento claro de la propia incapacidad y al mismo tiempo oyó: “Vobiscum sum…usque ad consummationen saeculi” (Mt. 28,20), en la Eucaristía, y que en Jesús eucarístico se podía tener luz, alimento, apoyo y victoria sobre el mal.
Vagando con la mente en el futuro le parecía que en el nuevo siglo almas generosas habrían de sentir lo que él sentía; y que agrupadas en organizaciones, se podría realizar lo que Toniolo tanto repetía: “Uníos; el enemigo, si nos encuentra solos, nos vencerá uno tras otro”.
Tenía ya confidencias de compañeros seminaristas: él con ellos, ellos con él; todos bebiendo del Sagrario. Cuatro horas, después de la Misa solemne, se prolongó la plegaria:
Que el siglo naciese en Cristo eucarístico; que nuevos apóstoles resanasen las leyes, la escuela, la literatura, la prensa, las costumbres; que la Iglesia tuviese un nuevo impulso misionero; que se usasen bien los nuevos medios de apostolado; que la sociedad acogiese las magnas enseñanzas de las encíclicas de León XIII, explicadas a los seminaristas por el Canónigo Francisco Chiesa, especialmente en lo que concernía a los problemas sociales y a la libertad de la Iglesia.
La Eucaristía, el Evangelio, el Papa, el nuevo siglo, los nuevos medios…, la necesidad de un nuevo ejército de apóstoles se le fijaron de tal suerte en la mente y en el corazón, que desde entonces le dominaron su pensamiento, plegaria, trabajo interior y aspiraciones. Se sintió obligado a servir a la Iglesia, a los hombres del nuevo siglo y a trabajar con otros.
…Desde entonces estos pensamientos orientaron el estudio, la oración y toda la formación, la idea, antes muy borrosa, se aclara y se va haciendo concreta con el correr de los años.
Quedaba en el fondo el pensamiento de que era necesario desarrollar toda la personalidad humana para la propia salvación y para un apostolado más fecundo: mente, corazón y voluntad.
De la “organización a la comunidad”
Al principio pensaba en una organización católica de escritores, técnicos, libreros, propagandistas católicos: a los cuales se les debía dar dirección, trabajo, espíritu apostólico…Pronto, bajo una mayor iluminación, hacia el 1910, dio un paso definitivo: escritores, técnicos, propagandistas, pero religiosos y religiosas.
Se proponía dos fines:
- Por una parte llevar a quienes practican los consejos evangélicos a la más alta perfección y al mérito de la vida apostólica.
- Y por otra, dar más unidad, más estabilidad, más continuidad, más sobrenaturalidad al apostolado. Formar una organización, pero religiosa; donde las fuerzas estén unidas, donde la entrega sea total, donde la doctrina sea más pura: y esta sociedad de personas que aman a Dios con toda la mente, las fuerzas, el corazón, se ofrezcan a trabajar por la Iglesia, satisfechas con la recompensa divina: “recibiréis el céntuplo, poseeréis la vida eterna” (cfr. Mt. 19,29).
El gozaba entonces considerando parte de esas personas como milicia de la Iglesia terrestre y parte ya triunfante en la Iglesia celestial.
En la plegaria que presentaba en la mañana con el cáliz al Señor, el primer pensamiento era para los Cooperadores; el segundo pensamiento para la Familia Paulina: intenciones que Jesús maestro escuchaba cada día (AD, 13-25).
B. La “Familia Paulina”: presencia de san Pablo hoy
Cómo la pensó el fundador
El padre Alberione pensó en sus Congregaciones e Institutos sólo y siempre en términos de “familia”, una sola familia ante Dios y en la Iglesia, con diversos ministerios, pero animada por un mismo espíritu: el espíritu de san Pablo. Comprendió que una sola “rama” no podría representar cabalmente al apóstol Pablo en todas sus facetas, por eso quiso varias ramas que, con sus carismas y servicios, fuesen como la presencia de San Pablo hoy: Pablo misionero del Evangelio, hombre de profunda oración, fundador y animador de comunidades, suscitador y formador de discípulos de Cristo, etc.
En abril de 1960, durante el Primer Encuentro Paulino Internacional, así delineaba los rasgos característicos de cada rama, dentro de la única familia paulina:
1. La Pía Sociedad de San Pablo es como la madre de los demás institutos que, mientras cumple su misión específica, debe alimentar en ellos el espíritu paulino.
2. Las Hijas de San Pablo tienen la misma finalidad de los Paulinos con los cuales colaboran en una misión apostólica.
3. Las Pías Discípulas del Divino Maestro con su triple apostolado: eucarístico, servicio sacerdotal y litúrgico.
4. Las Hermanas de Jesús Buen Pastor(Pastorcitas) que cooperan en la Pastoral diocesana parroquial, llevando el espíritu paulino a las comunidades en medio de las cuales realizan su misión.
5. Las Hermanas de la Reina de los Apóstoles cuya finalidad es la promoción vocacional, sintetizada en el lema: “Todas las vocaciones para todos los apostolados”.
6. El Instituto de Jesús Sacerdote, agregado a la Familia Paulina, para los sacerdotes diocesanos.
7. El Instituto San Gabriel Arcángel, para hombres que ejercen su misión en el seno de la sociedad con los medios a su alcance.
8. El Instituto Nuestra Señora de la Anunciación, para mujeres consagradas al Señor y que realizan su misión en la condición en que viven.
9. El Instituto de la Santa Familia, constituido por matrimonios que se consagran a Dios en su condición de casados y se dedican al apostolado en la línea paulina. Nace de hecho el mismo día de la muerte de su fundador, sobre las bases por él trazadas.
10. La Unión de Cooperadores (Movimiento Paulino de laicos), para toda clase de personas que se comprometen a vivir la misma vida paulina en el corazón del mundo y cooperan con la oración, la acción y las ayudas de diverso género.
Distinción y unión
En su testamento —consignado en Abundantes divitiae gratiae suae— nos ha dejado esta página luminosa:
“Bien podemos decir: El amor de Cristo nos ha congregado en la unidad… Siendo pues, una misma cosa, evitemos toda desunión (In Coena Domini, Ad Mandatum).
Hay entre las diversas ramas una estrecha parentela, pues todas han nacido de la Eucaristía.
Único es el espíritu: vivir a Jesucristo y servir a la Iglesia.
Hay quien las representa a todas, intercediendo junto al Sagrario (las Discípulas del Divino Maestro); quien difunde como desde lo alto, las enseñanzas de Jesucristo (La Sociedad de San Pablo y las Hijas de San Pablo); y quien se acerca a los hombres en particular (Las Hermanas Pastorcitas).
Hay entre ellas una estrecha colaboración espiritual, intelectual, moral y económica.
Hay separación de gobierno y administración; pero la Pía Sociedad de San Pablo debe alimentar a las otras ramas.
Hay separación; sin embargo existe entre ellas un vínculo íntimo de unidad, más noble que el vínculo de sangre.
Hay independencia entre ellas; pero se da un intercambio de oraciones, de ayudas de muchas maneras; la actividad es separada, pero habrá coparticipación en las alegrías, en las penas y en el premio eterno” (AD, 33-35).
Fidelidad dinámica
“Sean fieles, se lo decimos, a su santa vocación: de miembros de los institutos religiosos, o de los institutos seculares, o de las demás asociaciones que, tan numerosas y florecientes, han surgido del corazón de su fundador. Fieles a su identidad y a los compromisos adquiridos ante Dios y ante la Iglesia, viviéndolos en su profunda incidencia interior y en sus expresiones visibles, externas, peculiares —también ellas— de diversas formas de su consagración.
Sean fieles a la unidad que a todos en conjunto las caracteriza, y al mismo tiempo a la que es propia de cada uno de sus institutos, de forma que se conserven sus diversas fisonomías y promuevan sus diversos carismas, en el ámbito de la común y amplia ‘Familia Paulina’. (Paulo VI, a la Familia Paulina, 27 de noviembre de 1974).
C. Fundaciones en América Latina
Pía Sociedad de San Pablo
1931 Brasil, 20 de agosto.
1931 Argentina, 21 de noviembre.
1935 España, 11 de febrero.
1947 Chile, 29 de marzo; Colombia, 30 de abril.
1948 México, mayo.
1951 Venezuela, 11 de diciembre.
Hijas de San Pablo
1931 Brasil, 21 de octubre; Argentina, 31 de diciembre.
1948 Chile, 18 de marzo; Colombia, 24 de abril; México, 26 de mayo.
1956 Venezuela, 30 de abril.
1960 Perú, 22 de octubre.
1963 Bolivia, 8 de noviembre.
1964 Uruguay, 23 de setiembre.
1967 Puerto Rico, 10 de mayo.
Pías Discípulas del Divino Maestro
1931 Argentina, 8 de diciembre.
1935 España, 19 de marzo.
1951 México, 7 de diciembre.
1955 Chile, 12 de enero; Colombia, 20 de mayo.
1956 Brasil, 10 de julio.
1964 Venezuela.
Hermanas del Buen Pastor
1947 Brasil, 19 de marzo.
1964 Colombia, 27 de enero; Argentina, 1 de mayo.
1972 Venezuela 13 de enero.
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2. Espiritualidad de la Familia Paulina
A. La espiritualidad paulina: una espiritualidad integral
El padre Alberione dedicó gran parte de su tiempo a la elaboración y a la catequesis de lo que denominaba el “espíritu paulino”, pues de san Pablo recibe la fisonomía, los contenidos y el dinamismo. Partiendo de la vida, de los escritos y de la predicación del Apóstol, el padre Alberione ha formulado la “espiritualidad paulina”: una espiritualidad integral para el tiempo de la comunicación social.
En ella sobresalen algunas líneas características:
— El sentido del Cristo total- Camino, Verdad y Vida-; y el hombre total (pensamiento, actividad, vivencia).
— El sentido mariano y apostólico: María nos da a Cristo (unido esto a la promoción de la mujer).
— El primado de la Palabra de Dios y de la Eucaristía, sobre cualquier otra devoción (Eucaristía, contemplación y Biblia).
— Una manera nueva de entender y practicar la pobreza evangélica, centrada en el trabajo en sus diversas formas (manual, intelectual, artístico, etc.).
— Un profundo sentido de humildad y sencillez: “comenzar todas las obras con el espíritu de Belén y Nazaret”.
— Un profundo sentido del pecado y de la conversión: “Cor poenitens tenete”, o sea: “Caminen en continua conversión”.
— Un aprecio grande por las realidades terrenas, en línea con san Pablo, dirigidas a Cristo, supremo valor y liberador en todo el universo.
— Una acentuada finalización de todo esto a la pastoral: todo para todos, para ganarlos a Cristo.
Visión de síntesis
Así, en apretada síntesis, lo describe el padre Alberione:
“La Familia Paulina aspira a vivir integralmente el Evangelio de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, según el espíritu de san Pablo, bajo la mirada de la Reina de los Apóstoles.
No tiene muchas particularidades, ni devociones singulares, ni sobradas formalidades; pero busca la vida en Cristo Maestro y en la Iglesia. El espíritu de san Pablo se transparenta en su vida, en sus Cartas, en su apostolado. El está siempre vivo en la dogmática, en la moral, en el culto y en la organización de la Iglesia.
Secreto de grandeza y de riqueza es modelarse en Dios, viviendo en Cristo. Por eso sea siempre claro el pensamiento de vivir y obrar en la Iglesia y por la Iglesia; de injertarse como olivos silvestre en el vital olivo: Cristo eucarístico; de pensar y nutrirse de toda expresión del Evangelio, según el espíritu de san Pablo…”
El “carro” paulino
El hombre integral en Cristo para un total amor a Dios: inteligencia, voluntad, corazón, fuerzas físicas. Todo: naturaleza, gracia y vocación para el apostolado.
“Carro que corre apoyado en las cuatro ruedas: Santidad, Estudio, Apostolado, Pobreza” (AD, 93-100).
B. ¿Por qué esta espiritualidad?
“En el estudio de las diversas espiritualidades: benedictina, franciscana, ignaciana, carmelitana, salesiana, dominicana, agustiniana, apareció potente que cada una tiene partes buenas, pero en el fondo, está siempre Jesucristo, Divino Maestro, y cada una considera alguno de sus aspectos con especialidad: o más la verdad (santo Domingo y seguidores), o más la caridad (san Francisco y seguidores), o más la vida (san Benito y secuaces); alguno considera dos aspectos…, etc.
Mas si luego se pasa al estudio de san Pablo, se encuentra al discípulo que conoce al Divino Maestro en su plenitud; lo vive todo; sondea los profundos misterios de su doctrina, de su corazón, de su santidad, de su humanidad y divinidad: lo considera doctor, ofrenda, sacerdote; nos presenta al Cristo total, como ya se había definido: Camino, Verdad y Vida.
En esta visión está la religión, el dogma, la moral y el culto; en ella está Jesucristo integralmente; con esta devoción queda el hombre aprehendido, conquistado por Jesucristo.
La piedad es plena y el religioso, como el sacerdote, crecen así en sabiduría (estudio y celeste sabiduría), edad (virilidad y virtud), y gracia (santidad) hasta la plenitud y perfecta edad de Jesucristo; hasta el sustituirse en el hombre o al hombre: Vivo ego, iam non ego; vivit vero in me Christus (cfr. Lc.2, 52; Gál. 2, 20).
En esta devoción desembocan todas las devociones a la persona de Jesucristo Hombre - Dios” (AD, 159-160).
C. El método integral
El método “Camino - Verdad - Vida” se basa en este principio fundamental: El hombre debe adherirse completamente a Dios, es decir, con todas sus facultades: voluntad, inteligencia y sentimiento…
Y en la práctica, ¿cómo se adherirá a Él?
Siguiendo a Cristo, elegido por Dios como nuestro Mediador de verdad, de santidad, de gracia.
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Y, precisamente, según este esquema:
1. Seguir a Cristo-Camino, caminando sobre sus huellas (adhesión de la voluntad).
2. Seguir a Jesucristo-Verdad escuchando su doctrina (adhesión de la inteligencia).
3. Seguir a Jesucristo-Vida viviendo en su amor y en su gracia (adhesión del sentimiento y del espíritu).
Afianzados en este principio y ateniéndonos a este esquema, el apostolado hallará el camino real para su propia formación y para su apostolado (AE, 39).
Tenemos que corregir nuestra tendencia a dividir a Cristo…Se debe entregar todo el Cristo al hombre, y dar el hombre a Dios por Jesucristo. Si separamos Dogma, Moral y Culto, haremos del hombre un mutilado, por no insertarlo en el Cristo total (CISP, 847).
D. La cruz en la espiritualidad paulina
Así como Jesús nos ha salvado realmente con su pasión, así también nosotros, debemos salvarnos con nuestra pasión (HM, 2° serie, VII, 130).
Existe el martirio por la fe y el martirio por la caridad. Ahora bien, el trabajo apostólico es el ejercicio de la caridad. Fuerzas jóvenes, desgastadas para dar la verdad a los hombres, merecen la corona del mártir, la dignidad del doctor. Es el ofrecimiento de nuestro cuerpo a Dios, en el sentido en que lo afirma san Pablo… (Rom. 12,1) (Ídem).
No quiso el padre Alberione muchas “penitencias” para sus discípulos, pero sí algunas típicas que debían ayudarles a superar victoriosamente el “desierto de las mediaciones técnicas”, presente en el carisma de los diversos institutos paulinos:
— realizar bien el trabajo apostólico, desde la redacción a la difusión;
— la vida comunitaria como lugar de la caridad fraterna;
— la vida interior intensa y la fidelidad al examen de conciencia para su evaluación;
— la obediencia, pronta y alegre, para dar unidad a la acción apostólica,
— el esfuerzo de vivir en una continua conversión (cfr. HM, 2° serie, VI, p. 66; 71-74).
E. Las fórmulas comunes
Su constante preocupación ha sido la unidad de espíritu de toda la Familia Paulina. Para ello “debe poseer una espiritualidad con un color definido, idéntico en todas partes .De aquí brotan consecuencias importantes para la igualdad del espíritu paulino en el pensamiento, en los sentimientos, en el apostolado, en la vivencia religiosa, en la disciplina, e inclusive, en los estudios. Por lo tanto, debemos dar grande importancia a la oración común, con las fórmulas comunes” (Pr. Agosto-noviembre de 1952, pp. 188-191).
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3. Oraciones de la mañana
ORACIONES Y PRÁCTICAS DE TODOS LOS DÍAS
La verdadera oración invade todo el ser para llevarlo al amor de Dios. Así se cumple el primer mandamiento: Amarás al Señor con la mente, el sentimiento, la voluntad (UPS, I, 183).
La oración es como la sangre, que sale del corazón, atraviesa todos los miembros, alimentando y vivificando todo el organismo (Pr. VI, 37).
Organicen todo bien, pero en orden, a la acción preceda la oración. Después de ella se hará lo que se pueda, y en caso de imposibilidad se disminuyan las obras de celo… Se objeta: ¡tenemos que dar a las almas! Precisamente: la madre se alimenta para mantenerse en vida y para dar abundante leche a los hijos; es caridad para con el prójimo pensar en nosotros mismos: “En efecto, obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan” (CISP, 99).
ORACIONES DE LA MAÑANA
En el nombre del Padre
y del Hijo
y del Espíritu Santo.
Amén.
INVOCACIONES
V Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida.
R Ten piedad de nosotros.
V María, Reina de los Apóstoles.
R Ruega por nosotros.
V San Pablo Apóstol.
R Ruega por nosotros.
V De todo pecado.
R Líbranos Señor.
V Señor, dueño de la mies.
R Envía buenos obreros a tu mies.
(Propias de las hermanas Pastorcitas)
V Jesús Buen Pastor, Camino, Verdad y Vida.
R Ten piedad de nosotros.
V María, madre del Buen Pastor.
R Ruega por nosotros.
V Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
R Rueguen por nosotros.
El ángel del Señor
El ángel del Señor anunció a María.
Y concibió por obra del Espíritu Santo.
(Se dice un Avemaría)
He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí según tu Palabra.
(Se dice un Avemaría)
Y el Verbo se hizo carne.
Y habitó entre nosotros.
(Se dice un Avemaría)
V Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestros corazones; para que, habiendo conocido, por el anuncio del Ángel, la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz, seamos llevados a la gloria de la resurrección. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén
(Gloria al Padre…)
Para el tiempo pascual
Alégrate, Reina del Cielo, aleluya.
Porque el que mereciste llevar, aleluya.
Resucitó, como dijo, aleluya.
Ruega a Dios por nosotros, aleluya.
V Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya
R porque verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.
Oración: Dios, que por la resurrección de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, te dignaste comunicar la alegría al mundo; te suplicamos que por su Madre, la Virgen María, nos hagas partícipes de los gozos de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Gloria al Padre…)
Creo, Dios mío,
que estoy en tu presencia,
que me amas
y escuchas mi oración.
Tú eres infinitamente grande y santo,
yo te adoro.
Tú me lo has dado todo,
yo te doy gracias.
Tú has sido ofendido por mí,
yo te pido perdón de todo corazón.
Tú eres la misericordia infinita,
yo te pido todas las gracias necesarias
para mi santificación.
Te adoro, Dios mío
y te amo de todo corazón;
te doy gracias por haberme creado,
hecho cristiano,
conservado la vida,
y haberme llamado a este Instituto
de la Familia Paulina.
Te ofrezco mis actividades
para que sean todas
según tu voluntad, para tu gloria
y la paz de los hombres.
Tu gracia habite en mí,
y en todos los que amo.
Amén.
Corazón Divino de Jesús,
Yo te ofrezco,
por medio del inmaculado corazón de María,
Madre de la Iglesia
y Reina de los Apóstoles,
y en unión al sacrificio eucarístico:
todas mis acciones, oraciones,
alegrías y sufrimientos de este día,
en reparación de los pecados,
por la salvación de todos los hombres
y según las intenciones particulares
del superior general
(de la superiora general),
en la gracia del Espíritu Santo,
para gloria de Dios Padre.
Amén.
Creo en Dios
Padre todopoderoso
creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos.
Está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo.
La santa Iglesia católica.
La comunión de los santos.
El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
La vida perdurable.
Amén.
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo; el pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.
Amén
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Dios te salve,
Reina y madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve,
a ti clamamos los desterrados
hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, Abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, santa madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Gloria al Padre,
Y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
Ven, Espíritu Santo
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V Envía, Señor, tu Espíritu.
R Y renovarás la faz de la tierra.
Dios, que has iluminado
los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo,
haz, que guiados por este mismo Espíritu,
gustemos las cosas santas
y gocemos siempre de su consuelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Ángel de Dios
Que eres mi custodio,
ya que el Señor me ha encomendado a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname.
Amén
Corazón divino de Jesús
tú nos has dicho:
“Les aseguro
que todo lo que pidan al Padre,
en mi Nombre,
Él se los concederá”,
nosotros, ahora, pedimos
en tu Nombre,
las gracias necesarias
para evitar el pecado
y hacer el bien.
(Un momento de reflexión)
¡Escúchanos, Jesús!
María:
te pedimos hagas florecer en la Familia Paulina,
lirios de pureza.
Madre pura: ruega por nosotros.
María:
te pedimos hagas florecer en la Familia Paulina,
rosas de caridad.
Rosa mística: ruega por nosotros.
María:
te pedimos hagas florecer en la Familia Paulina,
violetas de humildad.
Virgen humilde: ruega por nosotros.
Por el Papa:
Señor, protégelo, sé su luz, fuerza y consuelo.
Por el Superior General (o la Superiora)
Señor, sé para él (ella) luz y protección, concédele tu ayuda y consuelo.
Por la glorificación del Primer Maestro:
Señor,
glorifica al padre Santiago Alberione
en tu Iglesia,
sea para todos nosotros luz,
guía y fuerza en la obra
de santificación y apostolado;
y por su intercesión apresura en el mundo
la venida de Cristo Maestro,
Camino, Verdad y Vida.
Amén.
(Propios de las Hermanas Pías Discípulas).
Por la Madre General:
Oh Jesús, Camino, Verdad y Vida,
concédele la santidad
y la sabiduría de gobierno,
y a todas nosotras docilidad
y filial colaboración.
Por nuestra Congregación:
Oh Jesús, Maestro Divino, te entregamos y consagramos nuestra humilde Congregación; dirígela, según tu sabiduría y amor, en la fiel observancia religiosa.
Por los difuntos:
Señor, dales el descanso eterno
y brille para ellos la luz perpetua.
Que descansen en paz.
Amén.
Por los agonizantes:
San José,
padre adoptivo de Jesucristo
y verdaderamente esposo de la Virgen María,
ruega por nosotros
y por los agonizantes de este día
(de esta noche).
Por los bienhechores:
Señor,
te rogamos que recompenses,
con la vida eterna,
a nuestros bienhechores,
por tu santo Nombre. Amén.
Por nuestro apostolado:
San Pablo Apóstol,
protector nuestro,
ruega por nosotros y por el apostolado
de los medios de comunicación social.
Por las vocaciones:
Señor, dueño de la mies,
Envía buenos obreros a tu mies.
Para pasar bien el día (la noche)
Querida y tierna Madre mía, María,
ampárame, cuida de mi inteligencia,
de mi corazón, de mis sentidos,
para que nunca cometa el pecado.
Santifica mis pensamientos,
afectos, palabras y acciones,
para que pueda agradarte a ti
y a tu Jesús, que es mi Dios,
y contigo llegue al Paraíso.
Jesús y María,
denme su santa bendición.
En el nombre del Padre,
del Hijo
y del Espíritu Santo.
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4. Examen de conciencia
“El examen de conciencia tiene tres grados:
El primer grado es el de quien lo hace superficialmente…que nunca va a la raíz.
El segundo grado del examen de conciencia es de quien hace bien el examen preventivo (a la mañana), el de la noche, el de la confesión, el del retiro mensual, y el anual en los ejercicios espirituales.
El tercer grado es fruto del segundo, es decir, se adquiere la reflexión sobre nosotros mismos y el habitual recogimiento para lograr dos cosas: antes de obrar pensar si es bueno y si agrada a Dios. Después nos examinamos. ¿Hice bien esto o no lo hice bien?” (PPM, 1955, pp.59-67).
“El examen de conciencia bien hecho es contemplación de la vida de Jesús.
¿Cómo hacerlo bien? Si tenemos el propósito sobre la obediencia preguntémonos: ¿Cómo obedezco? Contempla la obediencia de Jesús. Su obediencia es como un Espejo y nosotros debemos conformarnos a la figura allí reflejada” (FSP, p.36).
Salmo 51:
SÚPLICA DEL PECADOR ARREPENTIDO
¡Ten piedad de mi, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable,
yo soy culpable desde que nací,
pecador me concibió mi madre.
Tú amas la sinceridad de corazón
y me enseñas la sabiduría en mi interior.
Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Anunciaré el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén.
Entonces aceptarás los sacrificios rituales
—las oblaciones y los holocaustos—
y se ofrecerán novillos en tu altar.
Se pueden también recitar otros Salmos penitenciales: 6; 32; 38; 102; 130; 143
Dios mío:
Creo en ti,
porque eres la Verdad misma.
Espero en ti,
porque eres fiel a tus promesas;
por lo tanto, confío que me darás
las gracias para salvarme.
Te amo
sobre todas las cosas creadas,
Porque eres misericordioso
Y mi mayor bien.
Por este amor a ti,
amo a mi prójimo como si fuera yo mismo,
y me pesa en el alma
haberte ofendido.
Amén.
(Examen de conciencia)
Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón
de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí;
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí a un Dios
tan bueno y tan grande como tú.
Antes querría haber muerto
que haberte ofendido,
y propongo firmemente no pecar más
y evitar todas las ocasiones
próximas de pecado.
Amén.
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5. La meditación. Oraciones al Espíritu Santo
“El fin de la meditación es fortificar la voluntad y corroborar los buenos propósitos.
Hay que evitar el peligro, bastante común, de reducir la meditación a una simple instrucción de la mente o a una lectura espiritual. Antes bien, la mayor parte del tiempo será dedicado al examen de conciencia, al arrepentimiento, o a los propósitos, a la oración.
La meditación consta de tres partes, además de la oración preparatoria y la acción de gracias.
La oración preparatoria consiste en ponerse en la presencia de Dios, pedir la luz al Señor y la gracia de concluir con buenos propósitos.
En la primera parte se leerá o escuchará algún argumento de meditación preferentemente de la Santa Biblia. En esta parte se ejercitará especialmente el entendimiento. El Maestro Divino iluminará con sus verdades morales y prácticas para nuestra vida.
En la segunda parte se ejercita la voluntad para seguir el camino propuesto por Jesús. Y para ello se repiten actos de deseos; se examina la conciencia sobre el pasado y se hacen propósitos para el porvenir.
En la tercera parte se hace la oración para pedir, sobre todo, la gracia de la perseverancia en el camino a seguir.
Se concluye con una oración de acción de gracias por la asistencia divina” (DF, pp. 31-32).
“Se aconseja a nuestras comunidades que, donde y cuando sea posible, se haga la meditación comunitaria de la Palabra de Dios en la primera parte de la celebración eucarística… para penetrar día a día la Palabra como nos la presenta la Iglesia a lo largo del año litúrgico” (Doc. Cap. PSSP, 499).
ORACIÓN ANTES DE LA MEDITACIÓN
Jesús Maestro,
creo con fe viva
que estás delante de mí
para señalarme el camino hacia Dios.
Ilumina mi mente y mueve mi corazón
para sacar mucho fruto
de esta meditación.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN
Jesús Maestro,
te doy gracias
por las luces que me has dado.
Perdona mis limitaciones
en realizarla mejor.
Te ofrezco el propósito que he hecho…
Concédeme la gracia de cumplirlo.
Amén.
HIMNO AL ESPÍRITU SANTO
(Antes o después de la meditación)
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de dones,
luz de los corazones.
Ven, Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma,
alivio que conforta.
Descanso en el trabajo,
en el ardor tranquilidad,
consuelo en nuestro llanto.
Que tu luz santísima
ilumine lo más íntimo
del corazón de tus fieles.
Sin tu gracia divina
nada bueno hay en el hombre,
nada que sea inocente.
Lava nuestras culpas,
riega nuestra aridez,
sana nuestras heridas.
Ablanda lo que es duro,
templa lo que es frío,
corrige nuestros errores.
Concede a los fieles
que en ti confían,
tus siete sagrados dones.
Premia nuestros esfuerzos,
danos tu salvación
en la eterna alegría. Amén.
O también:
Ven, creador Espíritu,
nuestras almas visita
y tu gracia infinita
infunde al corazón.
Tú eres el abogado,
don de Dios, viva fuente,
fuego y amor ardiente
y espiritual unción.
Fuente de siete dones,
mano de Dios abierta,
del Padre rica oferta,
hálito inspirador.
Infúndenos tu lumbre
y con tu viva llama
el corazón inflama,
dale fuerza y vigor.
Aleja al enemigo,
danos paz y victoria,
guíanos a la gloria,
divino defensor.
Obtennos conocerte,
Espíritu divino,
vivir de ti, Dios trino,
y disfrutar de tu amor. Amén.
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6. Oración antes y después de leer la Biblia
LAS FUENTES DE LA ESPIRITUALIDAD PAULINA: EUCARISTÍA Y BIBLIA
La Eucaristía y la Biblia se unen muy bien; así también se unen bien el apostolado – prensa y la Eucaristía. Eucaristía y Biblia forman el apostolado de los Medios de Comunicación Social. Estas dos, pues, deben estar siempre unidas e inseparables en nuestros corazones (Pr. A 38).
Toda la Congregación vive de la Eucaristía, de la lectura del Evangelio, de la contemplación de los ejemplos del Maestro Jesús y tiene delante de sí un camino amplio, bello e inagotable. San Pablo ha señalado esta devoción y este camino (MEM. 1).
LA BIBLIA: PALABRA DEL MAESTRO
La Biblia, el Evangelio y el apostolado de las ediciones tienen las mismas verdades para dar a los hombres. Dios es el primer editor: la Palabra de Dios es eficaz, porque los hombres difícilmente se doblegan ante los demás hombres, pero ante Dios, sí.
¿Quién sabría resistir a Dios?...
La Biblia es la vida del apóstol de las ediciones. En ella encuentra su fortaleza, su luz, para cumplir con generosidad su apostolado: “Caritas Chisti urget nos” (el amor de Dios nos apremia). Si nuestro apostolado sigue verdaderamente a Dios escritor y editor, será realmente fecundo, nunca terminará: las vocaciones se multiplicarán. Las vocaciones nos siguen cuando ven que damos a los hombres la sabiduría de Dios, nos abandonan cuando ven que no hacemos esto (RS, 80 - 82).
“Éstas son las promesas que deben hacer los apóstoles de los Medios de Comunicación Social, especialmente los que se dedican a la redacción:
· Prometo honrar el Evangelio con el debido culto;
· dar al Evangelio todo el homenaje de mente, corazón y voluntad;
· considerar el Evangelio como la Verdad, el Camino , la Vida para mi apostolado;
· leer el Evangelio y meditarlo según el espíritu de la Iglesia (y de las cartas de san Pablo);
· tratar de multiplicar los ejemplares y difundirlos con caridad constante;
· uniformar a él toda la vida, quererlo tener cerca a la hora de la muerte, y sobre mi pecho en el féretro” (RS, 87 - 88).
“No se puede llevar siempre la Eucaristía durante un viaje, pero sí se puede llevar siempre la Sagrada Escritura. Ella es como el Viático que acompaña, es la compañía que siempre debemos llevar con nosotros” (Pr. CB, 277).
ORACIÓN ANTES DE LEER LA BIBLIA
Jesús Maestro
que has dicho: Donde están
dos o tres reunidos en mi Nombre,
allí estoy yo en medio de ellos,
quédate con nosotros,
que estamos reunidos
para meditar y comulgar con tu Palabra.
Tú eres el Maestro y la Verdad:
Ilumínanos para que comprendamos mejor
las Sagradas Escrituras.
Tú eres el Guía y el Camino:
haz que seamos dóciles
en tu seguimiento
Tú eres la Vida:
haz que nuestros corazones
sean la buena tierra
donde la semilla de tu Palabra
produzca frutos abundantes
de santidad y apostolado.
Jesús, Maestro, Camino, Verdad y Vida
Ten piedad de nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA LECTURA DE LA BIBLIA
Jesús Maestro,
tú has dicho que la vida eterna
es conocerte a ti y al Padre.
Envía sobre nosotros
la abundancia del Espíritu Santo
que nos ilumine, guía y fortalezca
en tu seguimiento,
pues tú eres el único Camino al Padre.
Haz que crezcamos en el amor
para que seamos, como san Pablo,
testigos vivientes de tu Evangelio
Con María,
Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles,
conservaremos tu Palabra
y la meditaremos en nuestro corazón
Jesús, Maestro, Camino, Verdad y Vida
Ten piedad de nosotros.
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7. Oración antes de la redacción
“La redacción no es un ministerio, sino el ministerio paulino. A los otros ministerios se les dan recortes de tiempo: a la redacción se le da el tiempo” (CISP, 254).
“Oh sacerdotes escritores: Escribamos después de la Santa Misa, y hagámonos canales por donde la Sangre de Cristo pase de su Corazón, llegue al nuestro, y por demasiado lleno se derrame en los lectores.
“Oh sacerdote escritor: ¡el fruto depende más de tus rodillas que de tu pluma! ¡Más de tu Misa que de la técnica! ¡Más de tu examen de conciencia que de tu conciencia!... Grita y no dejes de gritar, pero a la manera de san Juan Bautista y de san Pablo” (CISP, 20).
Jesús Maestro,
te ofrezco mi pluma y esta obra apostólica
con las mismas intenciones
con que Tú predicaste el Evangelio.
Sea todo, solo y siempre,
para la gloria de Dios
y la paz de los hombres
Jesús Verdad:
¡Que todos los hombres te conozcan!
Jesús Camino:
¡Que todos sigan tus huellas!
Jesús Vida:
¡Que todos vivan tu vida!
Jesús Maestro,
inspírame con tu Sabiduría
para que pueda transmitir
palabras de salvación a mis hermanos.
Que mis palabras
se inspiren en el Evangelio
y pueda ser así un foco de tu luz
Que ilumine a muchos hombres.
San Pablo, escritor,
guíame.
María, Madre y Reina de los Apóstoles,
que has dado al mundo el Verbo Encarnado,
bendice este apostolado.
Amén.
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8. La Eucaristía: presencia viva del maestro
Abrir este capítulo, es nuestro libro de oración paulina, es contemplar el lugar de nuestro nacimiento, de nuestro desarrollo y de nuestra eficacia apostólica. El padre Alberione dirá muchas veces en sus predicaciones: “Nosotros nacimos de la Eucaristía y de ella debemos seguir nutriéndonos”.
Muchas eran las horas que pasaba nuestro fundador delante del Sagrario; con su vida nos enseñó aquello que será como una herencia carismática: “Nuestra piedad es en primer lugar eucarística. Todo nace del Maestro eucarístico, como fuente vital. De la Misa, de la comunión, de la visita eucarística, todo: santidad y apostolado” (UPS, II).
LA SANTA MISA
Cristo que en las escrituras se nos ha dado bajo las especies de palabra, en virtud de su misma palabra se nos hace presente sacramentalmente en la Eucaristía, bajo las especies de pan y vino. La celebración eucarística es la más alta expresión de la oración comunitaria. Ella es el signo de la Iglesia reunida en torno a Cristo, nos asegura la plenitud del Espíritu Santo, haciendo de todos nosotros un solo cuerpo y un solo espíritu”. (Const. Direct. PSSP, 40)
Cuatro son los fines de la santa Misa, adorar, dar gracias, satisfacer y suplicar a la divina Majestad. Por lo cual, mediante el sacrificio eucarístico, entendamos dar gloria a Dios y procurar a los hombres paz y salvación.
Las partes principales de la Misa son la liturgia de la palabra y la liturgia de la eucaristía en las cuales nos unimos con Cristo, Camino, Verdad y Vida, y rendimos gloria al Padre en el Espíritu Santo.
El sacrificio de la Misa se ofrece diariamente y en su sustancia es siempre el mismo. Sin embargo, para los que practican la devoción a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, siempre presenta nuevas enseñanzas, nuevos caminos, nuevos consuelos espirituales.
En la liturgia de la palabra, en el transcurso del año, se nos presenta las verdades principales. Jesús Maestro nos enseña en la Iglesia. Siguiendo la Misa afianzaremos nuestra manera de pensar de acuerdo con la Iglesia y según Jesucristo.
En la segunda parte, Cristo se inmola de manera incruenta en el altar, en las manos del sacerdote actualizando el sacrificio del calvario hasta el fin del mundo. En esta parte recibimos a Cristo nuestra Vida, que el Padre nos da.
Su vida divina fluye en nosotros como la linfa fluye de la vid al sarmiento, y nos vivifica para que llevemos frutos duraderos de caridad hacia Dios y hacia los hermanos a quienes servimos con el apostolado.
Nutridos de la misma mesa y del mismo Pan de vida hacemos siempre más íntima nuestra unión con los hermanos, cumpliendo el deseo de Cristo en su oración al Padre: “Que sean una sola cosa. Como Tú, Padre, en mí y yo en ti” (DFP, pp. 27-30).
La Misa sea el centro de nuestra jornada. La Misa es sacrificio; si se quiere penetrar bien en el sentido de la Misa hay que penetrar bien en el sentido del sacrificio. No dejemos que Jesús vaya a morir solo en la cruz; unamos nuestro sacrificio de alabanza y de espíritu al suyo.
No falte nunca lo esencial: nuestro sacrificio. Cada día. Éste es el camino de Jesús: hacer tu voluntad. Así debe ser nuestra vida. (MCM, 35).
Siguiendo el pensamiento litúrgico del año se puede realizar lo que dice san Pablo: “Hasta que Cristo sea formado en ustedes” (Gál. 4, 19): formar a Cristo en nosotros ha sido la primera orientación que he dado al iniciar el Instituto (Meditación, 1954).
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9. Ofertorios Paulinos. Por La Comunicación Social
“Nuestra misión apostólica tiene una parte que consiste en reparar el error, que es engaño, pecado, idolatría. Se repara con Misas, comuniones, viacrucis, adoraciones, santificaciones del primer domingo del mes y con mortificaciones de la curiosidad malsana. Se reza en el sentido de esta oración: “Señor, yo te ofrezco en comunión con toda la Iglesia a Jesús en la Eucaristía y a mí como ofrenda permanente y agradable a Tí. Recitarla al ofertorio posiblemente” (San Pablo, mayo 1957).
Por La Comunicación Social
Señor, yo te ofrezco, en comunión con toda la Iglesia, a Jesús presente en la Eucaristía y a mí mismo como ofrenda permanente y agradable a Ti.
— Para contrarrestar los mensajes erróneos y los comportamientos equivocados difundidos por los medios de comunicación.
—Para obtener el regreso a la casa del Padre de aquéllos que se han alejado de ella seducidos por estos poderosos instrumentos.
—Por la conversión de quienes, en el uso de estos instrumentos desconocen la enseñanza de Cristo y de la Iglesia, desviando a los hombres de la salvación
—Para que todos sigamos al único Maestro que en la plenitud de tu amor, enviaste a los hombres y nos lo presentaste, diciendo: “Éste es mi Hijo, muy amado, escúchenlo”.
—Para que todos conozcamos y demos a conocer a Jesús, Palabra encarnada, el único y verdadero Maestro, el camino seguro que nos lleva a conocer al Padre y a participar de su vida.
—Para que en la Iglesia, aumenten los sacerdotes, los consagrados y los laicos que, con los medios de comunicación, anuncien a los hombres el mensaje evangélico de la salvación.
—Para que los comunicadores —escritores, técnicos y divulgadores— sean hombres evangélicos, expertos en su tarea, y auténticos testigos de Cristo en el campo de la comunicación social
—Para que las iniciativas católicas en este sector, aumenten en número y eficacia, de tal modo que, promoviendo los valores humanos y cristianos, contrarresten cuanto se opone a la salvación del hombre.
—Para que nosotros, conscientes de nuestra ignorancia y falta de recursos, nos acerquemos a la fuente de la vida, con humilde confianza, y nos alimentemos con tu Palabra y con la Eucaristía.
Por todos los hombres, te pedimos, Padre, luz, amor y misericordia.
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10. Ofertorios Paulinos. Ofertorio Pastoral
Hermanas Pastorcitas
Señor, yo te ofrezco, en unión con toda la Iglesia a Jesús Eucaristía y a mí misma como ofrenda permanente:
—En reparación de todas las ofensas, ingratitudes y contradicciones a Jesús Buen Pastor, que vive en la persona del Papa, de los obispos y de los sacerdotes.
—Para invocar tu misericordia sobre todas las ovejas que se apartan del verdadero redil
o que van dispersas como rebaño sin pastor
—Por la conversión de los falsos pastores, guías ciegos de ciegos, que privados del amor, alejan a los hombres del Buen Pastor, Jesús, que da la vida por sus ovejas.
—Para amar y seguir sólo a Jesús, Camino, Verdad y Vida de los hombres, a quienes alimenta con el don de Sí mismo.
—Para que seamos cooperadoras generosas de los pastores en su misión de iluminar, asistir y orar por la salvación de todos los hombres.
—Para que des a tu Iglesia buenos pastores, consagrados y misioneros, que viviendo una intensa vida eucarística y mariana, obtengan luz y fuerza para su ministerio.
—Para pedirte que todos los pastores y sus cooperadores estén llenos de ti, de sabiduría, y trabajen con entusiasmo por tu gloria y la salvación de todos.
—Para que crezca el número de los llamados, y su misión sea eficaz, con su oración y ejemplo, y así haya “un solo rebaño y un solo pastor”.
—Para que seamos conscientes de nuestros límites y debilidades y de la necesidad de acercarnos confiada y humildemente a ti para pedirte luz, amor y misericordia.
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11. Ofertorios Paulinos. Ofertorio Eucarístico
Hermanas Discípulas del Divino Maestro
Guía: Dirijamos con confianza a Jesucristo Divino Maestro presente en la Eucaristía, nuestra oración diciendo:
Todos: Escúchanos, oh Maestro
—Para que Jesucristo sea reconocido como el Camino, la Verdad y la Vida.
—Para que vivamos el Evangelio en toda su extensión, altura y profundidad.
—Para que se dé orientación cristiana en la formación de las nuevas generaciones.
—Para que la teología y la actividad pastoral se inspiren en Cristo Buen Pastor.
—Para que todos los cristianos fomenten las vocaciones al servicio del Evangelio.
—Para que los sacerdotes, vivan, a ejemplo de Cristo, su pobreza y actividad apostólica.
—Para que los consagrados y los sacerdotes sean auténticos testigos de Cristo.
—Para que sirvamos a la Iglesia con entrega total.
—Para que la Iglesia, haciendo suyo el anhelo de Cristo, acoja a todos los pueblos.
—Para que nuestra comunión con los hermanos y con el Papa nos encamine a la unidad con todos los hombres.
—Para que los católicos sean coherentes con su vida privada y pública.
—Para que los cristianos conformen su vida a los principios de la justicia evangélica.
—Para que en todos los pueblos del mundo se realice la verdadera democracia, haya trabajo para todos, justicia social y caridad.
—Para que el mundo del trabajo se inspire en los principios cristianos.
—Para que todos los cristianos realicen la vocación universal a la santidad.
—Para que se utilicen los medios modernos de comunicación en la evangelización y en la unificación de todos los pueblos.
—Para que la teología asuma las realidades actuales y el progreso científico.
Oración
Dios todopoderoso y eterno que por tu amor nos enviaste a tu único Hijo como Maestro universal; concédenos asimilar su doctrina celestial para que podamos entender más fácilmente las realidades eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
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12. Ofertorios Paulinos. Ofertorio Vocacional
Hermanas Apostolinas
Padre, te ofrecemos en unión con toda la Iglesia, a Jesús Eucaristía y a nosotros como ofrenda permanente.
—Por los llamados que no han respondido con generosidad o han traicionado su vocación.
—Para adorarte y agradecerte el sacerdocio eterno de tu Hijo.
—Para que todos comprendamos el anhelo de Cristo: “La mies es mucha, y los obreros son pocos. Rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.
—Para que en los seminarios y comunidades se cree un clima de familia, que facilite a los llamados la respuesta a su vocación.
—Para que padres, educadores y sacerdotes, utilizando los medios espirituales y humanos, orienten siempre mejor a los llamados.
—Para que se forme en todos una profunda conciencia vocacional: todos los cristianos, con todos los medios, para todas las vocaciones y apostolados.
—Para que en la formación de los llamados sigamos la conducta de Jesús Maestro
Camino, Verdad y Vida.
—Para que todos los llamados sean conformes a Cristo: sal de la tierra y luz del mundo.
—Para que todos nosotros, conscientes de nuestros límites, contemos contigo a fin de corresponder fielmente a nuestra vocación.
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13. La visita eucarística
La visita nos prepara a la comunión, a la Misa, al apostolado. Nos hace ver todo bajo una nueva luz.
La visita nació hace cincuenta y dos años, en una noche de adoración: el Señor nos hizo comprender que, al iniciar el nuevo siglo, había que establecer la vida sobre la Eucaristía y sobre la actividad apostólica (EMCA 1952).
La Visita, una escuela perfecta…
La Visita al Santísimo Sacramento es para el apóstol como una audiencia, una escuela, en donde el discípulo o el ministro se detiene con el Maestro divino para recibir instrucciones (Pr. V, 459)
Jesús ha abierto una escuela durante su vida y ahora la continúa desde el tabernáculo en la vida eucarística.
Nosotros solemos considerar las enseñanzas que nos da el Evangelio.
Pero la escuela de Jesús nos enseña no con la palabra, sino con el ejemplo, en un silencio divino. Es importante que vayamos a la escuela de Jesús en nuestras casas, en nuestras capillas…
La escuela de Jesús es perfecta, por parte de quien enseña, el mismo Hijo de Dios, el Maestro único que ha bajado del cielo para enseñar a los hombres. Dice san Agustín: Es fácil aprender cuando Dios es el que enseña.
La escuela de Jesús es perfecta por la materia que enseña: ¿y qué es lo que enseña? La ciencia divina que hace los santos, que es necesaria para todos los hombres.
La escuela es perfecta por su proximidad: Jesús ha establecido su sede en cada una de nuestras casas y quiere que nos acerquemos a Él.
La escuela de Jesús es perfecta, además, por su perpetuidad. Han pasado ya mil novecientos años y Jesús ha continuado enseñando desde el tabernáculo y seguirá haciéndolo hasta el fin del mundo.
Es perfecta por su extensión: está en todas las regiones de la tierra.
Es perfecta por el método de su enseñanza: Jesús habla al corazón, insinúa dulce y suavemente, no tiene palabras, ni discursos altisonantes.
Es escuela perfecta por los efectos que produce (HM, III, pp.89-90).
El método de la Visita
“La Visita la dividimos en tres partes de veinte minutos cada una.
En la primera parte se adora a Jesús Verdad: como tenemos mucha necesidad de conocimiento, pedimos al Señor el saber (verdades naturales y sobrenaturales) y el aumento de la fe. El fin es conocer a Jesús Verdad, pidiendo la gracia de conocer la vida religiosa, el apostolado, el camino de santidad, de la virtud...” (HM, IV, pp. 64 66)
Sugerencias prácticas:
a) Conviene, ante todo, ponerse en la presencia del Señor con alguna oración espontánea o elegir una adecuada.
b) Una lectura espiritual, preferiblemente en el Evangelio o en las cartas de san Pablo, o bien un libro con algún contenido que ayude a meditar.
c) Concluir esta parte, con una oración simple pidiendo la gracia de vivir la Verdad propuesta por Jesús.
“En la segunda parte de la Visita se honra a Jesús Camino, es decir, a Jesús santidad… Debemos admirar los ejemplos de Jesús y confrontar su vida con la nuestra para dar a ésta la forma del Maestro” (HM, IV, pp. 64 – 66).
Sugerencias prácticas:
a) Se hace el examen de conciencia (confrontando nuestra conducta con la vida de Jesús).
b) Se concluye con la oración, por ejemplo, de algún misterio doloroso, del salmo 51, de las Bienaventuranzas, del Salmo 130, del Acto de contrición u otra oración que se crea conveniente.
“En la tercera parte se honra a Jesús Vida, se dedica a pedir las gracias más necesarias. Él tiene todos los tesoros de la gracia: ´Pidan y recibirán´. Que Jesús no tenga que decir: ´Hasta el momento no han pedido nada´ “(HM, IV, pp. 64 - 66).
Sugerencias prácticas:
a) Se presentan las gracias que se necesitan: virtudes, dones del Espíritu Santo, piedad, estudio, apostolado, pobreza, gracias para la Iglesia, para los hombres en general, para las naciones, etc.
b) También este momento, es oportuno, para presentar las acciones de gracias por los dones recibidos y a la alabanza del Señor por sus obras.
c) Se concluye con alguna oración como el Rosario, la Liturgia de las Horas, algunas oraciones de este libro, o también buscando otras “formas nuevas o adaptando las antiguas”, como dicen las Constituciones y Directorio de la Pía Sociedad de San Pablo (38,1).
El método no es un ideal, es un medio
“El método sirve, pero es necesario no ser esclavo de las palabras, de las fórmulas de oración, es necesario añadir las nuestras…. Que haya mucha iniciativa: entre la iniciativa del alma y la gracia de Jesús, se forma la santidad” (HM, V, pp. 100 - 1).
“Evitemos el formulismo en todas las prácticas de piedad y especialmente en la Visita Eucarística” (UPS, II, p. 110).
El ideal es que Cristo se forme en nosotros
“En esto san Pablo es nuestro modelo. Él dice: ´Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo´ (1 Cor.11, 1). Se pone como ejemplo pero no como ejemplo absoluto, sino en la forma y el modo que él imitaba a Cristo, el cual sí es verdaderamente ejemplo absoluto de perfección. San Pablo dice: ´Me hice forma para ustedes´(Flp. 3, 17). ¿Qué quiere decir forma? Cuando han compuesto un libro y lo han compaginado, ponen la forma en la máquina. Sobre esta forma son impresas las hojas. San Pablo, de la misma manera, es la forma sobre la cual todos los paulinos y las paulinas se deben imprimir. Consideramos a san Pablo como nuestra ´forma´. Es forma de virtud y de apostolado. Cristo es el original, la forma es san Pablo.
Debemos formarnos en él. Vivir, pensar, obrar y orar, como él vivió, pensó, obró y oró. ¡SER VERDADERAMENTE PAULINOS Y PAULINAS!”(CISP, p.1152).
“Nuestra devoción al divino Maestro es perfeccionado y precedido por la devoción a María, Maestra y Reina de los Apóstoles. Ella primero fue alumna, después Maestra y por último ahora es tutora de maestros. Por María a Jesús” (CISP, p.1331).
Frutos de la Visita
“¿Quién es el que hará mejor el apostolado y sacará de él el mayor fruto? Las almas eucarísticas. Jesús en la Eucaristía es la verdad y el alma eucarística tendrá mayor amor a la verdad, mayor celo para el apostolado. Más aún, el fruto de la devoción a la Eucaristía debe ser el amor al apostolado.
El alma eucarística comprende cuáles son los deseos de Jesús y se entusiasma y se fortalece en el propósito de querer servir al apostolado…
¿Cómo se puede amar a Jesús sin desear que su Palabra llegue al mundo?
Y, ¿cómo se pueden sostener las fatigas del apostolado sin la fuerza de la Eucaristía?
Ustedes tendrían motivos de lamentarse si no estuvieran unidos Apostolado y Eucaristía: sería como si los mandaran a trabajar estando enfermos.
Si ustedes son almas eucarísticas, no necesitan tantos consejos de cómo hacer el apostolado. Jesús los hará siempre más sabios y prudentes.
Las personas antes de resfriarse en el apostolado, se resfrían en la devoción a la Eucaristía y cuando hay equivocaciones en el apostolado es siempre porque no está viva la devoción a la Eucaristía.
De la Eucaristía la prudencia, la simplicidad, el celo, el amor a las almas y a la Iglesia, la gloria de Dios y la paz de los hombres.
El primer medio que debo sugerir, en conciencia, es éste: ´Sean almas eucarísticas y serán apóstoles fervientes´” (HM, I, p.88).
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14. Bendición Eucarística
“Se recomienda la bendición eucarística cotidiana donde sea posible, como conclusión de la visita al Santísimo” (Doc. Cap. P.S.S.P., n. 502).
Canto antes de la Bendición
(u otro canto eucarístico)
Adoremos reverentes
al Señor Sacramentado.
Cante el rito del presente
superior al del pasado.
Nuestros ojos lo contemplan
con filial, humilde fe.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
y al Espíritu Señor.
Al Dios Santo, Uno y Trino
alabanza y bendición.
Suba al cielo en testimonio
el incienso del amor. Amén.
V Les diste, Señor, el pan del cielo (T.P. Aleluya)
R Que contiene en sí todo deleite (T.P. Aleluya)
Oremos
Señor,
que bajo este Sacramento admirable
nos dejaste el memorial de tu Pasión:
te pedimos nos concedas
venerar de tal modo los sagrados misterios
de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amén.
Después de la Bendición (se puede suplir con un canto de alabanza o de agradecimiento)
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo corazón.
Bendita sea su preciosísima sangre.
Bendito sea Jesús
en el santísimo sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios,
María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su gloriosa asunción.
Bendito sea el nombre de María,
Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles
y en sus Santos.
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15. Jesús Maestro
CRISTO, EL MAESTRO, CAMINO, VERDAD Y VIDA, PERFECTO COMUNICADOR
Desde la Navidad de 1900 hasta fines de enero de 1901, el rector del Seminario predicó por primera vez, esta devoción (a Cristo, Camino, Verdad y Vida), a todos nosotros seminaristas… Al final sentí como una revelación: comprendí que ella comprometía toda la vida del hombre y sentí el deseo de que todos la conociesen y practicasen (PAI, 12).
Me sentiría muy feliz de poder ofrecer mi vida al Señor para que todos vivan este espíritu y en este espíritu (Pr. DM, 79).
ORACIONES A JESÚS MAESTRO
Jesús se presentó como Maestro. Los apóstoles y los discípulos así lo comprendieron. En efecto, decían que enseñaba “como uno que tiene autoridad” (Mt. 7, 29). Nicodemo dice expresamente: “Sabemos que has venido de parte de Dios como Maestro” (Jn. 3,2). Jesús mismo dice a sus discípulos: “Ustedes me llaman Señor y Maestro y es verdad, porque lo soy” (Jn. 13,13). Ser maestro es la misión específica de Jesús.
La devoción al Divino Maestro resume y sintetiza todas las demás devociones: presenta a Jesús Verdad en quien creer, a Jesús el Camino que hay que seguir y a Jesús Vida que se nos participa…
Pero, ¿quién es el Maestro? Para los hombres es aquel que, luego de haber adquirido el saber con su esfuerzo, lo comunica a los demás, enriqueciendo su inteligencia con nuevos conocimientos. Pero, hablando de Jesús Maestro, entendemos “maestro” en un sentido mucho más amplio. Él nos comunica no sólo la ciencia, sino que, infunde su vida en los discípulos haciéndolos iguales a Él; los forma en la vida divina y los guía a la vida eterna” (HM, III, 1947).
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16. Coronita a Jesús Maestro
Propongámonos dedicar el primer domingo del mes al Divino Maestro; es algo que el mismo Dios ha querido. Tenemos de este una señal física, sensible a los ojos, a los oídos, al tacto… Honrar a Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida y unirnos a Él con toda la mente, la voluntad, el corazón (CISP, 77).
1. Jesús, Maestro divino,
te adoramos, como la Palabra encarnada,
el enviado del Padre
para enseñar a los hombres
la verdad que da la vida.
Tú eres la verdad increada,
el único Maestro.
“Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”.
Te damos gracias
por habernos concedido
la luz de la razón y de la fe,
y habernos llamado
a la luz de la gloria.
Nosotros creemos
y nos abrimos con todo nuestro ser
para acoger y vivir tu Palabra
y cuanto nos enseñas por medio de la Iglesia.
Muéstranos, Señor y Maestro,
los tesoros de tu sabiduría.
Haz que conozcamos al Padre
y seamos auténticos discípulos tuyos.
Aumenta nuestra fe
para que, después de seguirte fielmente,
podamos gozar de la visión de tu gloria.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
ten piedad de nosotros.
2. Jesús, Maestro divino,
te adoramos como al Hijo predilecto del Padre,
objeto de sus complacencias,
único camino para llegarnos a Él.
Te damos gracias
porque te presentas como el camino
que debemos seguir,
e invitas a los hombres
a caminar en pos de ti
hacia la plenitud del amor.
Con sencillez queremos seguir tus huellas
para aprender a ver, juzgar y actuar.
Queremos ser fascinados por ti
y vivir con la libertad de los hijos de Dios;
de manera que, renunciando a nuestra voluntad,
busquemos en todo la voluntad del Padre.
Aumenta nuestra esperanza,
impulsando plenamente
nuestro ser y nuestro actuar.
Ayúdanos a reproducir tu imagen
en nuestra vida
para que podamos
poseerte para siempre en el cielo.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
ten piedad de nosotros.
3. Jesús, Maestro divino,
te adoramos como al Hijo unigénito de Dios,
venido al mundo
para dar a los hombres
la plenitud de la vida.
Te damos gracias
porque, muriendo sobre la cruz,
nos has merecido la vida divina,
que nos comunicas en el Bautismo
y alimentas en la Eucaristía
y con los otros sacramentos.
Vive en nosotros, Jesús,
por tu espíritu,
para que te amemos con todo nuestro ser
y amemos a los hermanos
como a nosotros mismos, en tu amor.
Haz que crezcamos en ese amor
para que un día, resucitados,
participemos contigo
en la alegría de tu Reino.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
ten piedad de nosotros.
4. Jesús, Maestro divino,
te adoramos viviente en la Iglesia,
sacramento universal de salvación.
Te damos gracias
por habernos dado a esta Madre
en quien Tú sigues siendo para los hombres
Camino, Verdad y Vida.
Te rogamos por todos los hombres
para que, mediante la Iglesia,
se conviertan a tu Evangelio;
vuelvan a Tí los descarriados
y todos estemos unidos en la fe,
en la común esperanza y en la caridad.
Confirma cada vez más a toda la Iglesia
en la santidad.
Asiste al Papa y a los Obispos,
santifica a los sacerdotes, a los consagrados
y a todo el pueblo de Dios.
Señor Jesús,
hacemos nuestro tu anhelo:
“Que haya un solo rebaño, bajo un solo Pastor”.
Así podremos encontrarnos todos
reunidos en la única familia de Dios.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
ten piedad de nosotros.
5. Jesús, Maestro divino,
te adoramos con los ángeles
que cantaron los motivos de tu encarnación:
“Gloria a Dios y paz a los hombres”.
Te damos gracias
porque nos llamaste
a participar de tu misión.
Enciende en nosotros
tu mismo amor por el Padre y los hombres.
y llénalos totalmente de Ti
Vive en nosotros
para que te entreguemos a los hombres
mediante el apostolado de la oración,
del testimonio, del sufrimiento
y de las comunicaciones sociales.
Señor,
envía buenos obreros a tu mies.
Ilumina a los que difunden el Evangelio
con la palabra hablada y escrita
y con los medios de comunicación.
Infunde en ellos el Espíritu Santo.
Dispón a las personas
para que acojan su mensaje.
¡Ven, Maestro y Señor!
Enseña y reina en el mundo entero
por medio de María,
nuestra Madre, Maestra y Reina.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
ten piedad de nosotros.
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17. Coronita a Jesús Buen Pastor
ORACIONES A JESÚS BUEN PASTOR
El padre Alberione inculcó a las Hermanas Pastorcitas la devoción a Jesús Buen Pastor. Les explicó el porqué de esta manera:
“Jesús dio muchas definiciones de sí mismo, pero la más completa es ciertamente ésta: `Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida´.
La Familia Paulina posee a Jesús completo como modelo, porque esta devoción lleva a todo el hombre a Dios: mente, corazón y voluntad.
Él nos dio el ejemplo y nos indicó el camino para que lleguemos a Él, vivir santamente la vida religiosa y cumplir bien el apostolado. Ustedes me dirán: `¿Por qué nosotras honramos a Jesús bajo el aspecto de Pastor y no de Maestro?’ ¡Porque tienen que ser Pastorcitas! Jesús es siempre el mismo, pero ustedes, en la formación tienen que visualizar las almas y como Jesús, saber dar la vida por las ovejas. Él dijo: `Hagan como yo hice…, les doy el ejemplo´. Les dio el ejemplo en las virtudes familiares, en las virtudes religiosas: pobreza, castidad, y en el trabajo de ustedes Pastorcitas” (CM, p. 9).
1. Te adoramos Jesús,
Pastor eterno de la humanidad,
estás presente en la Eucaristía
para permanecer continuamente
en medio de tu rebaño.
Tú lo alimentas, lo proteges
y lo conduces al cielo.
No vivimos sólo de pan,
sino de tus palabras de vida eterna.
Tus ovejas te oyen
y te siguen con amor.
Ten compasión de aquellos
que vagan como ovejas sin pastor,
envueltos en el error
y en la ignorancia.
Enséñales tu verdad a través
de los pastores,
catequistas y predicadores;
que con amor evangelicen
y cuiden tu rebaño.
Danos a nosotros la gracia
de escuchar y vivir tu Palabra,
Y encarnarla en las realidades
concretas del mundo.
Jesús, nuestro eterno pastor,
envía buenos obreros a tu mies.
2. Te damos gracias,
Jesús Buen Pastor,
porque en Tí se cumplió la promesa
del Señor de reunir el rebaño
disperso:
“Suscitaré entre ellas
un único pastor que las alimente,
él mismo las apacentará
y será su pastor.
Y yo, el Señor, seré su Dios…
Y haré con ella una alianza
de paz…
Y habitarán sin temor en su país;
sabrán que yo soy el Señor
cuando rompa las cadenas
de su yugo y las libre
de las manos opresoras” (Ez. 34,23-25.27).
Tu pueblo espera tus cuidados
y solicitudes de pastor
que va al encuentro de cada uno.
Conserva tu fidelidad:
“Buscaré a la que está perdida,
haré volver a la extraviada,
curaré a la que está herida,
confortaré a la enferma;
conservaré a las que están fuertes,
las apacentaré con justicia” (Ez. 34, 15-16).
Jesús, nuestro eterno pastor,
envía buenos obreros a tu mies.
3. Te bendecimos,
Jesús Buen Pastor,
que diste la vida por nosotros.
Con tu muerte nos diste
gratuitamente la vida.
Tú mismo dijiste:
“He venido para que tengan vida
y la tengan en abundancia” (Jn. 10,10).
A través de los sacramentos
recibimos esa Vida
que nos es infundida en el Bautismo,
fortalecida en la Confirmación,
restituida en la Penitencia
y alimentada en la Eucaristía.
Vive, oh Jesús, en todos los hombres,
infúndeles cada vez más tu Espíritu,
porque muchos están separados de Ti
como sarmientos arrancados de la vid.
Haz que ellos vuelvan a participar
de tu vida divina.
Te suplicamos por la Iglesia,
nacida de tu Sangre:
que todos los que están separados
vuelvan a formar parte de ella;
que crezca y se extienda por el mundo entero
y sea enriquecida con muchas vidas santas.
Jesús, queremos amarte
poniendo al servicio de tu pueblo
todas nuestras fuerzas,
capacidades y valores.
Jesús, nuestro eterno pastor,
envía buenos obreros a tu mies.
4. Jesús, te honramos
como al príncipe de los pastores,
Pues estás presente en la persona
del Papa, de los Obispos
y de los sacerdotes;
a través de ellos conduces
a tu pueblo.
Tú les dijiste:
“Toda autoridad me fue dada
sobre el cielo y sobre la tierra.
Vayan, pues, a todas las naciones,
y háganlas mis discípulas,
bautizándolas en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,
y enséñenles a cumplir todo
cuanto a ustedes les enseñé.
Yo estaré con ustedes todos los días,
hasta la consumación de los siglos” (Mt. 28,18-20).
Pastor Divino,
te pedimos que envíes
muchos obreros a tu mies,
porque la mies es mucha
y los obreros son pocos.
Haz que los sacerdotes sean santos
y que amen a todos como Tú amaste.
Confórtalos y apóyalos,
y que nosotras sepamos ser
humildes cooperadoras
de su apostolado pastoral.
Si estamos unidas
al servicio de tu Reino,
Tú estarás con nosotras desde ya
hasta el día de tu venida gloriosa,
en que te manifestarás plenamente
a tu pueblo.
Jesús, nuestro eterno pastor,
envía buenos obreros a tu mies.
5. Danos tu corazón,
Jesús Buen Pastor,
que trajiste del cielo
el fuego de tu amor.
Haz que seamos instrumentos
para gloria de Dios
y señal de salvación
para toda la humanidad.
Permítenos participar de tu misión.
Vive en nosotras.
Plenifica nuestras fuerzas
para que podamos testimoniarte
a través de las palabras,
de las actitudes
y de las obras pastorales.
Nos ofrecemos a Tí como ofrenda
agradable a tus ojos,
para ser dignas de cooperar
en el trabajo de los pastores
de la Iglesia.
Prepara los espíritus y los corazones
para recibir tu gracia.
Vén, Pastor Divino,
guíanos, reúnenos,
que haya “un solo rebaño
bajo un solo Pastor”.
Jesús, nuestro eterno pastor,
envía buenos obreros a tu mies.
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18. Invocaciones a Jesús Maestro
Establecerse totalmente en Jesucristo CAMINO (voluntad), VERDAD (mente) y VIDA (sentimiento); más aún, llegar a la cima de nuestra personalidad: yo que pienso en Jesucristo, yo que amo en Jesucristo, yo que quiero en Jesucristo; o Cristo que piensa, que ama y que quiere en mí (UPS, I, 187).
Debemos llevar todo el Cristo al hombre y dar todo el hombre a Dios por medio de Jesucristo (CISP; 847).
Jesús Maestro,
santifica mi mente
y aumenta mi fe.
Tú que enseñas en la Iglesia,
atráenos a todos a tu escuela.
Jesús Maestro, líbrame del error,
de los pensamientos inútiles
y de las tinieblas eternas.
Jesús, camino
entre el Padre y nosotros,
me ofrezco enteramente a Ti,
y todo lo espero de Ti.
Jesús, camino de santidad,
haz que yo te siga fielmente.
Jesús camino,
vive en mí para que yo viva en Ti.
Jesús vida,
no permitas que yo me separe de Ti.
Jesús vida,
haz que yo viva eternamente
la alegría de tu amor.
Jesús verdad,
haz que yo sea la luz del mundo.
Jesús camino,
haz que yo sea testigo auténtico
ante los hombres.
Jesús vida,
haz que mi presencia
contagie a todos
con tu amor y tu alegría.
A JESÚS MAESTRO
(Propia de las Pías Discípulas)
La palabra discípula significa “alumna” de Jesús. Entonces está claro, que ustedes deben ponerse a la escuela de Jesús. Él es el que enseña con la Palabra, con la Vida, con el Ejemplo…La Pía Discípula debe ser una discípula completa, como María… (IA,61).
Vén,
Jesús Maestro;
dígnate aceptar la hospitalidad
que te ofrecemos en nuestro corazón.
Queremos darte el consuelo
y reparación que encontrabas en Betania
con las dos fieles discípulas
Marta y María.
En la alegría
del acogimiento que te damos,
te pedimos
nos concedas el don de la intimidad
en nuestra vida contemplativa
como gozaba María,
y aceptamos la parte de nuestra vida activa
siguiendo el espíritu
de la fiel y laboriosa Marta.
Ama y santifica nuestra congregación,
como amaste
y santificaste la familia de Betania.
En la hospitalidad de aquella casa
pasaste tus últimos días terrenos
preparándonos el don
de la Eucaristía, del Sacerdocio
y de tu misma vida.
Jesús,
Camino, Verdad y Vida,
ayúdanos a corresponder a tanto amor
santificando nuestros apostolados:
el servicio eucarístico, sacerdotal y litúrgico.
Para la gloria de Dios
y la salvación de los hombres.
Amén.
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19. Novena a Jesús Maestro
Nuestro Instituto tiene una misión: la de dar a conocer al mundo a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, presente en la Eucaristía, en el Evangelio, en la Iglesia, presente en la Congregación porque tiene la misión de enseñar…
Como miembros del Instituto tenemos el deber de trabajar, para que, en el mundo se propague la devoción al Divino Maestro, porque ésta es la salvación: “que te conozcan a ti y a Aquel que has mandado, Jesucristo” (Jn. 17,3) (HM,IV).
V Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida.
R De tu verdad y santidad, enséñanos el camino.
Himno (alguno de los cantos a Cristo)
1. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
El que me sigue no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida.
2. Ustedes me llaman Maestro y Señor,
y dicen bien, porque lo soy.
Les he dado el ejemplo,
para que hagan como yo he hecho.
3. No se llamen guías,
porque uno sólo es su guía, Cristo.
Y ustedes son todos hermanos.
4. No es el discípulo superior al maestro,
sino que todo discípulo,
acabada su formación,
será como el maestro.
5. Yo soy la vid, ustedes las ramas.
Quien permanece en mí y yo en él
da mucho fruto.
6. Yo soy el pan de vida.
Si alguno comiere de este pan,
vivirá eternamente;
y el pan que yo daré es mi carne
para la vida del mundo.
7. Vayan por el mundo entero,
prediquen el Evangelio a toda la creación.
Quien creyere y fuere bautizado,
se salvará.
Lectura y reflexión bíblica
Mt. 21, 1-10; Jn. 14, 1-11; Heb. 1, 1-16.
(Se pueden hacer intenciones espontáneas)
Antífona
Maestro, sabemos que eres veraz,
y que enseñas el camino de Dios
según la verdad.
(Se canta o reza el Magníficat).
Oración final:
Señor Jesucristo,
que eres Camino, Verdad y Vida,
haz que aprendamos tu excelentísima ciencia
en el espíritu de san Pablo,
para que marchando por el camino del Evangelio,
lleguemos a la vida eterna.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
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20. Oración sacerdotal de Jesús
(Juan 17, 1-26)
¡La misión de ustedes es bella! Es bella porque es la misma misión de Cristo. Ustedes están asociados a Él: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo” (Jn. 17, 3). Jesús vino para esto; ustedes están llamados para esto. Están asociados a la obra de la redención y de la salvación de los hombres. Manténganse en esta misión, no se conviertan en comerciantes (ECM, marzo-abril, 41).
Por ello que los miembros de la Familia Paulina debemos hacer nuestra la oración sacerdotal de Jesús.
Oración por sí mismo
Padre, ha llegado la hora:
glorifica a tu Hijo
para que tu Hijo te glorifique a ti,
ya que le diste autoridad sobre todos los hombres,
para que Él diera Vida eterna
a todos los que tú le has dado.
Ésta es la Vida eterna:
que te conozcan a Ti,
el único Dios verdadero,
y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra,
llevando a cabo la obra
que me encomendaste.
Ahora, Padre, glorifícame junto a Ti,
con la gloria que yo tenía contigo
antes que el mundo existiera.
Oración por sus discípulos
Manifesté tu Nombre
a los que separaste del mundo para confiármelos.
Eran tuyos y me los diste,
y ellos fueron fieles a tu palabra.
Ahora saben
que todo lo que me has dado viene de Ti,
porque les comuniqué las palabras que Tú me diste:
ellos han reconocido verdaderamente
que yo salí de Ti,
y han creído que tú me enviaste.
Yo ruego por ellos:
no ruego por el mundo,
sino por los que me diste,
porque son tuyos.
Todo lo mío es tuyo
y todo lo tuyo es mío,
y en ellos he sido glorificado.
Ya no estoy más en el mundo,
pero ellos están en él;
y yo vuelvo a Ti.
Padre santo,
cuida en tu Nombre
a aquéllos que me diste,
para que sean uno, como nosotros.
Mientras estaba con ellos,
cuidaba en tu Nombre a los que me diste;
y los protegía
y no se perdió ninguno de ellos,
excepto el que debía perderse,
para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a Ti,
y digo esto estando en el mundo,
para que mi gozo sea perfecto.
Yo les comuniqué tu Palabra,
y el mundo los odió
porque ellos no son del mundo
como tampoco yo soy del mundo.
No te pido que los saques del mundo,
sino que los preserves del Maligno.
Ellos no son del mundo,
Como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad:
tu Palabra es la verdad.
Así como tú me enviaste al mundo,
yo también los envío al mundo.
Por ellos me consagro,
para que también ellos
sean consagrados en la verdad.
Oración por todos los que creen en Él,
No ruego solamente por ellos,
sino también por los que, gracias a su palabra,
crean en mí.
Que todos sean uno:
como tú, Padre, estás en mí
y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea
que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria
que tú me diste,
para que sean uno,
como nosotros somos uno
- yo en ellos y tú en mí -
para que sean perfectamente uno
y el mundo conozca
que tú me has enviado,
y que yo los amé
como tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste
estén conmigo donde yo esté,
para que contemplen la gloria que me has dado,
porque ya me amabas
antes de la creación del mundo.
Padre justo,
el mundo no te ha conocido,
pero yo te conocí,
y ellos reconocieron
que tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre,
y se lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me amaste
esté en ellos,
y yo también esté en ellos.
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21. Vía Crucis
Nosotros los paulinos debemos solamente – y no es poco – realizar, de la forma más perfecta, la vida de Cristo en el mundo. Nosotros no tenemos características especiales, pero debemos sólo vivir, y hacer que viva, según Cristo Camino, Verdad y Vida… ¡Éste es el espíritu paulino! (Primer Conv. Catequístico Paulino, 1960).
Jesucristo precedió con el ejemplo, predicó con la palabra y murió para conquistarnos (UPS, I, 516).
Orientaciones para el rezo
1. Para preparar este Viacrucis nos hemos basado en el esquema propuesto por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el culto Divino (Revista Liturgia, 38-39; julio-diciembre, 1979)
2. Las estaciones tienen un fundamento bíblico, excepto la de la caída por “razón de su carácter tradicional”. Nosotros hemos citado cada estación para que se escoja con libertad al Evangelista que se desea. Es importante leer y meditar los textos bíblicos.
3. Las sugerencias para reflexionar las hemos tomado de pensamientos del Fundador, del Documento de Puebla o de Juan Pablo II como forma de actualizar la estación. A continuación formulamos unas preguntas que tienen como finalidad, motivar la reflexión para quien lo necesite.
4. Al final ponemos una frase guía para estimular la conclusión final o propósito.
5. Después de cada estación es conveniente rezar: Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
PRIMERA ESTACIÓN
La Cena Pascual.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc.22, 1-20; Mt. 26, 17-29; Mc. 14, 12-25; 1Cor. 11, 23-25
Sugerencias para la reflexión:
“Nuestra piedad es en primer lugar eucarística. Todo nace del Maestro eucarístico, como de una fuente vital. De la Eucaristía todo: santidad y apostolado” (UPS, II, 10).
— ¿Me preocupo por profundizar sobre el valor de la Eucaristía en mi vida paulina?
— ¿Cómo participo de la misa diaria? ¿Es para mí un encuentro personal con Cristo y con la comunidad?
— La Visita Eucarística: ¿Es la verdadera escuela de mi vida?
— ¿Es la Eucaristía una “fuente de luz, de calor y de fuerza” para mi vida y para mi labor apostólica?
Una frase guía:
“No teman. Yo estoy con ustedes. Desde aquí quiero iluminar. Vivan en continua conversión” (AD, 152).
SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús en el monte de los Olivos.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc.22, 39-53; Mt. 26, 36-56; Mc. 14, 26-50; Jn.18, 3-11.
Sugerencias para la reflexión:
“Contemplar a Jesús Maestro en el Getsemaní. Consideremos cómo Él aceptó la cruz y la llevó al Calvario. Si somos discípulos de este Maestro, no podemos renunciar a la cruz, más bien debemos comprender que `el que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga´ (Mt. 16,24). Seguimos a Jesús al Calvario para seguirlo al cielo: `Si ahora sufrimos con Él, con Él recibiremos la gloria´” (Rom. 8, 17) (Retiro, 1958).
— ¿Busco verdaderamente la voluntad de Dios tratando de interpretar sus designios en la lectura de la Palabra de Dios, en la oración, en los consejos de mi amigo espiritual y de mis hermanos?
— ¿Soy fiel a Dios y a mis hermanos en los compromisos asumidos? ¿Estoy dispuesto a perderlo todo como Jesús?
Una frase guía:
“Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc. 22, 42).
TERCERA ESTACIÓN
Juicio ante el Sanedrín y Pilato.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc.22, 66-71; 23, 1-24; Mt. 27, 1-2. 11-26; Mc. 14, 53-64; 15, 1-15; Jn.18, 12-40; 19, 1-11.
Sugerencias para la reflexión:
“Es siempre necesario un solo corazón y una sola alma, como se decía de los primeros cristianos. Es preciso, pues, eliminar todo lo que puede engendrar divisiones, rencores: afuera lo denigrante, lejos relaciones injustificadas, nada de críticas destructoras entre ustedes” (UPS, IV, 218).
— ¿Cómo son mis relaciones con los que convivo? ¿Qué actitudes tengo que cambiar?
— Soy motivo de unión o siembro discordias, envidias, injusticias, falsedad?
Una frase guía:
“Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1 Jn. 4, 7).
CUARTA ESTACIÓN
La flagelación y la coronación de espinas.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Jn.19, 1-3; Mt. 27, 27-31; Mc. 15, 16-20.
Sugerencias para la reflexión:
“Para que América Latina sea capaz de convertir sus dolores en crecimiento hacia un sociedad verdaderamente participada y fraternal, necesita educar hombres capaces de forjar la historia según la `praxis´ de Jesús… Hombres capaces de asumir su propio dolor y el de nuestros pueblos y convertirlos, con espíritu pascual, en exigencia de conversión personal y en fuente de solidaridad con todos los que comparten este sufrimiento y en desafío para la iniciativa y la imaginación creadora” (DP, 279).
— ¿Asumo el dolor, los riesgos, incomodidades, las incomprensiones de mi tarea apostólica?
— ¿Cómo me comporto ante el dolor de los hombres? ¿Me hago uno de ellos? ¿Estoy comprometido para aliviar las injusticias, la soledad, los egoísmos de los hombres?
Una frase guía:
“Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros” (Rom. 8, 18).
QUINTA ESTACIÓN
Jesús, con la cruz a cuestas, camino al Calvario.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 23, 26-32; Mt. 27, 31b-34; Mc. 15, 20b-23; Jn.19, 17.
Sugerencias para la reflexión:
“Compartimos, por lo tanto, con nuestro pueblo las angustias que surgen de la inversión de valores, que está a la raíz de muchos males mencionados hasta ahora: el materialismo individualista, el consumismo, el deterioro de los valores familiares básicos, el deterioro de la honradez pública y privada, el hedonismo…” (DP, 54ss).
— ¿Busco ayudar a mis hermanos en sus necesidades? ¿O actúo como Pilato “lavándome las manos”?
— ¿Hay alguna obra buena o apostólica que no realizo por cobardía?
Una frase guía:
“El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo” (Jn. 10, 17-18).
SEXTA ESTACIÓN
Jesús cae bajo la cruz.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Is. 53, 1-12; Mc. 8, 34-38; Mt. 16, 24-28, Lc. 9, 23-27.
Sugerencias para la reflexión:
“La visión de la realidad en su contexto social que acabamos de presentar, nos muestra que el pueblo latinoamericano va caminando entre angustias y esperanzas, entre frustraciones y expectativas” (DP. 72).
— Cuando emprendo una tarea de bien o apostólica: ¿Me desanimo ante los primeros obstáculos?
— ¿Soy consciente que la cruz de Cristo es válida sólo si me juego hasta la muerte?
— ¿Estoy decidido a luchar valientemente contra el pecado en mi vida y en la vida de mis hermanos?
Una frase guía:
“Dijo Jesús: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (Mt. 11, 28-30).
SÉPTIMA ESTACIÓN
Simón de Cirene es obligado a llevar la cruz detrás de Jesús.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 23, 26; Mt. 27, 32; Mc. 15, 21; Gál.6, 2-5.
Sugerencias para la reflexión:
“Se sintió hondamente obligado a prepararse para llevar a cabo alguna cosa por el Señor y los hombres del nuevo siglo con quienes tendría que vivir… Desde entonces estos pensamientos le dominaron el estudio, la oración, y toda la formación; la idea, antes muy borrosa, se aclaraba y con el correr de los años también se hizo concreta” (AD, 15 y 21).
— ¿Cómo vivo mi vocación? ¿Trato de estudiar, orar y actualizar mi formación para mejor responder a lo que Dios espera de mí?
— El apostolado paulino exige colaboración de fuerzas y unión de ideales: ¿Soy responsable en la tarea que me encomendó la comunidad? ¿Me dejo ayudar por mis hermanos?
Una frase guía:
“Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor” (Mt. 25, 23).
OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres que lloran por Él.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 23, 27-32.
Sugerencias para la reflexión:
“¿Qué tenemos para ofrecerles en medio de las graves y complejas cuestiones de nuestra época?¿De qué manera podemos colaborar al bienestar de nuestros pueblos latinoamericanos, cuando algunos persisten en mantener sus privilegios a cualquier precio, otros se sienten abatidos y los demás promueven gestiones para su sobrevivencia y la clara afirmación de sus derechos?” (DP, 3).
— ¿Qué hago por vencer los males que hay en el mundo? ¿O solamente me quedo en lamentos inútiles? ¿Estoy dando una respuesta positiva?
— ¿Qué hago para que mi comunidad, instituto o grupo responda con el carisma fundacional de la Iglesia?
Una frase guía:
“Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina” (Hech. 3, 6).
NOVENA ESTACIÓN
Desnudan y crucifican a Jesús en la cruz.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 23, 33-38; Mt. 27, 35-44; Mc. 15, 23-32; Jn. 19, 12-24.
Sugerencias para la reflexión:
“Si dirigimos la mirada a nuestro mundo latinoamericano, ¿qué espectáculo contemplamos? No es necesario profundizar el examen.
La verdad es que va aumentando más y más la distancia entre `los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho´. Los valores de nuestra cultura están amenazados. Se están violando los derechos fundamentales del hombre” (DP, 2, 5).
— ¿Soy pobre? ¿Pongo todos mis dones, capacidades, facultades para servir mejor a Dios y a los hombres?
— ¿Me libro de las ataduras materiales para ser más eficaz en la evangelización?
— ¿Cómo vivo las cinco funciones de la pobreza paulina: renunciar, producir, conservar, proveer y edificar?
Una frase guía:
“Felices los que tienen el alma de pobre, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos” (Mt. 5,3).
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús perdona al buen ladrón.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 23, 39-43.
Sugerencias para la reflexión:
“El amor produce la felicidad de la comunión e inspira los criterios de la participación… Les aseguramos: no existe palabra más fuerte en el diccionario cristiano que amor. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no creemos en el amor, tampoco
creemos en AQUÉL que dice: Éste es mi mandamiento, ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (DP, 8, 5 y 7).
— ¿Cómo vivo el perdón en mi vida? ¿Perdono de veras? ¿Tengo algún rencor anidado en mi corazón?
— ¿Realizo gestos concretos de perdón?
— ¿Pido perdón a mis hermanos cuando no estuve bien con ellos? ¿Cómo vivo el sacramento de la Reconciliación?
Una frase guía:
“En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros” (Jn. 13, 35).
DÉCIMOPRIMERA ESTACIÓN
La Virgen María y el apóstol Juan al pie de la cruz.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Jn. 19, 25-27; Mt. 27, 55-56; Mc. 15, 40-41; Lc. 23, 49.
Sugerencias para la reflexión:
“En nuestros pueblos, el Evangelio ha sido anunciado, presentando a la Virgen María como su realización más alta. Desde los orígenes – en su aparición y advocación de Guadalupe–, María constituyó el gran signo, del rostro maternal y misericordioso, de la cercanía del Padre y de Cristo con quienes ella nos invita a entrar en comunión. María fue también la voz que impulsó a la gran unión entre los hombres y los pueblos. Como el de Guadalupe, los otros santuarios marianos del continente son signos del encuentro de la fe de la Iglesia con la historia latinoamericana” (DP, 282).
— Estoy llamado a evangelizar, pero con toda la Iglesia primero estoy llamado a evangelizarme: ¿Soy tierra fértil, como Juan y María, para que la palabra de Dios se encarne en mi vida? ¿Cómo la escucho? ¿Trato de vivirla?
— ¿Soy fiel – hasta la cruz– a los compromisos que Dios me pide en la vida?
— ¿Qué lugar ocupa María, Reina de los Apóstoles, en mi labor apostólica?
Una frase guía:
“Respondió Jesús: Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc. 8, 21).
“Ahora, cuando la Iglesia latinoamericana quiere dar un nuevo paso de fidelidad a su Señor, miramos la figura viviente de María” (DP, 294).
DÉCIMOSEGUNDA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Jn. 19, 28-30; Mt. 27, 48-50; Mc. 15, 36-37; Lc. 23, 44-49.
Sugerencias para la reflexión:
“Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos” (DP, 87).
— Cristo sigue muriendo: ¿Soy sensible al dolor, a la injusticia, a los engaños? ¿Soy consciente de que allí, y en otro tipo de males, estamos actualizando la condena y muerte de Jesús?
— Cristo sigue muriendo en nuestros días: ¿Cómo me comporto? ¿Con resignación? ¿Sólo con denuncias? ¿O con fe, esperanza y amor construyendo con Él?
Una frase guía:
“Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16, 32-33).
DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
Sepultura de Jesús.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 23, 50-56; Mt. 27, 57-61; Mc. 15, 42-47; Jn. 19, 38-42.
Sugerencias para la reflexión:
“Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra vida mortal. De esta manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida…. Por eso no nos desanimamos: aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día. Nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda medida. Porque no tenemos puesta la mirada en las cosas visibles, sino en las invisibles: lo que se ve es transitorio, lo que no se ve es eterno” (2 Cor. 11-12. 16-18).
— ¿Tomo mis decisiones pensando en la eternidad? ¿O aún estoy apegado demasiado a las cosas pasajeras del mundo que no me dejan subir a la cima con Jesús?
— ¿Vivo con esperanza? ¿O estoy angustiado ante las situaciones oscuras de la vida? ¿Confío en la fuerza renovadora de Dios, aún en la propia muerte?
Una frase guía
“El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida” (Jn 6, 63).
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
La resurrección de Jesús.
V Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Palabra de Dios
Lc. 24, 1-12; Mt. 28, 1-15; Mc. 16, 1-8; Jn. 20, 1-30; 2Cor. 2, 8-13.
Sugerencias para la reflexión:
“Hemos, pues, de confesar a Cristo ante la historia y ante el mundo con una convicción profunda, sentida, vivida, como la confesión de Pedro: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Desde esta fe en Cristo, desde el seno de la Iglesia, somos capaces de servir al hombre, a nuestros pueblos, de penetrar con el Evangelio su cultura, transformar los corazones, humanizar sistemas y estructuras. ¡No teman! Abran, más todavía, abran de par en par las puertas a Cristo” (Juan Pablo II, en Puebla).
— ¿Se realiza en mí la muerte del hombre viejo (iras, rencillas, envidias…)? ¿Aparecen en cambio, los frutos del hombre nuevo (amor, alegría, paz, paciencia, fidelidad)? (Gál. 5, 13-25)
— ¿Dejo que Cristo “se forme en mí” por la oración, la meditación de la Palabra de Dios y los Sacramentos?
— ¿Soy sal, fermento y luz del mundo? ¿Vivo el Cristo que anuncio?
Una frase guía:
“Jesús le dijo: `¡María!´. Ella lo reconoció y le dijo: `¡MAESTRO!´. María Magdalena corrió a anunciar a los discípulos que había visto al Señor…” (Jn. 20, 16-18).
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22. San Pablo
SAN PABLO: MISIONERO Y COMUNICADOR UNIVERSAL
San Pablo es nuestro padre: de él debemos tomar el espíritu, la mentalidad, el amor a Jesucristo y a los hombres. Su vida fue santa: la muestra debe modelarse sobre la suya (MI, 3 de febrero de 1958).
INTRODUCCIÓN
1. Con Pablo a Cristo
“La familia Paulina fue suscitada por san Pablo para continuar su obra: es san Pablo, vivo, pero que hoy se compone de muchos miembros. No elegimos nosotros a san Pablo: fue él quien nos eligió y nos llamó. Quiere que hagamos lo que él haría si viviese hoy. Si viviese, ¿qué haría? Cumpliría los dos grandes preceptos como los supo cumplir; amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas, con toda la mente; y amar al prójimo sin ahorrarse nada, porque él vivió a Cristo. Cristo vive en mí” (Pr. SP 291).
2. San Pablo: santo de la universalidad
La admiración y devoción brotaron especialmente del estudio y meditación de la Carta a los Romanos. Desde entonces su personalidad y santidad, su corazón e intimidad con Jesús, su obra en dogmática y en moral, la impronta dejada en la organización de la Iglesia, su celo por todos los pueblos, fueron tema de meditación. Le pareció ser de verdad el Apóstol; y por tanto, cada apóstol y todo apostolado podían aprender de Él.
A san Pablo está consagrada la Familia. Y a san Pablo se atribuye igualmente una curación del padre Alberione.
“La Familia Paulina tiene una amplia apertura a todo el mundo y en cualquier apostolado: estudios, apostolado, piedad, acción, ediciones. Ediciones para todas las categorías de personas; todos los problemas y los hechos juzgados a la luz del Evangelio; las aspiraciones son las del Corazón de Jesús en la Misa; en el único apostolado “hacer conocer a Jesucristo” (cfr. Jn. 17, 3), iluminar y sostener todo apostolado y toda obra de bien; llevar en el corazón a todos los pueblos; hacer sentir la presencia de la Iglesia en cualquier problema; espíritu de adaptación y comprensión frente a todas las necesidades públicas y privadas; todo el culto, el derecho, la unión entre la justicia y la caridad” (AD, 64-65).
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23. Coronita a san Pablo
San Pablo “es el intercesor ante el Maestro divino en nuestro favor. Recitemos bien y con frecuencia la oración a san Pablo: cada punto es un examen y contiene una gracia para pedirle: hay que gustarla en privado, profundizando bien su significado… Rogarle por nuestras cosas, en particular, para que en ellas no se ofenda a Dios, que no se viva en pecado… que cada casa nuestra sea un pequeño nido de santos” (Pr. SP. 288).
Tres intenciones tiene el Instituto cuando reza en oración: a) la promoción cada vez más sabia y eficaz de las vocaciones, y vocaciones cada vez más selectas; b) su formación religiosa, como se deriva de las distintas partes de ella; c) el espíritu paulino en el apostolado, para que éste sea comprendido, amado y vivido según nuestro Padre, a quien hemos elegido como modelo (Pr. SP 284).
1. Jesús, te alabo
por haber convertido a Pablo
de perseguidor
en incansable apóstol de la Iglesia.
San Pablo, intercede por mí ante el Señor,
para que me conceda
un corazón abierto a su gracia,
la liberación de mi egoísmo, la conversión
y una plena configuración
de mi vida con la de Jesucristo.
San Pablo Apóstol, ruega por nosotros.
2. Jesús, te alabo
Porque escogiste al apóstol Pablo
como testigo y animador
de la total entrega a Dios
y al prójimo en el amor.
San Pablo,
Intercede por mí ante el Señor,
para que pueda conocer,
amar y servir a Cristo Jesús
con todo mi ser,
consagrando todas mis energías
para su gloria
y el anuncio del Evangelio.
San Pablo Apóstol, ruega por nosotros.
3. Jesús, te alabo
porque con la vida
y la palabra de san Pablo,
me enseñaste la plena disponibilidad
a la voluntad del padre
en todas sus manifestaciones.
San Pablo,
Intercede por mí,
para que esté siempre disponible
a su proyecto de salvación.
seguro de que,
en este total abandono
a la voluntad del Padre,
encontraré la liberación y la paz.
San Pablo Apóstol, ruega por nosotros.
4. Jesús, te alabo
porque me enseñaste,
con la vida y la palabra de san Pablo,
la auténtica pobreza evangélica.
San Pablo,
intercede por mí ante el Padre,
para que me conceda asemejarme
a Cristo pobre.
a fin de que, habiendo seguido tu ejemplo,
pueda compartir contigo
la herencia eterna.
San Pablo Apóstol, ruega por nosotros.
5. Jesús, te alabo
porque concediste a san Pablo
un corazón rebosante de amor
a Dios y a la Iglesia.
San Pablo,
intercede por mí ante el Señor,
para que me conceda un deseo más intenso
de entregarme a la misión
de anunciar el Evangelio
con los Medios de Comunicación Social,
y, con la oración y el testimonio,
compartir el premio prometido
a los apóstoles.
San Pablo Apóstol, ruega por nosotros.
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24. A san Pablo por la propia vocación y las vocaciones
Se corrieron peligros de diverso género: personales, económicos, acusaciones en relaciones escritas y verbales. Se vivía en peligro día tras día: san Pablo fue siempre la salvación (AD, 164).
Santo Apóstol,
que con tu doctrina y caridad
has evangelizado al mundo entero,
mira benigno a tus hijos y discípulos.
Todo lo esperamos
de tus súplicas al Maestro Divino y a María
Reina de los Apóstoles.
Haz, Doctor de las gentes,
que vivamos de fe,
nos salvemos por la esperanza
y reine en nosotros soberana la caridad.
Obténnos, Vaso de elección,
dócil correspondencia a la gracia divina,
a fin de que no quede infructuosa en nosotros.
Haz que cada vez más te conozcamos,
amemos e imitemos;
que seamos miembros vivos de la Iglesia,
Cuerpo místico de Jesucristo.
Suscita muchos y santos apóstoles.
Experimente el mundo
el cálido soplo de la verdadera caridad.
Haz que todos conozcan
y glorifiquen a Dios
y al Maestro Divino, Camino, Verdad y Vida.
Y tú, Señor Jesús,
que nos ves desconfiar de nuestras fuerzas,
concédenos, por tu misericordia,
ser defendidos contra toda adversidad,
por la poderosa intercesión de san Pablo,
nuestro maestro y padre.
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25. A san Pablo por los redactores
El redactor es aquel que comunica su pensamiento. Los pensamientos que él formula deben entrar a iluminar la mente de los lectores, de los radioescuchas, de los espectadores del cine y de la televisión. El redactor, ante todo, tiene que ser persona llena de fe y, al mismo tiempo, tiene que ser persona instruida; debe ser persona llena de esperanza que tiende hacia Dios, bien sea en su propio trabajo realizado por él, por su gloria, o bien respecto al lector a quien quiere conducir hacia Dios; debe ser persona llena de caridad, o sea, que realmente ame al Señor y realmente ame al prójimo. Las tres virtudes teologales deben ser, pues, profundas en el alma del escritor, que se inspira en las disposiciones y en el modo como san Pablo dictaba sus cartas (Pr. RE, 397).
San Pablo,
Incansable apóstol de las gentes,
que en Éfeso destruiste
los escritos perjudiciales al pueblo,
intercede por nosotros
que nos encontramos en una situación parecida.
Una prensa inescrupulosa
trata de arrancar la fe
y las buenas costumbres
de nuestra gente.
Ilumina, santo apóstol,
la inteligencia de periodistas y escritores,
para que comuniquen
mensajes y noticias más constructivos,
y dales valor
para que eviten cuanto se opone
a la promoción y liberación
de nuestros pueblos.
A nosotros alcánzanos,
ser cristianos activos en la Iglesia,
discernir con sano criterio
los mensajes que a diario recibimos,
difundir, según nuestras posibilidades,
la prensa que oriente hacia Dios,
promueva el conocimiento
de las enseñanzas de la Iglesia
y la salvación de los hombres.
Amén.
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26. A san Pablo por las vocaciones del propio país
El primer pensamiento cuando se llega a un país es el promover vocaciones locales… San Pablo es un ejemplo magnífico: su trabajo consistía en labrar y plantar. “Yo he plantado, Apolo ha regado, y Dios ha dado el crecimiento”. ¡Y cuántos son los continuadores preparados por él, ordenados, establecidos en tantas Iglesias fundadas por él, para continuar su obra! ¡Por lo menos en quince ciudades! (CISP, 863).
Así obraba san Pablo en todas partes: san Tito, san Timoteo, Silas, etc., eran elevados al sacerdocio y continuaban la obra de los apóstoles después de la muerte de éstos (BM, II, 108).
San Pablo,
maestro de las naciones,
mira con amor hacia nuestra patria.
Tu corazón se dilató
para reunir a todos los pueblos
en un abrazo de paz.
Que ahora te urja el amor de Cristo
a iluminar a todos los hombres
con la luz del Evangelio,
y a establecer en el mundo
el reino del amor.
Suscita vocaciones,
anima a cuantos anuncian el Evangelio,
prepara a los hombres
para que acojan a Cristo, divino Maestro.
Que nuestro pueblo
encuentre y reconozca siempre
a Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida.
Que busque el Reino de Dios
y trabaje en su realización,
para que su luz resplandezca ante el mundo.
Santo Apóstol,
ilumina, anima y bendice a todos.
Amén.
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27. Oración letánica a san Pablo
Todo el secreto de la grandeza de san Pablo está en su vida interior. Podemos decir que él venció desde su vida interior: desde su gran espíritu de pobreza, desde el estudio, desde la profundísima ciencia, desde el amor a Jesucristo, desde su espíritu de mortificación.
En vano le pedimos a san Pablo dones que nos transformen en héroes ante los hombres. Hay que pedirle, ante todo, gracias que nos hagan grandes a los ojos de Dios, y luego que nos hagan apóstoles en medio de los hombres.
Los hijos deben parecerse al Padre. Todos los amigos de san Pablo deben dirigir sus miradas a él y aprender su espíritu. Cuanto más se lean y se penetren las Cartas de san Pablo y su vida, tanto más se lo ama y se entra en el verdadero camino de la santidad y en el verdadero espíritu del apostolado (Pr. SP, 260-261).
Amor de Dios Padre: Sálvanos.
Gracia de Jesucristo: Vivifícanos.
Comunicación del Espíritu Santo: Santifícanos.
San Pablo apóstol: Ruega por nosotros.
Tú, que alcanzaste la misericordia de Dios:...
Tú, en quien se reveló el Hijo de Dios:...
Tú, que fuiste un instrumento escogido al servicio de Cristo:...
Tú, que fuiste predicador de la verdad, el apóstol y el doctor de las naciones:...
Tú, cuya misión estuvo acompañada por el poder de Dios:...
Tú, que fuiste fidelísimo servidor de la Iglesia:...
Tú, que entregaste a los pueblos el Evangelio de Cristo y tu misma vida:...
Tú, que engendraste a los cristianos en tu corazón y en tus cadenas:...
Tú, que fuiste crucificado con Cristo:...
Tú, en quien Cristo vivía y hablaba:...
Tú, a quien nada podía separar del amor de Dios:...
Tú, que soportaste cárceles y tribulaciones:...
Tú, que sufriste heridas y toda clase de peligros:...
Tú, que mientras vivías tuviste la experiencia de la gloria de Dios:...
Tú, que has enaltecido tu ministerio apostólico:...
Tú, que, cumplida tu misión, esperaste confiado el premio reservado a los apóstoles:...
Cordero de Dios, que convertiste a Pablo perseguidor: Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que glorificaste al apóstol Pablo: Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que coronaste a Pablo con el martirio: Ten piedad de nosotros.
V Tú eres instrumento escogido, apóstol san Pablo.
R Predicador de la verdad en todo el mundo.
Oremos
Señor y Dios nuestro, que elegiste al apóstol Pablo para difundir tu Evangelio; concede a todos los pueblos acoger la fe que Pablo testimoniara ante los reyes y las naciones, para que así, tu Iglesia crezca y se dilate sin cesar.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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28. Novena a san Pablo
Un vivo agradecimiento debe ir dirigido a san Pablo Apóstol, que es el verdadero fundador de la Institución. En efecto, él es el padre, maestro, ejemplo, protector. Él se formó esta familia con una intervención tan física y espiritual que ni siquiera ahora, reflexionando al respecto, se comprende bien y mucho menos se puede explicar (CISP, 147).
V San Pablo, instrumento de Dios elegido.
R Para predicar la verdad en el mundo.
Himno (alguno de los cantos a san Pablo)
1. Saulo devastaba la Iglesia y, penetrando en las casas, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
2. Saulo, Saulo: ¿Por qué me persigues? Él respondió: ¿Quién eres, Señor? Yo soy Jesús a quien tú persigues, le respondió la voz.
3. Quien dio eficacia a Pedro para el apostolado entre los circuncisos, me la dio también a mí a favor de los gentiles, quienes conocieron la gracia que me fue dada.
4. Soy apóstol de Jesucristo en los muchos trabajos y fatigas, en las cárceles y en los azotes sin medida, y en los peligros de muerte a causa del Evangelio.
5. Con gusto me gloriaré de mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.
6. La gracia de Dios no ha sido estéril en mí; siempre está conmigo.
7. He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese día.
Lectura y reflexión bíblica
Seleccionar algún trozo de las cartas de san Pablo
(se pueden hacer intenciones espontáneas).
Antífona
San Pablo Apóstol, predicador de la verdad y Doctor de las gentes, intercede por nosotros ante el Señor que te ha elegido. (Se canta o reza el Magníficat).
Oración final
Señor, que iluminaste con la fe a muchísimos hombres por la predicación del Apóstol Pablo: concédenos experimentar su protección y ser como él testigos de la verdad ante el mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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29. María, Madre, Maestra y Reina
MARÍA, MADRE, MAESTRA Y REINA DE LOS APÓSTOLES, COMUNICADORA INTEGRAL
María fue la primera receptora del Verbo, Por eso pudo ser comunicadora integral.
El padre Alberione así lo señala: “He aquí al Maestro y a su dulcísima discípula. Las palabras revelan la sabiduría y el celo del Maestro; la manera de recibirlas muestran a María como la primera y más perfecta oyente, alumna, discípula. Ni siquiera en su vida pública Jesús fue tan escuchado y tan dócilmente seguido, y nunca encontró a una discípula más digna”. (BM, I, 482).
INTRODUCCIÓN
1. La primera devoción eclesial
La primera devoción que encontramos en la Iglesia es la devoción a la Reina de los Apóstoles, como se manifiesta en el Cenáculo. Esta devoción se debilitó y se oscureció luego, en el transcurso de los siglos. A ustedes, paulinos, les corresponde el dulce encargo de reunir a los fieles en torno a María, Reina de los Apóstoles; les toca a ustedes despertar esta devoción, cumplir con este honrosísimo oficio en la Iglesia. Esto significa despertar los apostolados, fomentar las vocaciones. Volvamos a las fuentes; allí encontramos a María, Reina de los Apóstoles.
Si al principio de la Iglesia fue así, nada hay más seguro que acercarnos a la antigua fe. El agua es más pura cuando se la toma en la fuente (HM, VIII, 80).
2. María, discípula de Jesús
María fue la discípula inteligente y apasionada que acogió el mensaje divino de Cristo y lo tradujo a la vida cotidiana con un empeño único entre los hombres. Fue intérprete fiel y diligente de la enseñanza de Jesús, aun en los aspectos más elevados y sublimes del Evangelio que ella saboreó y asimiló plenamente, con su alma y su corazón… María seguía de cerca y de lejos a Jesús; ofrecía los muchos sacrificios que la nueva vida le exigía, particularmente cuando iba creciendo la envidia y el odio de los fariseos contra Jesús, y oraba por el cumplimiento de la misión de su Hijo (CISP, 1343).
3. María, Reina de los Apóstoles
María es Reina de los Apóstoles por tres motivos: Ella posee y cumple todo lo que han de cumplir y cumplirán todos los apóstoles juntos. Además, realiza un apostolado que supera todos los apostolados juntos. Más aún, posee y cumple el oficio de formar, guiar, sostener y hacer fructificar todos los apostolados. Desde el primer momento de la encarnación, en el seno de María, comenzó, por Jesucristo, con María y por María, la glorificación y alabanza de Dios, que es el primero y más perfecto apostolado; comenzó la redención que constituye el segundo apostolado. Se va delineando un mayor conocimiento de María como apóstol, Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles (RdA, 1948, p. 15).
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30. Coronita a María, Reina de los Apóstoles
Para que el apostolado sea fructuoso, es moralmente necesario que vaya acompañado de la devoción a María. Pobre de quien, con el correr de los años, pierde o deje enfriar en sí esta devoción (HM, II, 1, 69).
1. María,
Reina del cielo y de la tierra,
Hija predilecta del Padre,
Madre del Hijo de Dios,
Esposa del Espíritu Santo,
admiro y alabo el privilegio único
por el que, agradando al Señor
con tu humildad, fe y virginidad,
fuiste escogida para ser la Madre del Salvador,
nuestro Maestro,
luz verdadera del mundo,
sabiduría increada,
fuente y primer apóstol de la Verdad.
María,
Tú entregaste al mundo
el Libro: el Verbo eterno.
Bendigo a la Santísima Trinidad,
por ese privilegio tan sublime
y por la alegría inefable que experimentaste.
alcánzame el don de la sabiduría
para ser auténtico discípulo de Jesús,
hijo fiel de la Iglesia,
mensajero de la verdad.
Haz que la luz del Evangelio
resplandezca en todo el mundo.
Disipa los errores
y reúne a todos los hombres
en la Iglesia de Cristo.
Ilumina a los que estudian la Palabra de Dios
y a quienes la anuncian a los hombres
con los medios de comunicación social.
Escucha nuestras súplicas,
Madre del buen consejo,
Trono de la sabiduría,
Reina de los santos.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
2. María,
Reina de los ángeles,
llena de gracia, concebida sin pecado,
bendita entre las criaturas,
tabernáculo viviente de Dios,
recuerda el doloroso y solemne momento
en que Jesús,
desde la cruz,
te confió a Juan como hijo,
y en él a todos los hombres,
en particular, a los apóstoles
de todos los tiempos.
Desde entonces
¡cuán grande es tu amor
por quienes se consagran al apostolado,
siguiendo a Jesús hasta el sacrificio!
María,
por tus indecibles sufrimientos
y la pasión de tu Hijo,
te pedimos:
multiplica los apóstoles,
los misioneros, los sacerdotes,
los consagrados y las consagradas
que se entregan totalmente a Dios y al prójimo.
Resplandezca en ellos la santidad de vida,
un profundo espíritu de oración,
la humildad sincera,
una fe auténtica,
y el amor generoso.
Que todos sean santos,
sal de la tierra y luz del mundo.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
3. María,
virgen inmaculada,
reina de los mártires,
estrella matutina,
refugio de los pecadores;
en los días en que permaneciste en el Cenáculo,
como maestra, consuelo y madre de los Apóstoles,
invocaste y recibiste
la plenitud del Espíritu Santo,
amor del Padre y del Hijo,
renovador de los Apóstoles.
María,
por tus humildes oraciones,
que siempre conmueven el corazón de Dios,
alcánzame la gracia de comprender
el valor de los hombres
que Jesucristo rescató de la muerte,
derramando su sangre en la cruz.
Que cada uno de nosotros
Pueda vivir intensamente
su vocación al apostolado.
Que el amor de Cristo nos apremie.
Que encuentre eco en nosotros.
Que sintamos profundamente
las necesidades de los niños y los jóvenes;
de los adultos y los ancianos.
que el espíritu misionero nos anime siempre.
Que las necesidades de los pueblos
de África, Asia, Oceanía, Europa y América
nos comprometan concretamente.
Que el apostolado del testimonio,
de la palabra, de la oración,
y de los medios de comunicación social
susciten personas generosas
para que, renunciando a todo lo transitorio,
entreguen su vida
a Cristo y a los hermanos.
Escucha nuestra súplica,
Madre de la Iglesia
y Reina de los Apóstoles.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
4. María, madre nuestra,
puerta del cielo,
fuente de paz y alegría,
auxilio de los cristianos,
confianza de los agonizantes,
esperanza de los desesperados.
Aun reconociéndome pecador,
me uno a los santos
para alabarte y bendecirte.
Con amor de predilección,
Dios Padre
te glorificó en cuerpo y alma,
y ahora te contemplo,
junto a Jesús,
en la dicha sin fin.
María,
A ti me consagro y por tí a Jesús.
Concédeme caminar
en una continua conversión,
para que, al final de mi vida,
encuentre plenamente a Dios
y pueda unir mi voz a la de los santos
para alabarte.
Renuevo hoy conscientemente
las promesas del Bautismo.
Ayúdame a librarme del egoísmo.
Soy pecador,
Transfórmame en gran santo.
María, refugio de los pecadores,
estrella de la mañana,
consoladora de los afligidos.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
5. María,
estrella del mar,
nuestra vida y reina de la paz.
¡Dichoso el día en que la Santísima Trinidad
te coronó como reina del cielo y de la tierra,
mediadora de todas las gracias,
madre nuestra amabilísima!
¡Qué alegría para los ángeles y los santos,
y para la Iglesia peregrina!
María,
quien te ama mucho será santo
y te contemplará en la gloria del cielo.
No dudo de tu bondad,
ni de tu poder;
sólo temo por mi inconstancia.
María,
alcánzame de Dios la gracia
de ser fiel a su plan de salvación.
Sé mi fuerza contra el mal.
Consérvame junto a ti y a Jesús.
No me dejes caer.
No permitas que me aleje de ti,
Madre mía.
¡Qué hermoso es dirigirte
la primera mirada de la mañana,
caminar en tu presencia durante el día,
y descansar bajo tu protección por la noche!
Tú, Madre,
sonríes al inocente,
das fuerzas al joven que lucha,
iluminas al hombre que trabaja,
reconfortas al anciano que aguarda el cielo.
María,
te consagro mi vida entera:
intercede por mí ante Dios,
ahora y en la hora de mi muerte.
En ese momento,
condúceme hasta el Padre.
No me abandones
hasta cuando esté contigo
para amarte eternamente.
María, mi madre, maestra y reina,
alcánzame la gracia de ser fiel
al amor de Dios
hasta el final.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Acto de consagración
Jesús Maestro, yo te pertenezco plenamente, y todo cuanto tengo te lo ofrezco por manos de María, tu Madre santísima.
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31. Coronita a María, Madre del Buen Pastor
Las hermanas de Jesús Buen Pastor (Pastorcitas) fundadas para colaborar directamente con el párroco, y llevar el espíritu paulino a la Parroquia, invocan a María Madre del Buen Pastor. Las hermanas serán, en la visión del Fundador, colaboradoras con el párroco como María lo fue de Jesús Buen Pastor. Así les decía el padre Alberione en un retiro de setiembre de 1964: “Para la salvación de las almas en las parroquias: Jesús y María, el párroco y la hermana. Tenemos un padre y una madre en la vida natural, de la misma manera tenemos necesidad de un padre y una madre en la vida espiritual. Entonces, en relación con el pueblo, el párroco es el padre, y la hermana realiza el papel de la madre. ¡Qué empeño y qué misión de ambas partes!”.
1. María, Madre de Dios,
todas las generaciones cantan
tu gloria,
porque el Señor hizo en ti
grandes cosas,
tú eres la inmaculada,
la siempre Virgen,
la llena de gracia,
la hija querida del Padre,
la excelsa esposa del Espíritu Santo,
la digna Madre del Buen Pastor
y nuestra humilde Pastora.
Nos diste al Pastor Divino,
lo amaste, y en el silencio
lo acompañaste hasta la cruz,
hasta la resurrección.
Todo lo que tenemos:
la Iglesia, los sacramentos,
la gracia, el Evangelio,
la redención, el sacerdocio,
la eucaristía, la vida consagrada,
la vida eterna, nos viene de Él,
pero tú eres la mediadora
de todos estos bienes.
Eres la alegría de los que
ya gozan de la eternidad;
la esperanza de los que la buscan;
la compañera de los peregrinos.
Como Jesús, yo quiero ser tuya.
Te entrego todo lo que soy,
todo lo que tengo:
ilumíname, guíame,
purifícame, hazme dócil.
María, Madre del Divino Pastor y Pastora nuestra, ilumínanos, guíanos, santifícanos.
2. María, Madre del Buen Pastor
y madre mía,
te contemplo al pie de la cruz
de tu Hijo en el Calvario.
Él dio la vida por sus ovejas.
Antes de morir te confió la Iglesia,
y tu corazón se abrió para recibirla:
cobijaste la Iglesia naciente,
la amparaste con la oración y la palabra,
y la fortaleciste con tu vida ejemplar.
Como madre cariñosa, del cielo
proteges a todo el pueblo de Dios
y a sus pastores: el Papa,
los Obispos y los sacerdotes.
Por ti se conserva la fe en el mundo,
muchos se santifican,
y las fuerzas del mal son vencidas.
Madre de la Iglesia
tan grande y tan humilde,
aumenta en nosotros la bondad,
la dulzura y la fortaleza.
Que la Iglesia sea un instrumento
del Reino de tu Hijo en el mundo.
Que en ella muchas mujeres
se consagren al servicio de ese Reino.
Que se cumpla el gran deseo
de Jesús:
“Un solo rebaño y un solo Pastor”.
Sé el consuelo y el sustento del Papa,
la inspiración y guía
de los doctores y pastores de la Iglesia.
María, Madre del Divino Pastor y Pastora nuestra, ilumínanos, guíanos, santifícanos.
3. María, Madre del Buen Pastor,
también yo soy una oveja
del rebaño de Jesús:
estoy extraviada,
sálvame, madre de misericordia.
Estoy buscando el camino de regreso;
guíame, madre del buen consejo.
Me siento débil y tímida,
susténtame, Virgen poderosa.
Estoy herida en todos los miembros,
cúrame, madre querida.
Soy perseguida,
defiéndeme, madre del Salvador.
Estoy hambrienta,
aliméntame con el fruto de tu seno,
Jesús Eucaristía.
Estoy ansiosa por llegar al rebaño,
no permitas que me pierda.
Aumenta en mí el amor
a Jesús Buen Pastor
y a ti, Pastora nuestra.
No permitas que me separe de ti.
En la hora de mi muerte recíbeme,
reúneme a las ovejas fieles.
María, Madre del Divino Pastor y Pastora nuestra, ilumínanos, guíanos, santifícanos.
4. María, Madre del Buen Pastor,
que haya en el mundo
muchos consagrados
que testimonien e irradien
por el mundo entero
la vida verdadera,
el camino de salvación
trazado por Cristo;
que sigan tus ejemplos
y así te glorifiquen,
madre querida.
Que en la oración, en el sacrificio,
en la actividad apostólica
sean la sal de la tierra,
consuelo de los que sufren,
ofreciéndose como don
delante del altar,
al servicio de toda la humanidad.
Haz, oh María, que vivan la propia
consagración día a día.
Madre y modelo
de todos los consagrados,
intercede por nosotras,
para que seamos santas;
concédenos estar un día contigo
en la eternidad feliz.
María, Madre del Divino Pastor y Pastora nuestra, ilumínanos, guíanos, santifícanos.
5. María, Madre del Buen Pastor,
mira con bondad a todos los hombres
que andan como ovejas sin pastor
que los ame, que los busque y los salve.
¿Fueron inútiles para ellos
la Sangre de tu Hijo
y tus dolores en el Calvario?
Haz que haya muchos sacerdotes,
consagrados, apóstoles,
buenos pastores.
Intercede por nosotros
para que los justos sean liberados,
los pecadores se conviertan,
los débiles se fortalezcan,
los vacilantes se afirmen,
los afligidos sean confortados,
los agonizantes sean asistidos,
y para que haya muchos santos.
Tú sabes cómo es el mundo
en que vivimos,
cuántos son los enemigos
que nos atacan,
y sabes también lo débiles que somos.
Mira con bondad hacia nosotras
y camina a nuestro lado.
Llévanos a Cristo,
Camino, Verdad y Vida
y Pastor de toda la humanidad;
llévanos a la alegría eterna
del cielo.
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32. Consagración a María
La Familia Paulina tiene la misión de imitar, vivir y dar a conocer a Jesucristo como Maestro; cumplirá santamente esta privilegiada misión haciendo conocer, amar y honrar a María Maestra; ella “ha dado al mundo a Jesús Maestro, que es el fruto bendito de su vientre”. El magisterio paulino será inmensamente más eficaz si está inspirado, guiado y fortalecido por María.
“Ipsa duce non fatigaris” (guiándote ella, no te cansarás). Ninguno querrá privarse de semejante ayuda.
El discípulo paulino está entroncado todo en María que formará a Jesucristo en cada llamado, lo cual significa hacerse cristianos, apóstoles, santos (CISP, 1338).
María, madre, maestra y reina,
recíbeme y cuéntame entre los que amas,
alimentas, santificas y guías
en el seguimiento de Jesucristo, divino Maestro.
En Dios, tú ves a los hijos que Él llama
y por ellos intercedes
alcanzándoles fuerza, luz y aliento.
Jesucristo, nuestro Maestro,
se entregó totalmente a tus cuidados
desde la encarnación hasta la ascensión.
Y eso constituye para mí
una enseñanza, un ejemplo y un don.
También yo, como Jesús,
me pongo plenamente en tus manos.
Concédeme conocer, seguir
y amar siempre más
al divino Maestro, Camino, Verdad y Vida.
Préstame a Jesús
para ser admitido entre sus discípulos.
Ilumíname, fortaléceme y santifícame.
Que corresponda plenamente
a tanta bondad y misericordia,
hasta poder afirmar como Pablo:
“Ya no vivo yo,
es Cristo quien vive en mí”.
San Pablo apóstol, fiel discípulo de Jesús,
alcánzame fortaleza y perseverancia;
quiero comprometerme a fondo
“hasta que Cristo se forme en mí”.
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33. Oraciones por las vocaciones a María, Reina de los Apóstoles
Desde san Pablo hasta nuestros días, siempre y en todas partes, los apóstoles han necesitado la ayuda de colaboradores y colaboradoras. Pero, María es Madre, Maestra y Reina de las vocaciones por su misma y especialísima vocación. ¡hay que suscitar un ejército de cristianos apóstoles y darles por guía a la Virgen! He aquí un ideal que está dentro de los designios de Dios, que es conforme al corazón de Jesús Maestro y que está en las intenciones de la Iglesia. María está asociada a la obra del Redentor, la mujer está asociada a la obra del sacerdote…
En las parroquias, hay que suscitar muchas energías, corazones disponibles a quienes basta una chispa para hacerlos prender. Y cristianos dotados de virtudes insospechadas, que en la prueba se revelan admirables y dispuestos a todo apostolado. ¡Que el Espíritu Santo les conceda la gracia de descubrirlos y encaminarlos según os designios; que en el juicio de Dios no tengamos que ver numerosas vocaciones perdidas por no haber tenido quien las cultivara! (HM, VIII, 68-69).
María,
Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles,
multiplica las vocaciones
al sacerdocio y a la vida consagrada.
Que ellos sean
focos de luz y de calor para el mundo,
testigos de Dios y del Espíritu
para cuantos los buscan
entre los acontecimientos humanos.
En el corazón de la Iglesia y del mundo,
Son signos de la presencia de Dios
y de su amor gratuito.
Que sean sal de la tierra
a través de la oración,
la penitencia y el trabajo misionero,
dando testimonio
del Reino de Dios,
consolando a los que sufren,
orientando y animándolos a todos.
María, alcánzales a todos los llamados
una fidelidad dinámica
y una continua renovación,
para que crezcan
hasta la plenitud de Cristo.
Madre de los sacerdotes,
Reina de los consagrados,
Concédeles compartir
Tu gloria por siempre en Dios.
Amén.
* * *
Oh Inmaculada María,
corredentora del género humano,
mira a los hombres
redimidos por la Sangre
de tu Hijo Divino
y todavía envueltos en tantas tinieblas de errores
y en tanto lodo de vicios.
La mies sigue siendo mucha,
pero los obreros son todavía muy pocos.
Ten piedad, María, de tus hijos,
que Jesús, al morir,
te encomendó desde la cruz.
Multiplica las vocaciones de consagrados
y sacerdotes:
danos nuevos apóstoles,
llenos de sabiduría y fervor:
ampara con tus maternales cuidados a los que consagran su vida
para el bien del prójimo:
recuerda tu solicitud para con Jesús
y el apóstol Juan;
tú con delicada insistencia al Señor,
obtuviste el Espíritu Santo a los Apóstoles;
tú fuiste la consejera de los primeros Apóstoles
y de los de todos los tiempos.
Con tu omnipotencia suplicante,
renueva una vez más
la divina Pentecostés
sobre los llamados al apostolado;
santifícalos enciéndelos de santo ardor
por la gloria de Dios
y la salvación de los hombres;
dirígelos en todos sus pasos,
prevénlos con tus gracias,
apóyalos en los desconsuelos,
corona su celo con frutos copiosos.
Escúchanos, María;
haz que todos los hombres
sigan al Maestro Divino,
Camino, Verdad y Vida;
Sean hijos dóciles de la Iglesia Católica;
Que toda la tierra resuene con tus glorias
y te proclame su Madre, Maestra y Reina,
y así todos alcancemos, al fin,
la bienaventuranza eterna.
Amén.
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34. Consagración del apostolado a María
La Virgen bendita fue la más humilde, y ofreció, dentro de su sencillez, a Jesucristo al mundo. A Jesús se lo da de muchas maneras: ustedes deben darlo con el apostolado de las ediciones. Es la Palabra de Dios llevada a los hombres (HM, VI, 217).
María,
Madre, Maestra y Reina de todo apostolado.
Tú siempre intercedes ante el Padre
Por la salvación de todos.
Jesús al morir
nos confió a tu amor de Madre.
Continúa tu misión
suscitando, formando y animando
muchos y fervorosos misioneros
para el Reino de tu Hijo.
Y nosotros, llamados a anunciar el Evangelio
con los medios de comunicación social,
te consagramos hoy: los instrumentos,
las tareas y fatigas del trabajo cotidiano.
Y especialmente, te consagramos
toda nuestra persona:
lo que somos y poseemos
lo presentamos a Jesús,
por ti, Madre querida.
Alcánzanos el don del Espíritu Santo
con la plenitud con que lo recibieron
los primeros Apóstoles.
Que comprendamos la grandeza
de nuestra vocación;
danos fortaleza
y un corazón grande para amar.
Llena del Espíritu de Cristo
A los escritores, artistas,
Técnicos y difusores.
Que todos nosotros escuchemos,
sigamos y amemos a Jesucristo,
Divino Maestro.
Aleja de nosotros
y de nuestras comunidades
toda forma de pecado,
y especialmente la insidia del desaliento.
Vive con nosotros, María.
¡Felices los que moran en tu casa!
Te prometemos utilizar
los medios de nuestro apostolado
con el respeto debido
a estos “maravillosos” dones de Dios,
que te pertenecen, Reina María.
Te prometemos difundir con ellos
mensajes atrayentes y dignos,
que correspondan a las reales necesidades
de nuestro pueblo.
Que quienes los acojan
te conozcan siempre mejor a ti
y a Jesucristo Camino, Verdad y Vida.
Que el Evangelio se difunda
e ilumine al mundo,
según la mente y el espíritu de Pablo.
María, que todos los hombres
te proclamen bienaventurada.
Habla, Jesús:
comunícanos tus palabras de vida eterna.
Derrama tu espíritu en el mundo:
que haya una sola escuela,
como una sola es la Verdad,
uno el Maestro,
una la Fe, una la Iglesia.
Tú estás con nosotros
y desde aquí quieres iluminar;
concédenos vivir en continua conversión.
Bendice a cuantos cooperan
a la misión paulina
con la oración,
la acción y toda clase de ayuda.
Ven, Jesús.
Vive en nosotros
y reina en el mundo,
por medio de María y con María.
A la hora de nuestra muerte,
Danos tu paz,
paz de quienes son fieles a su vocación.
Que podamos esperar confiados“
la corona de justicia”
que el Padre reserva
a los obreros de la mies.
Y así podamos estar contigo
Y contemplarte con todos los apóstoles.
Por Jesús y María,
Gloria a Dios por los siglos
Y “paz a los hombres que ama el Señor”.
Amén.
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35. Oración ecuménica a María
Sigamos a la santa Iglesia ella es maestra no solamente en la fe y la moral, sino también en la oración. El que ora a la Santísima Virgen, con la Iglesia, en la Iglesia y por la Iglesia, obtendrá fe viva y santidad de vida (GdM, 10).
No hemos sido enviados a una ciudad o a una nación solamente, sino al mundo entero. Debemos, por lo tanto, llevar en el corazón a todo el mundo, como san Pablo: a todas las naciones, a todos los continentes.
Todos los Paulinos y todas las Paulinas deben alimentar los sentimientos de Jesús quien dice: “Vengan a mí todos ustedes, los que están fatigados y agobiados, y yo los aliviaré…” (Mt. 11, 28).
Debemos considerarnos apóstoles de la humanidad y apóstoles de la unidad. (CISP, 515).
Amar a todos y pensar que el espíritu del Evangelio es espíritu de universalidad y de misericordia (UPS, IV, 1960).
Sintámonos como san Pablo y en san Pablo, responsables de todos los hombres: ignorantes y cultos, católicos, comunistas, paganos, musulmantes… los amamos a todos (Regina Apostolorum, 1951).
María,
Madre, Maestra y Reina nuestra,
escucha con bondad la súplica
que te presentamos,
conforme al deseo de Jesús:
“Rueguen al dueño de la mies,
que envíe obreros a su mies”.
Mira con misericordia
a todos los hombres
que viven en el mundo.
Muchos están sumidos en las tinieblas,
sin Padre, sin Pastor, sin Maestro.
Recibiste de Dios la misión
de darles a Jesús
Camino, Verdad y Vida.
Si acuden a ti,
encontrarán el camino hacia Cristo.
María:
Que por ti: todos los católicos trabajen
con todas las energías,
a favor de todas las vocaciones,
para todos los apostolados.
Que por ti: todos los que creen trabajen
para todos los que no creen;
todos los que aman;
todos los que viven
en comunión con la Iglesia
para todos los que están separados de ella.
Que por ti: todos los llamados
vivan fielmente su vocación;
todos los apóstoles sean santos
y todos los hombres acojan.
Junto a la cruz,
tu corazón se ha dilatado
para recibirnos a todos como hijos.
Danos un corazón lleno de amor
y de entrega misionera,
semejante al tuyo,
al corazón de Jesús
y al corazón de Pablo.
Así, podremos un día
reunirnos todos contigo
en la gloria del Padre.
Bendícenos, Madre, Maestra y Reina.
Amén.
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36. Novena a María Reina de los Apóstoles
Una buena madre es un tesoro muy grande en una casa. María hace en una casa lo que hace la mejor de las madres, y mucho más, es decir, mucho más de lo que podría hacer la mejor de las madres (CISP, 574).
V Reina de los Apóstoles.
R Ruega a Dios por nosotros.
Himno (alguno de los cantos a María)
1. Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, Entre tu raza y la descendencia suya. Esta quebrantará tu cabeza.
2. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el hijo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.
3. Y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre.
4. Este niño, será causa de caída y de resurrección de muchos en Israel. Será una señal de contradicción, y a ti misma, una espada traspasará tu corazón.
5. Jesús, viendo a su madre, y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Y después dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”.
6. Perseveraban juntos en oración, con las mujeres, con María la madre de Jesús y sus parientes.
7. María, la Inmaculada y siempre Virgen, Madre de Dios, cumplido el plazo de la vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo.
Lectura y reflexión bíblica
Hech. 1, 12-14; 2, 1-4, Jn. 19, 25-27
(Se pueden hacer intenciones espontáneas).
Antífona
Recíbenos Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles; ruega a tu Hijo, dueño de la mies, que envíe obreros a su mies.
(Se canta o reza el Magníficat).
Oración final
Señor, que diste el Espíritu Santo a los Apóstoles que con María, la Madre de Jesús, oraban reunidos: concédenos que, protegidos por esta misma Madre nuestra y Reina de los Apóstoles, sirvamos fielmente a tu Majestad y difundamos la gloria de tu Nombre con la palabra y el ejemplo.
Por Cristo nuestro Señor.
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37. Rosario. Misterios Gozosos
Deseamos ahora, queridos hermanos, detenernos un poco sobre la renovación del piadoso ejercicio que ha sido llamado “Compendio de todo el Evangelio”: El Rosario. A él han dedicado nuestros predecesores vigilante atención y premurosa solicitud (Pablo VI, El Culto Mariano, 42).
Es la oración que obtiene innumerables gracias a la Iglesia, a la sociedad, a las familias y a los hombres… Pidamos siempre en el rosario la santidad personal y muchas bendiciones para el apostolado (Dev. De la Familia Paulina, Buenos Aires, 1964).
Oremos, recitemos rosarios, a fin de que no fracase ninguno (MC, 67)
Hay algunos misterios del Rosario que están particularmente dirigidos a hacernos conocer a esta Madre y Reina de los Apóstoles: el primero, segundo y tercer misterio gozoso; el quinto doloroso; el tercero, cuarto y quinto glorioso (Meditaciones del P.M., Bogotá, 1964).
MISTERIOS GOZOSOS
(Lunes y jueves)
Primer Misterio:
La Encarnación del Hijo de Dios
El ángel dijo a María: “Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”.
Y la Virgen dijo al ángel: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc. 1, 26-38).
Intención: Aprendamos y pidamos la humildad de María ante el llamado de Dios.
Segundo Misterio:
María visita a su prima santa Isabel
María partió sin demora, y al entrar a su casa saludó a Isabel. Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó en alta voz: “Bendita eres entre todas las mujeres. Feliz tú que creíste, porque sin duda se cumplirá lo que te prometió el Señor” (Lc. 1, 39-45).
Intención: Admiremos y pidamos el amor de María para con el prójimo.
Tercer Misterio:
Jesús nace pobremente en Belén
Mientras se encontraban en Belén, le llegó a María el tiempo de ser madre; y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue (Lc. 1, 1-7).
Intención: Pidamos a Jesús y María el espíritu de pobreza.
Cuarto Misterio:
Cumpliendo con la ley de Moisés, María presenta a Jesús al Templo
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Simeón dijo a María: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos (Lc. 2, 22-24. 33-35).
Intención: Consideremos y pidamos la obediencia de la Virgen María.
Quinto Misterio:
El niño Jesús perdido y hallado en el Templo entre los doctores
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y María dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”. Ellos no entendieron lo que les decía (Lc. 2, 41-50).
Intención: Pidamos la gracia de conocer y seguir nuestra vocación.
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38. Rosario. Misterios Dolorosos
MISTERIOS DOLOROSOS
(Martes y Viernes)
Primer Misterio:
La oración y el sufrimiento de Jesús en el Huerto de los Olivos
Jesús dijo: “Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo”. Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Y después dijo a Pedro: “Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil” (Mt. 26, 36-46)
Intención: Pidamos el espíritu de oración.
Segundo Misterio:
Jesús es injustamente azotado
Pilato dijo a los judíos: “Yo no encuentro en Él ningún motivo para condenarlo. Quieren que suelte al rey de los judíos?”. Ellos comenzaron a gritar, diciendo: “¡A El no, a Barrabás!”. Barrabás era un bandido. Pilato mandó entonces a azotar a Jesús (Lc. 18, 31-34; Jn. 18, 38-40; 19, 1).
Intención: Pidamos la virtud de la castidad y el amor a nuestros hermanos.
Tercero Misterio:
Jesús es burlado y coronado de espinas
Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto rojo, y acercándose, le decían: “¡Salud, rey de los judíos!”, y lo abofeteaban (Jn. 19, 2-7)
Intención: Pidamos la pureza de intenciones y deseos.
Cuarto Misterio:
Jesús carga la cruz sobre sus hombros y va camino al calvario
Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar. Jesús dijo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mt. 27, 31-34; Mc. 8, 34-38).
Intención: Admiremos la paciencia del Salvador, y pidamos la paciencia en las pruebas y sufrimientos.
Quinto Misterio:
Jesús muere en la cruz por todos los hombres
Cuando llegaron al lugar llamado “del Cráneo”, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”.
Intención: Pidamos comprender y vivir la santa Misa que es la renovación del sacrificio del Calvario.
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39. Rosario. Misterios Gloriosos
MISTERIOS GLORIOSOS
(Miércoles, sábado y domingo)
Primer Misterio:
Jesús resucita venciendo la muerte
EL Ángel dijo a las mujeres: “No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado. Vayan en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea. Allí lo verán (Mt. 28, 1-7; Jn 20, 1-10).
Intención: Pidamos la plena transformación de nuestra vida en Cristo.
Segundo Misterio:
Jesús asciende al cielo
Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de Él, volvieron con gran alegría.
Intención: Pidamos buscar únicamente “el Reino de Dios y su justicia”, porque lo demás se nos dará por añadidura.
Tercer Misterio:
La venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Entonces, Pedro, poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: “Voy a explicarles lo que ha sucedido. Estos hombres no están ebrios, como ustedes suponen, sino que se está cumpliendo lo que dijo el profeta Joel: En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres”..
Intención: Pidamos los dones del Espíritu Santo, especialmente la sabiduría, la fortaleza y el celo.
Cuarto Misterio:
La Asunción de la Virgen al cielo
La gloriosa Asunción de María al cielo, es la fiesta de su destino de plenitud y de felicidad, de la glorificación de su alma inmaculada y de su cuerpo virginal, y de su perfecta configuración con Cristo resucitado (Pablo VI).
Intención: Pidamos vivir nuestra vocación a la santidad.
Quinto Misterio:
María es coronada Reina del cielo y de la tierra, intercesora de los hombres ante su Hijo
La Fiesta de la Asunción se prolonga alegremente en la celebración de la Fiesta de la Realeza de María. En este misterio la contemplamos junto al Rey de los siglos, donde resplandece como Reina e intercede como Madre (Pablo VI).
Intención: Propongámonos confiar en la mediación maternal de María y pidamos el don de la perseverancia.
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40. Rosario. Misterios Luminosos
MISTERIOS LUMINOSOS DEL ROSARIO
(Jueves)
Primer Misterio:
El Bautismo de Jesús
En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección» (Mc 1, 9-11).
Intención: Damos gracias por el don del Bautismo que nos hace formar parte de la Iglesia. Pedimos la gracia de ser fieles a nuestras promesas bautismales.
Segundo Misterio:
El milagro de Jesús en las Bodas de Caná
Como faltaba vino en la boda, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento» (Jn 2, 3. 7-10).
Intención: Pidamos a María la gracia de estar siempre atentos para advertir cuando un hermano necesita ayuda. También para poder abrir el corazón a la escucha y “hacer siempre lo que Él nos diga”.
Tercer Misterio:
Jesús comienza a anunciar el Reino
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia» (Mc 1, 14-15).
Intención: Pedimos el espíritu de discípulos misioneros para anunciar la Palabra.
Cuarto Misterio:
La Transfiguración del Señor
Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén (Lc 9, 28-31).
Intención: Pidamos al Señor la gracia de poder reconocerlo transfigurado en la vida de tantos pobres y sufrientes.
Quinto Misterio:
La institución de la Eucaristía
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes» (Lc 22, 19-20).
Intención: Para que estemos siempre preparados para recibir a Jesús Eucaristía, y que la comunión sea para nosotros luz, alimento, fortaleza y amor.
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41. Letanías de la Virgen María
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,...
Dios, Espíritu Santo,...
Santísima Trinidad, un solo Dios,...
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,...
Santa Virgen de las Vírgenes,...
Madre de Cristo, ...
Madre de la Iglesia, ...
Madre de la divina gracia, ...
Madre purísima, ...
Madre castísima,...
Madre siempre virgen,...
Madre inmaculada, ...
Madre amable, ...
Madre admirable, ...
Madre del buen consejo, ...
Madre del Creador, ...
Madre del Salvador, ...
Madre de misericordia, ...
Virgen prudentísima, ...
Virgen digna de veneración, ...
Virgen digna de alabanza,...
Virgen poderosa, ...
Virgen clemente, ...
Virgen fiel, ...
Espejo de justicia, ...
Trono de la sabiduría, ...
Causa de nuestra alegría, ...
Vaso espiritual,...
Vaso digno de honor, ...
Vaso de insigne devoción, ...
Rosa mística, ...
Torre de David, ...
Torre de marfil, ...
Casa de oro, ...
Arca de la Alianza, ...
Puerta del cielo, ...
Estrella de la mañana, ...
Salud de los enfermos,...
Refugio de los pecadores, ...
Consoladora de los afligidos, ...
Auxilio de los cristianos, ...
Reina de los Ángeles,...
Reina de los Patriarcas, ...
Reina de los Profetas,...
Reina de los Apóstoles, ...
Reina de los Mártires, ...
Reina de los Confesores, ...
Reina de las Vírgenes, ...
Reina de todos los Santos,...
Reina concebida sin pecado original, ...
Reina asunta a los Cielos, ...
Reina del Santísimo Rosario, ...
Reina de la familia, ...
Reina de la paz....
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
ORACIÓN.
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
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42. El Pacto. Introducción
UN PACTO CON DIOS: NUESTRO SECRETO DE ÉXITO EN LA MISIÓN
Rezar con frecuencia el pacto o secreto de éxito. Sentirlo. Somos insuficientes en todo, y sin embargo hemos de llegar a grande santidad, a un apostolado amplio, a adquirir la ciencia suficiente para formar en nosotros el verdadero espíritu religioso y para corresponder a la formación que recibimos. Somos insuficientes en todo, pero Jesús lo es todo: el Camino, la Verdad y la Vida (Ejercicios 1956).
INTRODUCCIÓN:
La misión de la Familia Paulina exige una entrega total a Dios y a los hombres. En esta entrega y particularmente en un momento grave y delicado de la familia, el padre Alberione no halló mejor camino que el de vincularse al Maestro Divino con una alianza o pacto de fidelidad.
Con este pacto, él asume un compromiso con Jesús, e invita a los miembros de la Familia Paulina a realizarlo de la misma manera. Confiando que Dios estará con nosotros si utilizamos todos los medios a nuestro alcance, “sólo y siempre”, para la promoción y la salvación de los hombres en Cristo.
La respuesta de Jesús Maestro no se hizo esperar. Así lo ha consignado en su Testamento Espiritual en 1954, escrito en tercera persona: “En trance de particulares dificultades, reexaminando toda su conducta, por si hubiera impedimentos a la acción de la gracia divina por parte suya, pareció que el Divino Maestro hubiese querido alentar al Instituto nacido pocos años antes.
Durante un sueño tenido después le pareció obtener una respuesta; efectivamente Jesús Maestro decía:
NO TEMAN
YO ESTOY CON USTEDES.
(Nolite timere; ego vobiscum sum)
DESDE AQUÍ QUIERO ILUMINAR.
(Ab hinc illuminare volo)
CAMINEN EN CONTÍNUA CONVERSIÓN.
(Cor poenitens tenete)
Aquel desde aquí salía del Sagrario, y con fuerza, hasta hacerle comprender que del Maestro ha de recibirse toda iluminación.
Hablé con el Director Espiritual advirtiéndole la luz con la que estaba envuelta la figura del Maestro. Me respondió: `Tranquilízate; sueño o lo que sea, cuanto se te dijo es santo; hazlo programa práctico de vida y de luz para ti y para todos los miembros´.
Desde entonces se orientó más y más hacia el Sagrario, y todo lo derivó de él. En el conjunto de las circunstancias oyó estas expresiones:
a) Nada podrán, ni los socialistas, ni los fascistas, ni el mundo, ni el precipitarse -en un momento de pánico- de los acreedores, ni el naufragio, ni satanás, ni las pasiones, ni tu absoluta insuficiencia… Déjenme estar con ustedes; no me arrojen con el pecado. Yo estoy con ustedes, es decir con su Familia, que he amado, que alimento, de la cual hago parte como Cabeza. ¡No duden! Aunque son muchas las dificultades…, pero que yo pueda estar siempre con ustedes: ¡pecados, no!
b) Desde aquí quiero iluminar. Esto es, yo soy su Luz y me serviré de ustedes para iluminar; esta misión les doy y quiero que la cumplan. La luz que envolvía al Divino Maestro, la fuerza de voz de aquel quiero y desde aquí, la indicación prolongada con la mano hacia el Sagrario fueron entendidas así: una invitación a tomarlo todo de Él, Maestro Divino residente en el Sagrario; esta es su voluntad; que de la Familia, entonces amenazada, debía partir grande luz…
Por eso, él estimó más conveniente sacrificar la gramática al sentido, escribiendo Ab hinc; entiéndase y cada cual piense que es transmisor de luz, altoparlante de Jesús, secretario de los evangelistas, de san Pablo, de san Pedro…, que la pluma manual junto al tintero de la máquina impresora cumplen una misma misión.
c) Caminen en contínua conversión significa un habitual reconocimiento de nuestros pecados, defectos, insuficiencias. Discernir en nuestra vocación lo que de Dios proviene y lo que es nuestro: a Dios todo el honor, a nosotros el desprecio. De ahí nació la plegaria de la fe: El Pacto o Secreto de éxito” (AD, 151-158).
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43. El Pacto con Jesús Maestro
En esta oración:
a) Glorificamos la bondad de Dios por nuestra vocación especial...
b) Confesamos nuestra insuficiencia en todo sentido…
c) Hacemos un pacto con Jesús Maestro, obligándonos a buscar sólo y siempre la gloria de Dios y la paz de los hombres. Cristo se ha obligado por anticipado a darnos todo cuanto nos es necesario (AFP, 90-91)
PACTO O ALIANZA CON JESÚS MAESTRO
Jesús, nuestro Maestro,
acepta el pacto que te proponemos
en presencia de María, Reina de los Apóstoles,
y de san Pablo, nuestro padre.
Tú nos llamas a realizar
tu proyecto de salvación:
— a alcanzar el grado
de santidad y gloria eterna
a que nos tienes destinados,
— y a cumplir con fidelidad la misión
de evangelizar a los hombres
con los medios de comunicación social.
Pero comprobamos nuestra condición
de
debilidad,
ignorancia,
incapacidad,
insuficiencia en todo:
en el espíritu y en la cultura,
en la misión y en la pobreza.
Tú, en cambio, eres:
— el Camino, la Verdad y la Vida,
— la Resurrección,
— nuestro único y supremo amor.
Por eso, confiamos sólo en ti,
que nos dijiste:
“Todo lo que pidan al Padre en mi Nombre,
lo recibirán”.
Por nuestra parte,
nos comprometemos a buscar
— en todo y con plenitud de corazón,
— en la vida y en la misión,
— sólo y siempre,
— tu gloria y la paz de los hombres.
Y contamos con que tú nos darás
— tu mismo Espíritu,
— tu amor,
— la ciencia
— y los medios necesarios
para cumplir eficazmente nuestra misión.
Multiplica, conforme a tu infinito amor
y a las exigencias de nuestra vocación especial,
— los frutos de nuestro trabajo espiritual,
— de nuestro estudio,
— de nuestro apostolado
— y de nuestra pobreza.
No dudamos de ti,
sino de nuestra inestabilidad e insuficiencia.
Dígnate pues, Maestro bueno,
acogernos con la misma ternura
que tuviste con el Apóstol Pablo;
así que, siguiendo fielmente
a este nuestro padre,
mientras peregrinamos en este mundo,
podamos un día gozar de Dios
con él, para siempre.
Amén.
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44. El Pacto con Jesús Buen Pastor
PACTO CON JESÚS BUEN PASTOR
(Propio de las Hermanas Pastorcitas a Jesús Buen Pastor)
Jesús, Buen Pastor,
por la intercesión de María,
pastora nuestra,
y de los apóstoles Pedro y Pablo
acepta el pacto que, confiadas,
te proponemos:
nosotras debemos cumplir
los grandes designios de tu voluntad,
alcanzar la santidad
y la gloria celestial
a que nos destinaste,
y cumplir fielmente tu mandato
de evangelizar a través
del apostolado pastoral parroquial.
Sabemos también que somos débiles,
ignorantes e incapaces en todo:
en el espíritu, en la ciencia,
en el apostolado y en la pobreza.
Tú, por el contrario,
eres el Camino, la Verdad y la Vida,
la resurrección
y nuestro único y sumo Bien.
Por eso confiamos solamente en ti,
que dijiste: “Todo lo que pidan
al Padre en mi Nombre, Él se lo dará”.
De nuestra parte
asumimos el compromiso de buscar
en todo y de todo corazón,
en la vida y en el apostolado,
sólo y siempre,
tu gloria y la paz de los hombres.
Y tenemos la certeza que,
de tu parte, nos darás
el buen espíritu, la gracia,
la ciencia y los medios
para hacer el bien.
Multiplica, conforme a tu inmensa bondad
y a las exigencias de nuestra vocación,
los frutos de nuestro trabajo espiritual,
de nuestro estudio,
de nuestro apostolado,
de nuestra pobreza.
No dudamos de ti,
pero tememos por nuestra inconstancia
y debilidad.
Por eso, Pastor bueno,
por la intercesión de María,
Madre tuya y nuestra
trátanos con la misma misericordia
que tuviste para con los apóstoles
Pedro y Pablo.
E imitando en esta tierra sus virtudes
podamos participar de su gloria
en el cielo.
Amén.
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45. Acto de total abandono
Proponemos esta oración, realizada y rezada, por el primer maestro en 1940. De esta manera, el padre Alberione, nos enseña con su vida hasta dónde debe llegar nuestro pacto con el Maestro.
Ruego al Señor
que me despoje de mi voluntad,
de mis gustos, de mis preferencias,
para que pueda hacer de mí,
de todo lo que me pertenece,
en el tiempo y en la eternidad,
lo que quiera y como quiera.
Deseo que el Señor
pueda libremente
hacer y usar de mí según su voluntad,
si así lo quiere, que me reduzca a la nada
en cuanto a la salud,
a la estima,
al lugar,
a las ocupaciones,
en las cosas interiores y exteriores.
Sea todo y sólo por la gracia de Dios,
por la exaltación eterna de su misericordia,
y en reparación de mis pecados.
¡Dios ante todo!
Yo le pertenezco:
Soy cristiano, religioso, sacerdote.
Que, en todo momento,
pueda Él hallarme,
en sus manos,
dócil como lo fue Jesucristo.
Amén.
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46. Coronita a los apóstoles Pedro y Pablo
UNA COMUNIDAD VIVA EN CRISTO Y EN LA IGLESIA
Estamos fundados sobre la Iglesia y el Vicario de Cristo y esta convicción es fuente de seguridad, de alegría y aliento (AD, 209).
Nuestro Instituto no es la repetición de otros institutos. Está llamado a dar a Jesucristo al mundo con la Iglesia y desde la Iglesia (Il Raggio, mayo de 1958).
Sentir con la Iglesia, amar a la Iglesia, cooperar en la Iglesia; ser miembros más santos, más fieles, más activos (UPS, IV, 116).
ORACIONES A LOS APÓSTOLES PEDRO Y PABLO
La familia Paulina nació cuando el Santo Padre, entonces reinante, no tenía colaboración en la dirección respecto a la prensa… La Familia Paulina nacía también para esto; para remediar el problema, porque muchas personas dejaban que el Papa hablara, pero luego enseñaban como a ellas les parecía mejor, según sus convicciones; como ellas juzgaban que era mejor, sin tener en cuenta a quien tenía la obligación, el deber y el poder de dirigir a los católicos por el camino seguro del apostolado. Por tanto, nuestro voto es fidelidad respecto del apostolado (Pr. VO, 413).
Se trata de comprometernos a seguir cuanto el Papa ordena, inculca, aconseja, expone también en discursos ocasionales; hacer eco a su palabra ya sea multiplicándola y explicándola, ya sea haciendo propias las iniciativas que vez a vez va insinuando (DC, 477).
Nuestra misión es estar al servicio de los Pastores y cuando ellos hablan, nosotros, con los medios modernos, multiplicamos su palabra para que pueda llegar al mayor número posible de personas.
“En Cristo y en la Iglesia” (Ef. 5,32); por lo tanto, estar con el Papa, con los Obispos, con los Párrocos. Entonces estaremos verdaderamente “en la Iglesia” (Primer Capítulo General de la PSSP, 1957).
Iniciar la formación desde pequeñas, como son los pastores, como es Jesús Buen Pastor y como fueron los dos pastores Pedro y Pablo. Pueden leer las tres cartas de san Pedro y las catorce de san Pablo y meditarlas. Algunas son de alta doctrina, otras son populares (CM, 48).
CORONITA:
1. Te agradecemos, Jesús
Buen Pastor
por haber elegido a los santos apóstoles
Pedro y Pablo
como los máximos pastores
de la Iglesia
y como instrumentos de salvación
para muchos de tu pueblo.
Y ustedes, santos apóstoles,
que merecieron tan grande gracia
intercedan por nosotros
junto a Jesús y María,
para darnos fuerzas y luchar
contra lo que nos impide
seguir con valentía
nuestra vocación.
Santos apóstoles Pedro y Pablo, rueguen por nosotras y por la Iglesia de Jesucristo.
2. Te agradecemos, Jesús
Buen Pastor,
por haber infundido en los corazones
de los santos apóstoles
Pedro y Pablo
la más pura llama de amor
a Dios y a los hermanos.
Y ustedes, santos apóstoles,
que vivieron plenamente entregados,
intercedan por nosotras
junto a Jesús y María,
para que podamos consagrar a Dios
con alegría todas nuestras fuerzas.
Santos apóstoles Pedro y Pablo, rueguen por nosotras y por la Iglesia de Jesucristo.
3. Te agradecemos, Jesús
Buen Pastor,
porque elegiste
a los santos apóstoles
Pedro y Pablo
para predicar y testimoniar
tu pobreza.
Y ustedes, nuestros protectores,
que vivieron realmente
la pobreza evangélica,
en la oración y en el servicio,
obténgannos de Jesús y María
la gracia de vivir una verdadera
vida de pobreza
y así podamos conquistar
las riquezas eternas.
Santos apóstoles Pedro y Pablo, rueguen por nosotras y por la Iglesia de Jesucristo.
4. Te agradecemos, Jesús
Buen Pastor,
porque gobiernas, apacientas
y guías a tu rebaño
por intermedio de aquellos
que te representan.
Y ustedes, santos apóstoles
Pedro y Pablo
que en el ejercicio de la autoridad
supieron servir,
enséñennos el espíritu de obediencia,
el verdadero diálogo
y colaboración en el servicio fraterno.
Sólo así tendremos fuerzas
contra los enemigos.
Santos apóstoles Pedro y Pablo, rueguen por nosotras y por la Iglesia de Jesucristo.
5. Te agradecemos, Jesús
Buen Pastor
por haber dado
a los santos apóstoles
Pedro y Pablo
la gracia del martirio
y la gloria eterna
en el cielo.
Y ustedes, nuestros protectores,
por sus oraciones,
luchas y conquistas,
obténgannos la gracia
de vivir plenamente
nuestra consagración en el servicio,
testimoniando a través
de nuestras actitudes
y de las obras parroquiales,
el amor de Dios que salva.
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47. Coronita al Sagrado Corazón de Jesús
ORACIÓN AGRADECIENDO LOS DONES DEJADOS POR JESÚS MAESTRO A LA HUMANIDAD EN LAS MANOS DE LA IGLESIA
Debemos dirigirnos a la Iglesia y dejarnos guiar por ella, porque ella toma de Jesucristo y nos comunica la verdad. En esta Iglesia nosotros estamos llamados a vivir no sobre las ramas, sino ser ramas que produzcan frutos abundantes (Pr. PM, 45-50).
El primer viernes de mes está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, para conocer, apreciar y corresponder, a sus grandes dones: el Evangelio, la Eucaristía, la Iglesia, el Sacerdocio, la Vida Consagrada, María Santísima, y su propia vida por nosotros.
Jesús, nuestro Maestro,
yo pecador,
adoro tu Corazón
que tanto ha amado a los hombres
y nada ha escatimado por ellos.
Creo en tu amor infinito hacia nosotros,
y te doy gracias por los valiosos dones
que has concedido a la humanidad,
especialmente por el Evangelio,
la Eucaristía,
la Iglesia,
el Sacerdocio,
la Vida Consagrada,
María como nuestra Madre
y tu misma vida entregada por los hombres.
1. Jesús, Maestro divino
te doy gracias y te alabo
porque nos has concedido
el gran don del Evangelio.
Tú has dicho:
“He sido enviado a evangelizar a los pobres”.
Tus palabras son palabras de vida eterna,
por revelarnos en el Evangelio
los divinos misterios,
enseñarnos el camino seguro que lleva a Dios,
y ofrecernos los medios de salvación.
Concédeme la gracia
de guardar siempre tu Palabra
como la virgen María;
de escuchar y leer el Evangelio
según el espíritu de la Iglesia,
y de anunciarlo con el mismo amor
con que tú lo predicaste.
Haz que todos lo conozcan.
Y así “los sistemas económicos y políticos,
los extensos campos de la cultura,
de la civilización y del desarrollo”
sean según tu Evangelio.
Que prenda pronto, en todos,
el fuego que trajiste a la tierra
para que a todos ilumine y abrase.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
2. Jesús, Maestro Divino,
te doy gracias y te alabo
por el gran regalo de la Eucaristía.
Sólo tu amor
te ha empujado a ser nuestro huésped
en los Sagrarios,
a renovar en la santa Misa tu pasión y muerte,
y a convertirte en alimento de nuestras vidas
por la comunión.
Haz que yo te conozca,
¡mi Dios escondido!,
que beba siempre las aguas saludables
en las fuentes de tu Corazón.
Concédeme la gracia
de poderte visitar diariamente
en este Sacramento;
que participe y comprenda la santa Misa
y me acerque a comulgar con devoción y fe.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
3. Jesús, Maestro Divino,
te doy gracias y te alabo
porque fundaste la Iglesia.
Ella es la Madre
que nos instruye en la verdad,
que nos guía en el camino del cielo,
y que nos comunica la vida de la gracia.
Ella es la continuadora en la tierra
de tu misión salvadora,
tu Cuerpo místico,
el Arca de salvación.
Creo que es infalible,
indefectible, en lo que refiere a la fe,
y católica.
Concédeme la gracia de amarla,
como tú la has amado,
santificándola con tu Sangre.
Que el mundo la conozca,
que todas las ovejas se incorporen
a tu rebaño,
y todos cooperemos, según nuestra vocación,
a la extensión de tu Reino.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
4. Jesús, Maestro Divino,
te alabo y te doy gracias
por la institución del Sacerdocio.
Tú eres quien envías a los sacerdotes,
como el Padre te envió a ti.
A ellos les has entregado los tesoros
de tu doctrina, de tu ley y de tu gracia,
confiándoles el cuidado de los hombres.
Haz que los ame, los escuche
y me deje guiar por ellos en tus caminos.
Jesús,
envía buenos obreros a tu mies.
Sean los sacerdotes,
sal que purifica y preserva,
luz del mundo,
ciudad puesta en la cima de la montaña,
y estén modelados según tu Corazón,
para que un día en el cielo,
sea su gozo y su corona,
un gran número de hombres salvados por su ministerio.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
5. Jesús, Maestro Divino,
te alabo y te doy gracias
porque aprobaste, por medio de la Iglesia,
la Vida Consagrada.
Así en la tierra, como en el cielo,
muchas son las habitaciones.
Tú has escogido a algunos de tus hijos,
llamándolos a vivir la radicalidad
del Evangelio,
y te has hecho su ejemplo,
su ayuda y su premio.
Maestro Divino,
multiplica las vocaciones consagradas,
sé su apoyo
en la vivencia de las Bienaventuranzas evangélicas.
Que constituyan
los perfumados jardines
de la Iglesia
y con su entrega te consuelen,
intercedan ante ti por todos los hombres
y propaguen tu Nombre por medio del apostolado.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
6. Jesús, Maestro Divino,
te alabo y te agradezco
por habernos dado por Madre,
Maestra y Reina a María.
Desde la cruz nos encomendaste
a sus cuidados,
dándole un gran corazón, sabiduría y poder.
Que todos los hombres la conozcan,
amen e invoquen
y ella los lleve hasta ti.
Salvador de los hombres.
Yo me entrego a María,
como te entregaste tú;
quiero estar siempre con ella,
ahora, en la hora de mi muerte
y por toda la eternidad.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
7. Jesús, Maestro Divino,
te alabo y te doy gracias
porque por tu amor,
entregaste tu vida por mí.
Tu sangre, tus llagas, los azotes,
las espinas, la cruz,
tu cabeza inclinada, me hablan al corazón.
“No hay amor más grande
que dar la vida por los amigos”.
El Pastor ha muerto para que sus ovejas vivan.
También yo quiero dar mi vida por ti;
haz que siempre y en todo
puedas disponer de mí para tu mayor gloria
y yo viva en cada instante
el “hágase tu voluntad”.
Que mi corazón arda de amor por ti
y por todos los hombres.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros.
ó
Dulce corazón de mi amable Salvador: haz que arda siempre y crezca en mí tu amor.
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48. Oración a san José, patrono de la Iglesia universal
San José representó aquí en la tierra la paternidad de Dios hacia Jesús. Verbo encarnado. Vivió siempre con profundo respeto y amor hacia el Hijo legal y conocía bien su rol hacia El.
Jesús, a su vez profesaba hacia san José, una profunda reverencia, un amor efectivo y tierno, una serena confianza, una constante docilidad.
San José junto con María, estaba llamado a preparar para el mundo al Maestro único, al Sacerdote, a la Víctima. Y Jesús, con total entrega, miraba al pleno cumplimiento de la voluntad de su Padre de los cielos (CISP, 644).
Si es verdad que la Iglesia entera es deudora a la Virgen María por cuyo medio recibió a Cristo, después de María es a san José a quien debe un agradecimiento y una veneración singular (San Bernardino de Siena).
San José,
Patrono de la Iglesia Universal,
te pedimos que veles sobre el Papa,
los Obispos, sacerdotes,
consagrados y laicos
e intercedas por la santificación de todos.
Te pedimos por la extensión,
exaltación y libertad de la Iglesia,
que continúa la misión de Jesús,
tu Hijo adoptivo.
Cuídala del error, de la ignorancia
y de todo mal.
Defiéndela del “príncipe de este mundo”,
como un día defendiste la vida de Jesús
del egoísmo de Herodes.
Que pronto se realice el gran deseo
de Jesús:
“Que sean Uno”.
Que haya un solo rebaño
bajo un solo pastor.
Alcánzanos la gracia de ser miembros
vivos y activos en la Iglesia peregrinante,
para que gocemos, después eternamente
en la Iglesia triunfante.
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49. Oración a Jesús Obrero
VALOR Y TESTIMONIO DEL TRABAJO EN LAS COMUNIDADES DE LA FAMILIA PAULINA
Ya durante sus primeros días de seminarista (el padre Alberione)… meditó el misterio grande de la vida laboriosa de Jesús en Nazaret. Un Dios que redime el mundo con las virtudes domésticas y con un duro trabajo hasta la edad de treinta años.
Labor redentora, trabajo de apostolado, trabajo fatigoso. ¿No es éste el camino de la perfección: poner al activo servicio de Dios todas las fuerzas, aún las físicas? ¿No es Dios acto purísimo? ¿No está aquí la verdadera pobreza religiosa, la de Jesucristo?... ¿No debe cumplirse, y mayormente por los religiosos, la obligación de ganarse el pan? ¿No es una regla que a sí mismo se impuso san Pablo? ¿No es un deber social que sólo cumpliéndolo podrá el apóstol presentarse a predicar? ¿No nos hace humildes? Para la Familia Paulina ¿no es esencia del apostolado la pluma que escribe como la máquina que imprime? ¿No es salud el trabajo? ¿No preserva del ocio y de muchas tentaciones? ¿No conviene que la beneficencia y las colectas sean sólo para nuevas iniciativas (por ejemplo una iglesia, un medio de apostolado) o para darlas a los pobres o a las vocaciones?
Si Jesucristo ha tomado este camino, ¿no ha sido porque este punto era uno de los primeros por restaurar? ¿No es el trabajo un medio para ganar méritos? Si la Familia Paulina trabaja ¿no imita en un punto esencial, la vida de Cristo? … Este es el motivo del trabajo abundante introducido en las Congregaciones Paulinas. Variar de ocupación, ése es un descanso. ¡Todos al trabajo! Moral, intelectual, apostólico, espiritual (AD,127-129).
Acción y plegaria se orientaron hacia un trabajo social cristiano que tiende a sanar gobiernos, escuelas, leyes, familia, relaciones entre las clases y entre las naciones.
La Familia Paulina tiene una amplia tarea y responsabilidad (en el campo social) (AD, 63).
Jesús,
fuiste obrero y amigo de los obreros,
mira con bondad a los trabajadores.
Te presentamos las necesidades
de cuantos trabajan en los distintos sectores
de la actividad humana.
Tú conoces cuán dura es nuestra existencia,
llena de fatigas, sufrimientos y peligros.
Dirige también a nosotros tus palabras:
“Tengo compasión de este pueblo”.
Anímanos por la intercesión de san José,
modelo de los trabajadores.
Danos la sabiduría, fuerza y amor
de tus jornadas de trabajo.
Inspíranos pensamientos de fe,
de paz, de moderación y economía
y haz que busquemos no sólo el pan cotidiano,
sino también la riqueza del espíritu
y la felicidad eterna.
Líbranos de quienes pueden
robarnos el don de la fe
y la confianza en tu Providencia.
Líbranos de los explotadores,
que desconocen los derechos y la dignidad
de la persona humana.
Que las leyes sociales
se inspiren en tu Evangelio
y las diferentes clases sociales
colaboren sinceramente entre sí,
para que la caridad y la justicia
sean respetadas.
Libra a todos los hombres
del odio, de la violencia, de las injusticias,
enséñales tu mandamiento de amor.
Que todos se guíen
por el magisterio de la Iglesia
que ha indicado al mundo
una enseñanza social
justa y humana
y que asegura a los trabajadores
su promoción personal y social,
y la posesión del reino de los cielos,
herencia de los pobres.
Amén.
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50. Oración a san José Obrero
A san José le pedimos que nos alcance la vida interior, nuestra santificación en el silencio, en la intimidad con Jesús y María, en los deberes cotidianos y en la vivencia de la virtudes individuales y domésticas. Pidámosle también el espíritu del apostolado, la cooperación a la obra de Jesucristo y de la Iglesia, para la salvación del mundo (CISP, 649).
San José,
te veneramos como a modelo de los obreros,
amigo de los pobres, de los emigrantes,
de los que sufren,
como al santo que mejor manifiesta
la Providencia de Dios.
Tú fuiste en la tierra
la imagen de la bondad y de la ternura
del Padre celestial.
Tu fuiste carpintero en Nazaret,
maestro en el trabajo, del Hijo de Dios,
quien se hizo humilde obrero
por nosotros.
Intercede ante Dios,
por todos los que se dedican al trabajo
espiritual, intelectual y manual.
Alcanza del Señor,
para todas las naciones,
una legislación y un orden social
conforme al Evangelio,
a fin de que crezca, en todas partes,
el espíritu cristiano de justicia,
de amor y de paz.
Amén.
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51. Oración a la Santísima Trinidad
ORACIONES MISIONERAS DE LAS COMUNIDADES PAULINAS
Nuestras prácticas de piedad son abundantes y todas necesarias, aun cuando en grado diverso. Son proporcionadas a la actividad apostólica. Deben tener un “color paulino” porque preparan a la vida paulina (CISP, 163).
La persona que se dedica al apostolado debe ser de mucha oración, pues en él se exige mucha gracia de Dios, y el apóstol debe poderse formar una idea exacta de la gente a quien se dirige, realizarlo con caridad y siempre con un santo y entusiasmante optimismo (SC, 243).
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
El señor ha demostrado una grande tesis: esta tesis supera y domina toda la filosofía, toda la teología, toda la mística y diría también toda la eternidad. Esta es la gran tesis: “Ego bonus: Yo soy bueno” (Mt. 20, 15): es bueno el Padre, es bueno el Hijo, es bueno el Espíritu Santo. Glorifiquemos siempre la bondad de Dios, diciendo no distraídamente sino con convicción: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”. Pensemos: ¿qué deber tenemos con la Santísima Trinidad? Conocerla, creer en ella, dar testimonio en ella (Pr. T, 549-550).
Trinidad Santísima:
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
presente y activa en la Iglesia
y en la profundidad de mi ser;
te adoro, te doy gracias y te amo.
Y por las manos de María,
mi madre santísima,
me ofrezco, entrego y consagro como hijo.
Jesús Maestro,
a ti me ofrezco, entrego y consagro
como hermano y discípulo.
Espíritu Santo,
a ti me ofrezco, entrego y consagro
como “templo vivo” para ser santificado.
María, Madre de la Iglesia y madre mía,
tú que estás en íntima unión
con la Santísima Trinidad,
enséñame a vivir en comunión
con las tres divinas personas,
a fin de que toda mi vida
sea un canto de gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.
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52. Oración al Espíritu Santo
Si quieren subir a los grados más altos de su vocación, comprender su sublimidad, tienen necesidad de una continua y grande infusión del Espíritu Santo: “Nacidos no de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino de Dios”. No, no es por voluntad de hombre, sino de Dios como se nace, al igual que Jesucristo, por obra del Espíritu Santo (Pr. T, 532, 1932).
La persona realmente poseída por el Espíritu Santo piensa, obra, ora, habla en Jesucristo y se hace casi voz y lengua de Jesucristo. Todo el ser, todo el obrar, toda la vida es de Jesucristo. Sea que coma, sea que beba, sea que descanse, sea que trabaje, todo lo hace en Cristo y por Cristo. ¿Y qué importa si está enfermo? Y si no puede, porque está enfermo, ir a la Iglesia, ¿acaso se lamenta? No, porque sabe que Jesucristo está en todas partes y que su mejor encuentro con Él es su abandono total en Él. Lo que interesa, la única cosa realmente necesaria es vivir la vida de Cristo. Y Jesucristo viene a nosotros por medio del Espíritu Santo (Pr. T, 538, 1947).
Espíritu Santo,
amor eterno del Padre y del Hijo:
te adoro, te doy gracias,
te amo y te pido perdón
por las veces que te ofendí
en mí y en mi prójimo.
Desciende con la plenitud de tus dones
en las ordenaciones, las consagraciones,
las confirmaciones.
Ilumina, santifica,
aumenta el amor misionero.
Espíritu de Verdad,
te consagro mi inteligencia,
imaginación y memoria: ilumíname.
Haz que conozca a Jesucristo Maestro.
Revélame el sentido profundo del Evangelio
y de cuanto enseña la Iglesia.
Concédeme el don de la sabiduría,
de la ciencia, inteligencia y consejo.
Espíritu vivificador,
te consagro mi voluntad:
condúceme siempre y en todo
según la voluntad del Padre.
Concédeme el don de la fortaleza
y el santo temor de Dios.
Espíritu, fuente de vida,
te consagro mi corazón:
haz crecer en mí la vida divina.
Concédeme el don de la piedad. Amén.
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53. Invocaciones al Espíritu Santo
¡Santo Espíritu! Por intercesión de la Reina de Pentecostés sana mi mente de la irreflexión, la ignorancia, los olvidos, los prejuicios, los errores, y engendra en todo mi ser la sabiduría, Jesucristo Verdad.
Sana mi corazón de la indiferencia, la desconfianza, las malas inclinaciones, las pasiones, los sentimentalismos, y engendra en mí los gustos, los sentimientos, las inclinaciones de Jesús Vida.
Sana mi voluntad de la pereza, la ligereza, la inconstancia, la desidia, la obstinación, los malos hábitos y engendra en mí a Jesucristo Camino; el amor nuevo a todo lo que Jesucristo ama y al mismo Jesucristo.
Eleva sobrenaturalmente:
la inteligencia con el don de entendimiento;
mi saber, con el don de sabiduría;
el conocimiento, con el don de ciencia;
la prudencia, con el don de consejo;
la justicia, con el don de piedad;
la fortaleza, con el don de fortaleza espiritual;
la templanza, con el temor de Dios.
Amén.
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54. Oración del Comunicador
Si san Pablo viviese hoy, seguiría ardiendo con la doble llama del amor a Dios y a Jesucristo, y del amor a los hombres de todos los pueblos. Y para comunicar su mensaje se subiría a los más elevados púlpitos y multiplicaría su palabra con los medios del progreso actual: prensa, cine, radio y televisión. Y su mensaje no sería ni frío ni abstracto (CISP, 1152).
Dios,
que para comunicar tu amor
a los hombres,
has enviado a tu Hijo, Jesucristo,
y lo has constituido:
Maestro, Camino, Verdad y Vida
de la humanidad;
concédenos utilizar
los medios de comunicación social:
prensa, cine, radio, televisión, audiovisuales…
para la manifestación de tu gloria
y la promoción de los hombres.
Suscita personas capaces de cumplir
esta multiforme misión.
Anima a los hombres de buena voluntad
para que contribuyan
con la oración, la acción
y la ayuda económica
a que la Iglesia
anuncie el Evangelio
a todos los pueblos
con estos instrumentos.
Amén.
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55. Coronita al Divino Maestro por el apostolado de los medios de comunicación social
Nuestro apostolado tiene una parte material que se asemeja a la industria o al comercio. Pero no es ni el uno ni el otro. Sin embargo, exige el cuidado, prudencia y justicia de la primera y del segundo. El agua del bautismo tiene que ser agua natural y, en cuanto posible, debe ser limpia y preparada con bendición especial: y sirve como materia para producir efectos sobrenaturales, borra la mancha original e infunde la vida nueva por la que se convierte uno en hijo de Dios.
En el apostolado la materia (industria o comercio) sirve para efectos sobrenaturales en la divulgación de la doctrina católica, usando los medios más fructuosos y más rápidos (CIPS, 915-916).
1. Te adoramos, Jesús Maestro,
Autor y Creador del Universo entero.
Todo en él es una participación
de tu Sabiduría, Poder y Bondad.
Te damos gracias
porque nos has dado todo
para elevar nuestra vida presente,
como preparación a la vida eterna.
Bendito seas, Señor,
fuente de toda ciencia,
que has iluminado las mentes de los hombres
para que descubran las nuevas técnicas
audiovisivas del cine,
radio, televisión y audiovisuales,
de manera que puedan difundir
rápidamente los tesoros divinos,
la cultura, el bien
y la civilización cristiana.
“El mundo, la muerte,
las cosas presentes y futuras:
todo es de ustedes,
ustedes de Cristo,
y Cristo de Dios”.
2. Jesús Maestro,
envía tu Espíritu
para que nos infunda los dones
de entendimiento y de consejo.
Tú eres infinitamente bueno,
y bueno es todo lo que nos has dado.
Pero la libertad del hombre
puede profanarlo,
y de la misma boca salir la bendición
y la maldición.
La vocación de estas nobles técnicas
es para el apostolado,
la cultura y el bien.
La culpa está en convertirlos
en vehículos del error y del vicio.
Concédenos la gracia
de comprender la advertencia de san Pablo:
“Examínenlo todo y quédense con lo bueno
cuídense del mal,
donde quiera que lo encuentren”.
3. Jesús Maestro
dígnate enviar tu divino Espíritu
a los gobernantes, productores, artistas,
técnicos, propagandistas del cine
radio, televisión y audiovisuales,
para que sean penetrados
por los dones de la sabiduría
y el temor de Dios.
Que por el respeto a la inocencia
y a las leyes divinas,
te sirvan a ti y a los hombres,
dando buenos frutos a la humanidad.
Señor Jesús,
que el enemigo no siembre nunca la cizaña
en medio del buen grano,
abusando de la ignorancia
y la fragilidad humana.
4. Jesús Maestro,
envía tu Espíritu a todos los oyentes
y espectadores,
para que infunda en ellos
la ciencia y la fortaleza
en el empleo de los medios de comunicación social.
Que sepan distinguir
entre el bien y el mal,
entre la verdad y el error.
Que todos se vuelvan a las fuentes
de agua viva,
no a las cisternas contaminadas.
Que las almas sencillas
que deseen nutrir su espíritu
encuentren en ellas la vida,
y vida abundante.
Que estas técnicas
difundan siempre la verdad,
la justicia, la bondad y la paz.
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56. Oración letánica de los comunicadores sociales
No nos asombremos si encontramos dificultades. Pensemos en el gigante Goliat cuando desafiaba a los israelitas. ¿Y si nadie se hubiese atrevido a enfrentarle? Pero aparece David, simple, humilde que poseía un corazón según Dios. Y no aceptó las armas que le ofrecía Saúl. Le bastaron una honda y cinco guijarros que recogió en el torrente.
El gigante le decía con desprecio: Daré tu carne a las aves del desierto.
Pero él contestó: Vienes a mí con tu fortaleza, confías en tus armas. Yo en cambio, vengo a ti sólo en el nombre de Dios.
Hoy como ayer, el enemigo es fuerte y poderoso. Pero nosotros debemos sentirnos doblemente fuertes, pues caminamos en el nombre del Señor (DM, 16).
En la Familia Paulina, veneramos, entre los santos Doctores, especialmente a santo Tomás por la filosofía, a san Agustín por la teología, a san Bernardo por la mariología, a san Alberto Magno por las ciencias naturales, a san Juan de la Cruz, por la mística, a san Gregorio Magno por las ciencias por la pastoral, a san Alfonso M. de Ligorio por la moral, a san Francisco de Sales por la ascética (CISP, 113).
Señor, ten piedad,
Cristo, ten piedad,
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre del Cielo… ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo...
Dios, Espíritu Santo...
Santa Trinidad, único Dios...
Jesús, Verbo del Padre… ten piedad de nosotros.
Jesús, Maestro bueno...
Jesús, Camino, Verdad y Vida...
Jesús, esperado por los Profetas...
Jesús, Maestro de los Apóstoles...
Jesús, Doctor de los Evangelistas...
Jesús, luz de los Padres y de los Doctores...
Jesús, modelo de los Santos...
Jesús, vida de los corazones...
Jesús, fuente del Espíritu Santo...
Madre de Cristo y Madre nuestra… ruega por nosotros
Madre de la divina gracia...
Madre del buen consejo...
Reina de los Apóstoles...
San Moisés… ruega por nosotros
San David...
San Isaías...
Todos los santos Profetas… rueguen por nosotros
San Marcos… ruega por nosotros
San Mateo...
San Lucas...
San Juan...
San Pablo...
San Pedro...
San Tadeo...
Todos los santos Apóstoles y Evangelistas… rueguen por nosotros
Todos los santos Padres Apostólicos...
San Atanasio … ruega por nosotros
San Basilio...
San Jerónimo...
San Ambrosio...
San Agustín...
San Juan Crisóstomo...
San Gregorio Magno...
Todos los Santos Padres… rueguen por nosotros
San Bernardo… ruega por nosotros
San Alberto...
Santo Tomás...
San Juan de la Cruz...
San Francisco de Sales...
San Alfonso...
Todos los Santos Doctores… rueguen por nosotros
Santa Teresa… ruega por nosotros
Santa Catalina...
Todos los Santos y Santas de Dios… intercedan por nosotros
De todo mal y de todo error… líbranos, Señor
Del descuido de la Divina Sabiduría...
Por el misterio de tu santa Encarnación...
Por tu predicación...
Por tu cruz y pasión...
Por tu resurrección y ascensión...
Por la venida del Espíritu Santo Paráclito...
Por la infalibilidad y estabilidad de la Iglesia...
A fin de que se haga un solo rebaño bajo un solo Pastor… te rogamos, escúchanos
A fin de que te dignes fortalecernos y conservarnos en tu santo servicio…te rogamos, escúchanos
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
V Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida.
R Enséñanos el camino de tu verdad y santidad.
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57. Cántico de las criaturas del siglo xx
Este “cántico” es de 1936 y por su apertura a la técnica y a los procesos de la comunicación, bien podría haberlo firmado el mismo Teilhard Chardin.
Con visión profética, el padre Alberione, entrevé lo que será el nuevo impulso misionero de la Iglesia cuando utilice los medios de comunicación al servicio del Evangelio. Así llega a decir: “Cuando los medios de comunicación social (prensa, cine, radio, televisión, audiovisuales…) se utilizan para la transmisión del Evangelio reciben una consagración que los eleva a la máxima dignidad: la oficina del escritor, el taller tipográfico, la librería son las modernas cátedras e iglesias. Quien trabaja en ellos se convierte en un verdadero apóstol” (UPS, I, 316).
Nunca, en el curso de los siglos,
las criaturas
han sido tan movilizadas
y ennoblecidas
como en la actualidad.
Ellas han colaborado
a formar a Jesucristo en los hombres,
como el agua en el bautismo.
En verdad, todo ha sido redimido en Cristo:
donde abundó el pecado,
por la rebelión de los hombres
allí sobreabundó la gracia,
por la obediencia de Jesucristo.
La radio y el teléfono
para reunir las noticias;
la linotype, la monotype y las incisiones
para la composición tipográfica;
la rotativa, la calcografía y la heliotipia
para la mejor impresión;
los procesos mecánicos para la confección
de libros y periódicos;
la organización postal
— correo ordinario y por avión —
son todas expresiones
que evidencian el amor que anima
al apóstol,
amor que convoca a todas las criaturas
para anunciar al Señor.
De la misma manera
que el hombre de oración,
con su fe llena de amor,
invita a todas las criaturas
a alabar y venerar
a su Creador:
¡Criaturas todas del Señor,
Bendigan al Señor! (BUC, 4, 1936).
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58. Oración Instituto Jesús Sacerdote
LOS INSTITUTOS SECULARES Y COOPERADORES: BRAZOS PAULINOS EN EL CORAZÓN DEL MUNDO
Iniciada ya la Sociedad de San Pablo, en el año 1916 y siguientes, pensó que se necesitaba agregarle una especie de tercera orden: esto es, personas que entendieran mejorar su vida cristiana según el espíritu paulino, añadiéndole el apostolado, ejercido a través de la oración, las obras y la ayuda económica. Así surgió la “Unión de Cooperadores del Apostolado de las Ediciones” (AD, 122).
Dentro de su condición secular y en el ámbito de sus empeños sociales, los miembros de los Institutos seculares viven la consagración a Dios mediante la espiritualidad paulina, ocupándose de la divulgación del mensaje salvífico principalmente según el apostolado y el espíritu de la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, ampliando así a los diversos sectores la acción y el influjo de nuestra misión específica (Doc. Cap. PSSP, 672).
INSTITUTO SECULAR DE JESÚS SACERDOTE
¡Soy un milagro de Dios! Su infinita misericordia me llevó al sacerdocio: “por la gracia de Dios soy lo que soy”. La ordenación transformó a los Doce; la ordenación me convirtió en un nuevo ser, Dios en la tierra (AP, 29).
El sacerdote docto es estimado, el sacerdote severo es temido, el sacerdote que habla bien es escuchado; pero solamente el sacerdote de mucha caridad es amado (TP, 172).
ORACIÓN DEL SACERDOTE
Jesús, Maestro divino,
te alabo y te agradezco
por habernos dado el sacerdocio
y por haberme llamado a este servicio.
Los sacerdotes somos tus enviados
como tú lo fuiste del Padre.
A nosotros nos confiaste los tesoros
de tu Evangelio, tus ejemplos y tu vida,
y la misión de ofrecer, en nombre tuyo,
la salvación a todos los hombres.
Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote,
sé para mí :
Camino, Verdad y Vida.
que yo sea siempre sal
que purifica y preserva;
luz del mundo,
ciudad puesta como un signo
a la vista de todos.
Renuevo hoy los compromisos asumidos
en mi ordenación sacerdotal.
Te los ofrezco con humilde confianza
y te pido que mi elección
sea siempre más libre y firme,
y la manifieste con un amor
cada vez más fuerte y fiel.
Deseo vivir con plenitud mi sacerdocio
y mi consagración total a ti,
con la vivencia de los consejos evangélicos.
Jesús, Maestro divino,
concédeme encontrar junto a ti
una muchedumbre de hermanos
que, habiendo aprovechado
mi servicio sacerdotal,
sean mi gozo y premio en Dios.
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59. Oración a San Gabriel Arcángel
LOS INSTITUTOS SECULARES Y COOPERADORES: BRAZOS PAULINOS EN EL CORAZÓN DEL MUNDO
Iniciada ya la Sociedad de San Pablo, en el año 1916 y siguientes, pensó que se necesitaba agregarle una especie de tercera orden: esto es, personas que entendieran mejorar su vida cristiana según el espíritu paulino, añadiéndole el apostolado, ejercido a través de la oración, las obras y la ayuda económica. Así surgió la “Unión de Cooperadores del Apostolado de las Ediciones” (AD, 122).
Dentro de su condición secular y en el ámbito de sus empeños sociales, los miembros de los Institutos seculares viven la consagración a Dios mediante la espiritualidad paulina, ocupándose de la divulgación del mensaje salvífico principalmente según el apostolado y el espíritu de la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, ampliando así a los diversos sectores la acción y el influjo de nuestra misión específica (Doc. Cap. PSSP, 672).
INSTITUTO SECULAR DE SAN GABRIEL ARCÁNGEL
A muchas almas que tienden a la perfección, a la propia santificación, les falta una clara orientación, una espiritualidad propia, un camino seguro. Estas almas, si encuentran un Instituto Secular, vivirán una verdadera santificación, cumplirán un generoso apostolado (P. Alberione ).
El Ángel Gabriel entró en su casa y saludó a María diciendo: ¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo (Lc. 1, 28).
ORACIÓN A SAN GABRIEL ARCANGEL
Padre celestial,
te doy gracias por haber enviado
al arcángel san Gabriel
para anunciar la encarnación de tu Hijo
y la redención de la humanidad.
María recibió con fe el anuncio,
y tu Hijo se encarnó
y, muriendo en la cruz,
redimió a todos los hombres.
Pero la mayor parte de ellos
no ha recibido aún
el mensaje de la salvación
y vive en las tinieblas.
San Gabriel,
protector de los medios de comunicación social,
intercede ante el Maestro Divino
para que la Iglesia pueda utilizar
más plenamente estos poderosos medios
para anunciar el Evangelio.
Que estos maravillosos dones de Dios
sirvan para la promoción y la salvación
de todos los pueblos,
y nunca se usen en su contra.
Que todos los pueblos acojan
el mensaje de Jesucristo.
San Gabriel,
ruega por nosotros
y por quienes trabajan en el apostolado
con los medios de comunicación social.
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60. Oración a Nuestra Señora de la Anunciación
LOS INSTITUTOS SECULARES Y COOPERADORES: BRAZOS PAULINOS EN EL CORAZÓN DEL MUNDO
Iniciada ya la Sociedad de San Pablo, en el año 1916 y siguientes, pensó que se necesitaba agregarle una especie de tercera orden: esto es, personas que entendieran mejorar su vida cristiana según el espíritu paulino, añadiéndole el apostolado, ejercido a través de la oración, las obras y la ayuda económica. Así surgió la “Unión de Cooperadores del Apostolado de las Ediciones” (AD, 122).
Dentro de su condición secular y en el ámbito de sus empeños sociales, los miembros de los Institutos seculares viven la consagración a Dios mediante la espiritualidad paulina, ocupándose de la divulgación del mensaje salvífico principalmente según el apostolado y el espíritu de la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, ampliando así a los diversos sectores la acción y el influjo de nuestra misión específica (Doc. Cap. PSSP, 672).
INSTITUTO SECULAR NUESTRA SEÑORA DE LA ANUNCIACIÓN
A las Anunciatinas las quiere el Señor como un jardín florecido y hermoso, donde se cultivan las rosas del amor, la margarita de la obediencia, el lirio de la castidad. Esparcidas en todo el mundo, acojan esta invitación, florezcan en la Iglesia de Dios y perfúmenla con la virtud de cada una. Lleven a todos los hombres la ayuda de su amor, de su fe, de su apostolado y de su generosidad (P. Alberione).
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA ANUNCIACIÓN
Oh, María,
todas las generaciones
te proclaman bienaventurada.
Tú creíste y aceptaste
el mensaje divino
y éste se cumplió en ti.
Por eso, todo mi ser te alaba, oh María.
Creíste en la encarnación del Hijo de Dios
en tu seno virginal
y llegaste a ser la Madre de Dios.
Fue el día más luminoso de la historia humana:
por ti recibimos al Maestro divino,
al Sacerdote único y eterno,
a la Víctima de reparación,
al Rey universal.
La fe es un don de Dios,
raíz de todo bien:
María, alcánzanos una fe viva,
fuerte, eficaz en obras;
la fe que salva y santifica;
fe en el Evangelio, en la Iglesia y la vida eterna.
Que podamos meditar las palabras
de tu Hijo Jesús
como tú las meditabas y conservabas
en el corazón.
Que el Evangelio sea anunciado
y acogido por todos.
Que todos, en Cristo,
lleguen a ser hijos de Dios.
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61. Oración del Instituto Santa Familia
LOS INSTITUTOS SECULARES Y COOPERADORES: BRAZOS PAULINOS EN EL CORAZÓN DEL MUNDO
Iniciada ya la Sociedad de San Pablo, en el año 1916 y siguientes, pensó que se necesitaba agregarle una especie de tercera orden: esto es, personas que entendieran mejorar su vida cristiana según el espíritu paulino, añadiéndole el apostolado, ejercido a través de la oración, las obras y la ayuda económica. Así surgió la “Unión de Cooperadores del Apostolado de las Ediciones” (AD, 122).
Dentro de su condición secular y en el ámbito de sus empeños sociales, los miembros de los Institutos seculares viven la consagración a Dios mediante la espiritualidad paulina, ocupándose de la divulgación del mensaje salvífico principalmente según el apostolado y el espíritu de la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, ampliando así a los diversos sectores la acción y el influjo de nuestra misión específica (Doc. Cap. PSSP, 672).
INSTITUTO SECULAR DE LA SANTA FAMILIA
Queriendo Dios restaurar todas las cosas en Jesucristo, dispuso iniciar su obra presentando a todas las familias un modelo y ejemplo perfecto en la Familia de Nazaret.
Efectivamente, en la Sagrada Familia, padres, madres e hijos encuentran divinas lecciones de paciencia, castidad, amor familiar, laboriosidad, religiosidad, etc. En ella Jesús vivió, trabajó y oró por muchos años. Así, por la Familia, comenzó la restauración (P. Alberione).
ORACIÓN DE LA FAMILIA
Jesús,
te damos gracias por haber conocido
al Instituto de la “Santa Familia”,
en el cual hemos encontrado,
los esposos cristianos,
un camino de amor y de salvación.
Que en nuestros hogares
florezcan las virtudes
que animaron la vida
de la Familia de Nazaret:
la piedad, la obediencia, la caridad,
la honestidad de la vida.
Que nosotros, contemplando ese modelo,
seamos colaboradores generosos
del plan salvador de Dios
como lo fuiste tú, José y María.
Que en nuestros hijos,
el tesoro más precioso que nos has confiado,
veamos reflejado siempre tu rostro,
de modo que los guiemos con amor,
hasta que tú te formes
plenamente en ellos.
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62. Compromiso de fidelidad. Cooperadores Paulinos
LOS INSTITUTOS SECULARES Y COOPERADORES: BRAZOS PAULINOS EN EL CORAZÓN DEL MUNDO
Iniciada ya la Sociedad de San Pablo, en el año 1916 y siguientes, pensó que se necesitaba agregarle una especie de tercera orden: esto es, personas que entendieran mejorar su vida cristiana según el espíritu paulino, añadiéndole el apostolado, ejercido a través de la oración, las obras y la ayuda económica. Así surgió la “Unión de Cooperadores del Apostolado de las Ediciones” (AD, 122).
Dentro de su condición secular y en el ámbito de sus empeños sociales, los miembros de los Institutos seculares viven la consagración a Dios mediante la espiritualidad paulina, ocupándose de la divulgación del mensaje salvífico principalmente según el apostolado y el espíritu de la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, ampliando así a los diversos sectores la acción y el influjo de nuestra misión específica (Doc. Cap. PSSP, 672).
UNIÓN DE COOPERADORES PAULINOS
Estos son los Cooperadores Paulinos: personas que entienden la Familia Paulina y forman con ella una unión de espíritu y de misión. Hacen suyos los fines principales de la vida consagrada: la santificación y el apostolado, y los viven en la medida en que les es posible.
A su vez, la Familia Paulina promueve su formación, los orienta hacia una vida cristiana plena y comparte con ellos los bienes de la Congregación y el mérito de la misión…
Todos juntos constituimos una unión de personas que buscan y se ayudan para promover la “gloria de Dios y la paz de los hombres”, según el espíritu de san Pablo (CISP, 384-385).
El apostolado de los laicos es una de las grandes esperanzas de la Iglesia. Todos somos responsables de nuestro tiempo y de nuestros hermanos… Las necesidades son enormes y urgentes.
Hay que actuar hoy mismo. Mañana podrá ser demasiado tarde. Es la hora de los laicos (Pablo VI).
COMPROMISO DE FIDELIDAD
Esta oración, sacada de los escritos del padre Alberione, se rezó por vez primera en el Santuario de la Virgen “Tres Veces Admirable” de Bellavista-La Florida (Chile), el 16 de octubre de 1955, por un grupo de Paulinos y Hermanas Paulinas. El Movimiento de Cooperadores de Chile la hizo suya y entró en el Breviario Paulino, Santiago 1957, p. 41-43. Aquí la publicamos con algunos retoques.
Señor,
en medio del mundo al cual nos has enviado:
— Queremos ser apóstoles tuyos como Pablo.
— Queremos revivir tu magisterio divino y presentarte
como el Maestro, Camino, Verdad y Vida
de la humanidad.
— Lo haremos Señor, con tu ayuda.
Los medios del progreso y de la ciencia
han sido empleados muchas veces
para desviar a los hombres:
— Tú sólo eres el Maestro.
Para los hombres que buscan la verdad:
— Tú eres la única Verdad.
Para los hombres de buena voluntad
en busca de su plena realización:
— Tú eres el único Camino.
Para los hombres urgidos por el amor:
— Tú eres la Vida.
Señor,
que tu amor nos llena plenamente
para que podamos entregarnos totalmente
al servicio de nuestros hermanos.
“No hay amor más grande
que dar la vida por los amigos”.
Reconocemos nuestros límites
y la pobreza de nuestros medios.
Pero confiamos en Ti que nos has dicho:
“El que permanece en mí, y yo en él,
da mucho fruto”.
Nuestro anhelo es:
ser luz que arde e ilumina,
evangelios vivientes, portadores de tu amor.
Todo lo podemos contigo que eres nuestra fortaleza.
Tú elegiste a los apóstoles,
los formaste y los enviaste.
Fórmanos en el mismo espíritu:
humildes, entregados y disponibles
para la salvación de los hombres.
Envía tu Espíritu
y habrá un nuevo Pentecostés:
queremos formar en tu espíritu
un nuevo escuadrón de apóstoles de tu Nombre.
Vivifica a la Familia Paulina
en una comunión de oraciones, sacrificios,
apostolado y alegría.
Donde reina la caridad y el amor,
allí está Dios.
Renovamos solemnemente, ante Ti,
el pacto de fidelidad a nuestra vocación
y misión particular.
Sin ti, nada podemos,
pero confiamos en tu amor.
Camino seguro para ser fieles
es vivir en la misma actitud de María.
Ella es nuestra Madre, Maestra y Reina.
Dios nos entregó a su Hijo por María.
Con ella, sigue dando hoy, a Jesús a los hombres.
Por ello,
en los momentos de duda e incomprensión,
y frente a los obstáculos y dificultades
de nuestra misión:
Reina de los Apóstoles,
ruega, intercede y lucha con nosotros.
En nuestro servicio a la Iglesia
de dar integralmente el mensaje evangélico :
Madre de la Iglesia,
ruega, intercede e ilumina.
Bendice y multiplica a los Paulinos y Paulinas
formándolos como auténticos
discípulos de Jesús Maestro,
para que podamos realizar nuestra misión:
por “la gloria de Dios y la paz de los hombres”.
Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
venga tu Reino.
Venga por María, Madre, Maestra
y Reina de los Apóstoles.
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63. Oración por nuestros difuntos
LA COMUNIDAD PAULINA, CAMINO HACIA EL PADRE
La unión de los peregrinos con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo, no se interrumpe, antes bien se fortalece... Porque ellos llegaron ya a la Patria y gozan de la presencia del Señor: por Él, con Él y en Él no cesan de interceder por nosotros ante el Padre (LG, 49).
El Paraíso sea nuestro pensamiento dominante (INM, 171).
La Familia Paulina puede y debe contar, para su futuro y el fruto de su apostolado, de modo especial con sus difuntos, que han sabido entregar generosamente su vida: extraordinario tesoro cuyo valor está fijo para siempre en Dios (Mi protendo in avanti, 171).
La Familia Paulina no se disuelve con la muerte; los miembros que mueren sólo cambian de morada… (CISP, 392).
En esta circulación plena de vida paulina se incluyen todos los Cooperadores, principalmente los que han aportado a la Familia Paulina algo de su vida (padres, parientes) o de su espíritu (párrocos, confesores…) (CISP, 392).
ORACIÓN POR NUESTROS DIFUNTOS:
Señor, Maestro bueno,
recibe en tu paz a los que mueren,
especialmente
aquéllos con quienes estamos ligados
por la justicia y el amor:
nuestros parientes, bienhechores,
hermanos de comunidad y amigos.
Te pedimos por las personas
que en el mundo
tuvieron mayor responsabilidad:
los sacerdotes,
los gobernantes de las naciones,
las autoridades religiosas,
las personas consagradas a tu servicio.
Te pedimos, también
por los que mueren abandonados
sin la asistencia sacerdotal,
y luego son olvidados por todos.
Te pedimos
por todos aquéllos que se entregaron
con un amor grande a Ti
y a los hombres.
Jesús Maestro,
recíbelos pronto a todos
en la felicidad de tu Reino,
por mediación de María y de san Pablo.
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64. Oración por la glorificación de nuestros Beatos y Siervos de Dios
No tengo deseo más fuerte para con mis hermanos, sino de que haya santos entre ellos (P. Alberione).
Tenemos que convencernos de que en estos apostolados se requiere mayor espíritu de sacrificio y oración más profunda… Hay que salvar, ¡pero primero salvarnos! Se necesitan santos que nos precedan en estos caminos todavía no transitados y, en parte, ni siquiera señalados. No es asunto de aficionados, sino de verdaderos apóstoles (CISP, 807).
Señalamos, a continuación, algunos hombres y mujeres que se adhirieron con toda su vida incondicionalmente al Evangelio y al apostolado con los medios de comunicación social. Son los santos, aún no glorificados por la Iglesia por razones de tiempo, que nos han precedido en el amor a Cristo y a los hombres al mejor estilo de san Pablo.
Será nuestro deber rezar por sus prontas glorificaciones para que toda la Iglesia vea en ellos un modelo actual de ser santos. Son ellos :
El padre Santiago Alberione, Fundador de la Familia Paulina (1884 - 1971).
Oraba todos los días como Jesús : “Por ellos yo me santifico, para que también ellos sean santificados en la verdad” (Jn.17, 19). La primera preocupación de la Familia Paulina será la santidad de la vida, la segunda, la santidad de la doctrina.
La hermana Tecla Merlo, cofundadora de las Hermanas Hijas de San Pablo (1894-1964), decía:
“Al aprobar la congregación, la Iglesia nos hace participar de su vida y santidad, de su misión profética y de su evangelización: confirma la acción del Espíritu Santo en la fundación; nos compromete a vivir con fidelidad el Espíritu del Evangelio, según la específica vocación paulina”.
El padre Timoteo Giaccardo, primer sacerdote de la Sociedad de San Pablo (1896- 1948).
De él ha escrito el Fundador: “¡Sabía hablar con Dios! En particular, vivía de la Eucaristía, de la devoción mariana, de la liturgia, del amor a la Iglesia y al Papa, de la caridad dulce y activa hacia los hermanos y hacia todos, de pensamientos y aspiraciones siempre altos, de plena observancia religiosa” (CISP, 396).
El hermano Andrés Borello, discípulo paulino (1916- 1948).
“La humildad y la caridad han caracterizado, junto con la piedad, toda su vida, que él ofreció al Señor por los llamados. Del Sagrario tuvo una luz particular sobre el Apostolado de las Ediciones, al cual consagró todas sus energías (P. Alberione).
Maggiorino Vigolungo, uno de los primeros aspirantes paulinos (1904- 1918). Sus lemas eran :
“ Entre nosotros debe reinar solamente la alegría y la caridad”.
“Progresar un poquito cada día”.
Monseñor Francisco Chiesa, director espiritual del Fundador (1874- 1946), vivió el espíritu siendo uno de los primeros grandes cooperadores Paulinos, decía :
“Se me dijo que soy paulino, y es verdad, siempre he sido paulino, y nunca me he arrepentido de serlo”.
ORACIÓN
Señor,
glorifica en tu Iglesia
a tu siervo (sierva)…,
sea para nosotros luz,
guía y fuerza en la obra
de santificación y apostolado;
y, por su intercesión, apresura en el mundo
la venida de Cristo Maestro,
Camino, Verdad y Vida.
Amén.
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65. Oración para obtener gracias de nuestros Beatos y Siervos de Dios
Te doy gracias con toda la Iglesia,
en Cristo Maestro,
por los tesoros de santidad,
de luz y de gracia
que has concedido a tu siervo(a) fiel…
quien a ejemplo del apóstol Pablo
ha trabajado para que el Evangelio
sea predicado,
con los medios de comunicación social.
Concédeme la gracia de seguir
sus ejemplos e imitar su espíritu.
Concédeme también,
por su intercesión,
la gracia que ahora imploro…
(Gloria al Padre…)
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66. Coronita por los difuntos
El primer martes del mes está dedicado a las almas del purgatorio, para ofrecer sufragios por ellas, y también por nuestra propia purificación.
1. Señor, creador y redentor mío, creo que en tu justicia has dispuesto el purgatorio para los difuntos que pasan a la eternidad sin antes haberse purificado completamente del pecado y sus consecuencias. Y creo que, en tu misericordia, aceptas los sufragios, especialmente el sacrificio de la misa para su alivio y liberación.
Aumenta mi fe e infúndeme sentimientos de amor hacia estos queridos hermanos que sufren.
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
2. Señor Jesucristo, Rey de la gloria, por intercesión de María y de todos los santos, libra a los fieles difuntos de las penas del purgatorio. Y tú, San Miguel, príncipe de la milicia celestial, guíalos a la luz santa que el Señor ha prometido a Abraham y sus descendientes. Te ofrezco, Señor, sacrificios y oraciones de alabanza. Acéptalas por los que hoy recordamos para que pasen al gozo eterno del cielo.
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
3. Jesús, Maestro bueno, te pido por los difuntos a los que me unen más estrechos vínculos de gratitud, justicia, caridad o parentesco: mis padres, mis bienhechores, mis hermanos de congregación y mis familiares. Te encomiendo a las personas que en el mundo han tenido mayores responsabilidades: los sacerdotes, los gobernantes, los superiores y personas consagradas. Te ruego también por los difuntos más olvidados y los más devotos de Jesús Maestro, de la Reina de los Apóstoles y de san Pablo Apóstol. Dígnate llamarlos pronto a la bienaventuranza eterna.
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
4. Te doy gracias, Jesús Maestro, por haberte encarnado para librar al hombre de tantos males, con tu doctrina, tu vida, tu muerte y resurrección. Te pido por los difuntos que en su vida fueron víctimas del error y del mal a causa de los medios de comunicación social. Espero que estos difuntos, una vez librados de sus penas y admitidos en el gozo eterno, te rueguen y supliquen por el mundo moderno, a fin de que los muchos bienes que nos has dado para la elevación de la vida presente, sirvan igualmente para el apostolado y la vida eterna.
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
5. Jesús misericordioso, por tu dolorosa pasión y por el amor que me tienes, perdóname todo el mal que he cometido y las consecuencias de mis muchos pecados. Concédeme vivir en continua conversión, alcanzar delicadeza de conciencia, rechazar todo mal deliberado y tener las disposiciones necesarias para adquirir las indulgencias. Me comprometo a sufragar a los difuntos en cuanto pueda; y tú, bondad infinita, infúndeme un fervor siempre más vivo para que al terminar mi vida terrena, sea admitido a contemplarte para siempre en el cielo.
Dales, Señor, el descanso ...
Acto heroico de caridad
Dios mío, para tu mayor gloria y por los méritos de Jesús y de María, te ofrezco y cedo por los difuntos la parte satisfactoria de todo el bien que haga y de cuantos sufragios reciba después de mi muerte. Dispón de todo según tu divina voluntad.
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67. Coronita a san José
El primer miércoles del mes se dedica a san José, para pedir su protección para la lglesia universal, su asistencia para cada uno de nosotros, y la gracia de una buena muerte para los que pasen a la eternidad a lo largo del mes. Le pedimos también su intercesión para que la divina Providencia nos socorra a todos.
1. San José, que fielmente colaboraste en nuestra redención, ten piedad de esta pobre humanidad todavía tan llena de errores, vicios y supersticiones. Tú, en las manos del Padre celestial, fuiste dócil instrumento preparando todo lo necesario en el nacimiento e infancia de Jesús, contribuyendo así a la formación de la Víctima, del Sacerdote y del Maestro Divino en beneficio de los hombres. Santo dócil a la voluntad de Dios, pedimos tu intercesión para obtener un celo auténtico en la búsqueda y formación de las vocaciones. Y para nosotros mismos pedimos poder corresponder con generosidad y constancia al precioso don de la llamada divina.
San José, ruega por nosotros.
2. San José, modelo de todas las virtudes, consíguenos la gracia de tu misma vida interior. Tú, que amando y trabajando en silencio, cumpliendo fielmente con todos los deberes religiosos y sociales y sometiéndote siempre a la voluntad de Dios, alcanzaste tan sublime santidad y gloria en el cielo, consíguenos aumento de fe, esperanza y caridad; mayor infusión de las virtudes cardinales; y la abundancia de los dones del Espíritu Santo.
San José, ruega por nosotros.
3. San José, te veneramos como modelo de los trabajadores, amigo de los pobres, consolador de los afligidos y emigrantes, y como al santo de la Providencia, porque fuiste durante tu vida terrena el representante de la bondad y solicitud del Padre celestial. Fuiste carpintero en Nazaret y maestro de trabajo del Hijo de Dios, que se hizo humilde obrero por nuestro amor. Socorre con tus oraciones a todos los que se consumen en el trabajo intelectual, moral y material. Obtenles a las naciones una legislación que se inspire en el Evangelio, espíritu de caridad cristiana y una organización social según la justicia y la paz.
San José, ruega por nosotros.
4. San José, padre adoptivo de Jesús, alabamos al Señor por la comunicación profunda que tuviste con Él durante su infancia y juventud, en Belén, en Egipto y en Nazaret, cuando lo amabas paternalmente y Él correspondía filialmente a tu amor. Tu fe te hacía adorarlo como al Hijo de Dios hecho hombre, mientras Él te obedecía, ayudaba y escuchaba. Tenías con Él agradables conversaciones y, ocupados en el mismo trabajo, compartían grandes penas y gozaban de dulces consuelos. Intercede por nosotros para que nunca ofendamos a Jesús ni lo perdamos a causa del pecado. Ruega por nosotros para que comulguemos y nos confesemos bien, alcancemos una gran intimidad con Jesús, y después de haberlo amado fervientemente en la tierra, podamos poseerlo para siempre en el cielo.
San José, ruega por nosotros.
5. San José, purísimo esposo de la Virgen María, humildemente te pedimos nos alcances una verdadera devoción hacia nuestra cariñosa Madre, Maestra y Reina. Quiso Dios asociar tu misión a la de María. Participaste con ella en las mismas penas y alegrías, sobresaliendo los dos en virtudes y méritos, íntimamente unidos en la mente y en el corazón. San José, ruega por los padres y madres de familia. Obtennos la gracia de conocer, imitar, amar e invocar siempre a la Virgen Santísima; que todas las almas se acojan a su corazón de Madre.
San José, ruega por nosotros.
6. San José, protector de los agonizantes, te suplicamos por todos los moribundos y te pedimos que también a nosotros nos asistas en la hora de nuestra muerte. Tú que, con la santidad de tu vida, mereciste un tránsito tan dichoso asistiéndote Jesús y María con inefable gozo para ti, líbranos de una muerte improvisa, y alcánzanos la gracia de poderte imitar en la vida, desapegando nuestro corazón de todo lo mundano y atesorando méritos para la hora de nuestra muerte. Haz que podamos recibir entonces debidamente los sacramentos de los enfermos, y junto con María, infúndenos sentimientos de fe, esperanza, caridad y dolor de nuestros pecados, para que podamos morir en la paz del Señor.
San José, ruega por nosotros.
7. San José, patrono de la Iglesia universal, extiende tu benigna mirada sobre el Papa, los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los laicos, ruega por la santificación de todos. La Iglesia es el fruto de la sangre de Jesús, tu hijo adoptivo. Te pedimos por la expansión, santificación y libertad de la Iglesia. Defiéndela de los errores y de las fuerzas del mal, así como salvaste la vida de Jesús de las manos de Herodes. Que pronto se vuelva realidad el deseo ardiente de Jesús: que haya un solo rebaño bajo un solo pastor.
San José, ruega por nosotros.
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68. Coronita al Ángel Custodio
El primer jueves del mes está dedicado a nuestro ángel de la guarda: para conocerlo; ser auxiliados contra las acechanzas del demonio y en todos los peligros espirituales y materiales; corresponder a su protección y alcanzar con él, el gozo del cielo.
1. Padre celestial, te doy gracias por tu bondad infinita, pues, desde que mi alma salía de tus manos creadoras, me encomendaste a un ángel para que “me ilumine, guarde, rija y gobierne”. Te doy gracias también a ti, Ángel de mi guarda, que me acompañas cada día en mi viaje de regreso al Padre Celestial. Tus santas inspiraciones, tu continua protección contra los peligros espirituales y corporales, y tu oración, ante el Altísimo son para mí consuelo y esperanza segura.
Ángel de Dios que eres mi custodio, ya que el Señor me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname, amén.
2. Ángel de la guarda, que siempre contemplas al Señor y deseas que yo merezca hacerte compañía en el cielo, te ruego me obtengas el perdón del Señor por las muchas veces que he sido sordo a tus consejos, y he pecado en tu presencia, y por la poca familiaridad que he tenido contigo, a pesar de que estás siempre a mi lado.
Ángel de Dios que eres mi custodio, ya que el Señor me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname, amén.
3. Ángeles del paraíso, protejan a los escritores, técnicos y propagandistas de los medios audiovisuales y a todos aquellos que los usan. Defiéndanlos del mal, guíenlos en la verdad, obténganles la verdadera caridad. Pidan al Señor las vocaciones necesarias para el apostolado con estas técnicas, y acompañen a los llamados en su delicada misión. Inspiren a todos los creyentes el propósito de cooperar con la acción, la oración y donativos, al apostolado de la comunicación social. Iluminen, protejan, rijan y gobiernen el mundo de las técnicas audiovisuales, a fin de que sirvan para elevar el nivel de vida presente y orientar a la humanidad hacia los bienes eternos.
Ángel de Dios que eres mi custodio, ya que el Señor me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname, amén.
4. Ángel de mi guarda, fiel y fuerte en la virtud, tú eres uno de los ángeles que en el cielo, capitaneados por san Miguel, vencieron a Satanás y sus secuaces. La lucha iniciada un día en el cielo continúa ahora en la tierra; el príncipe del mal y sus adeptos luchan contra Jesucristo y tientan a las almas. Ruega a la Inmaculada Reina de los Apóstoles que asista a la Iglesia, ciudad de Dios, que lucha contra la ciudad de Satanás. San Miguel Arcángel, junto con tus seguidores defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. ¡Sujételo Dios! Y tú, príncipe de la milicia celestial, encierra en el infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que merodean por el mundo para la perdición de los hombres.
Ángel de Dios que eres mi custodio, ya que el Señor me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname, amén.
5. Ángeles todos del Señor, han sido creados para rendir homenaje, alabar y bendecir incesantemente a la Santísima Trinidad; de esa manera reparan también nuestras desatenciones. Ustedes son los verdaderos amantes de Dios y de los hombres y perpetúan el canto “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”. Les suplicamos su intercesión por la humanidad para que conozca al único Dios verdadero, al Hijo por Él enviado, y a la Iglesia columna de verdad. Pidan para que el nombre de Dios sea santificado, venga el reino de Jesucristo y se haga la voluntad del Padre, así en la tierra como en el cielo. Extiendan su protección a los gobernantes, a los trabajadores y enfermos; obtengan bendiciones y salvación para cuántos buscan la verdad, la justicia y la paz.
Ángel de Dios...
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69. Cantos Paulinos. A Jesús
Todo tiene que acabar en un magnífico “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres…” en honor de la Santísima Trinidad, cantado por los ángeles, como programa de vida, redención y apostolado de Jesucristo: es el paulino vivir en Cristo (AD, 183).
Vigorizar la piedad: por eso escoger bien los cantos. Cantemos, pues, aquellos que están llenos de verdad, de espíritu y sentido religioso, aquellos que expresan nuestra fe, nuestra voluntad de servir fielmente a Dios y nuestro amor a Él. Cantos bellos, llenos de devoción para que las ceremonias sean solemnes… (PRS, 38-39).
1. A JESÚS MAESTRO
1. Irradia en los siglos el Verbo Divino:
Iglesia, Evangelio, la historia, lo creado.
Son signos que alumbran al hombre en camino,
al hombre, al premio inmortal destinado.
Creemos, te amamos, Señor y Maestro;
con todos los hombres de todos los tiempos;
discípulos tuyos, el ser te entregamos,
con ánimo grato.
2. Tu eterno proyecto, a través de María,
al mundo desciende cual luz y cual vida:
la Biblia y el Papa y la Eucaristía
revelan tu amor y enseñanza divina.
3. Maestro, sé Guía seguro y Camino
que aleje del mundo tinieblas y errores,
modela en nosotros tu imagen divina,
conforme a tu imagen de Hombre perfecto.
2. A CRISTO, DIVINO MAESTRO
Somos tuyos, Señor,
heraldos de tu luz;
llevamos nuestra cruz
con abnegado amor.
1. Para que el Reino avance
sembramos la vida:
¡que tu mensaje alcance
toda la humanidad!
2. Queremos con tu ayuda
al hombre restaurar,
contigo el mundo entero
a Dios reconquistar.
3. Que tu ejemplo divino
todos puedan seguir:
la cruz es el camino
para llegar a ti.
4. Cristo, de nuestra vida
sé tu el animador;
y nada nos separe
del Pacto de tu amor.
5. Junto a María vendremos
de ti, Maestro, en pos;
luchando avanzaremos
porque lo quiere Dios.
6. Formamos en tu escuela,
discípulos, Señor;
con Pablo, ser queremos
testigos de tu amor.
3. HIMNO DE LA CARIDAD
Oh caridad de Cristo, inflama el corazón
para que se consuma en obras de amor.
1. Si yo tuviese el don de profecía, aleluya,
y si todo misterio penetrase, aleluya,
sin caridad de nada me valdría.
2. Si yo entregara todas mis riquezas, aleluya,
ofreciendo mi cuerpo al sacrificio, aleluya,
sin caridad de nada me aprovecha.
3. La caridad es dulce y bondadosa, aleluya,
no tiene envidia ni se ensoberbece, aleluya,
es servicial, humilde y hacendosa.
4. La caridad jamás la paz deshace, aleluya,
no vive por sus propios intereses, aleluya,
descansa en la verdad y se complace.
5. La caridad es ciencia que ennoblece, aleluya,
todo lo espera y lo soporta todo, aleluya,
porque la caridad nunca fenece.
4. CRISTO VIVE EN MI
Cristo vive en mí,
Cristo ama en mí,
Vive en mí, ama en mí (bis)
1. Tabernáculos vivientes,
Paulinos y Paulinas,
Que dan su pensamiento
Para que Cristo piense.
2. Tabernáculos vivientes,
Paulinos y Paulinas,
Que ponen su voluntad
Para que Cristo actúe.
3. Evangelios vivientes,
Paulinos y Paulinas,
que dan su corazón
para que Cristo ame.
4. Evangelios vivientes,
Paulinos y Paulinas,
llevando con su vida
a Cristo alegría.
5. LIBERTADOR DE NAZARET
Libertador de Nazaret,
vén junto a mí, vén junto a mí,
libertador de Nazaret
¿qué puedo hacer sin ti?
1. Yo sé que eres Camino,
que eres la Vida y la Verdad.
Yo sé que el que te sigue
sabe a dónde va.
Quiero vivir tu vida,
seguir tus huellas, tener tu luz
quiero beber tu cáliz,
quiero llevar tu cruz.
2. Quiero encender mi fuego,
alumbrar mi vida y seguirte a ti,
quiero escucharte siempre,
quiero luchar por ti.
Busco un mensaje nuevo,
te necesito, Libertador.
¡No puedo estar sin rumbo,
no puedo estar sin Dios!
6. UN SOLO MAESTRO TENEMOS
Sólo un Maestro tenemos y es Cristo,
pues nuestro camino es Él,
verdad y vida nuestra es Él,
sigamos sus pasos, amén.
La luz que nos guía es Él,
venceremos luchando con Él,
tenemos la vida en Él.
1. Yo soy el Camino y la Vida,
la verdad para todos ustedes,
quien me sigue no anda en tinieblas.
2. Ustedes me llaman Maestro, dicen bien,
pues si yo lo soy,
de mi ejemplo les pido que aprendan.
3. No dejen que les llamen Maestro,
pues un solo Maestro existe,
entre ustedes son todos hermanos.
4. El discípulo no es más que el Maestro,
pero el que esté bien formado
llegará a ser como el Maestro.
5. Si alguien en mí permanece
y permite que yo viva en él,
mucho fruto podrá producir.
7. HIMNO DEL EVANGELIO
1. Dios nos ha dado el Evangelio
con su mensaje de paz y amor
en él nos habla Jesús Maestro
y ahuyenta toda sombra de error.
Cristo Jesús nos llama
con voz de eternidad:
“Yo soy la Vida de vuestras almas,
soy el Camino, soy la Verdad”.
2. El Evangelio en nuestros lares
lleve la dicha de Cristo en pos,
que sean santos nuestros hogares,
que no se ofenda jamás a Dios.
3. Que el Evangelio vuelva ser guía
que venga el Reino de salvación
reine el Maestro, reine María
y un mundo nuevo será su don.
4. Sea un apóstol cada cristiano
como san Pablo lo fuera ayer
conquiste alegre hoy al hermano
de su oficina, de su taller.
8. NO TEMÁIS
No temáis, yo estoy con vosotros.
No temáis, yo estoy aquí,
no temáis, sino arrepentíos,
desde aquí quiero iluminar.
1. Yo sé en quien he creído
y yo sé que Él es fiel.
2. No soy yo quien vive,
es Cristo quien vive en mí.
3. Todo lo puedo en el Señor,
que conforta y fortalece.
00. JESÚS MAESTRO
Cristo Maestro, Tú eres el Camino,
Vida verdadera y eterna Verdad.
Para el hombre que avanza desolado,
de espaldas al amor que Dios nos brinda,
para el hombre que vaga perdido y solitario,
Tú eres Camino, Verdad y Vida.
Cristo Maestro...
Para el hombre sediento de verdades,
hundido en un mar de ideologías,
para el hombre que busca la luz sin sombra alguna,
Tú eres Camino, Verdad y Vida.
Cristo Maestro...
Para el hombre que vive sin fronteras
y cifra en el progreso su alegría,
para el hombre que sueña tal vez con no morirse,
Tú eres Camino, Verdad y Vida.
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70. Cantos Paulinos. A María
9. A MARÍA, REINA DE LOS APÓSTOLES
1. Oh María que el Hijo Divino
Madre nuestra en la cruz te nombró;
guía, alumbra en el santo camino
los que apóstoles Dios escogió.
Con tu amparo, María, queremos
para el reino de Cristo luchar:
haz que paz a los hombres llevemos,
al Señor demos gloria y honor.
2. En el Cenáculo orante, oh María,
invocaste al Paráclito Amor:
si a sus mieses Jesús nos envía
Madre, alcánzanos celo y fervor.
3. Que en la tierra sea el Verbo escuchado
de Jesús, Vía, Vida y Verdad;
y tú, Madre, el auxilio invocado
dona pródiga a la humanidad.
4. Al llevar a los hombres sedientos
luz, ejemplos y sendas de amor
ya se tornen palabras e inventos
medios dóciles del Redentor.
10. A MARÍA, MADRE DE LOS APÓSTOLES
1. Por Madre y Reina y por Maestra
a los Apóstoles, Jesús te dio.
Bajo tu amparo, la Iglesia santa
por todo el mundo se difundió.
A ti venimos, Madre de Cristo,
forma nuestra mente,
voluntad y corazón;
Maestra y Reina, recíbenos.
2. Dócil la mente, el Verbo eterno
del Evangelio recibirá.
Contigo, Madre, la fe revive
con la justicia y la verdad.
3. Dirige, oh Reina, nuestro camino
tras los ejemplos del Buen Pastor:
fuertes, humildes, libres, sufridos
nos reconforte tu resplandor.
4. Incontenible ansia de entrega
los corazones consagra a ti;
Madre, anhelamos vivir de Cristo,
amarlo siempre, en El morir.
5. El Evangelio al mundo entero
queremos, Madre, comunicar,
para que todos sigan a Cristo:
Él es Camino, Vida y Verdad.
11. DESDE TU TRONO
Desde tu trono, Reina de los cielos,
vuelve tus ojos llenos de dulzura
hacia tus hijos que en las amarguras
de su destierro acuden siempre a ti.
Tú eres la paz y el gozo en nuestra vida,
eres consuelo firme en el dolor.
Bajo tu amparo, Madre bendecida,
estaremos siempre, hasta morir.
María, Reina de los Apóstoles,
¡escúchanos!
María, Maestra y Madre buena,
¡escúchanos!
Que al terminar nuestro triste destino
alcancemos la Patria feliz.
¡Contigo… al fin!
00. MARÍA MADRE DE LOS APÓSTOLES
María, tú eres Madre
de los que hemos dejado padre y madre
por seguir la llamada del Señor.
Ayúdanos, oh Madre,
a llevar a los hombres el mensaje
de tu Hijo Redentor.
Madre de los Apóstoles, María,
aumenta nuestra entrega y nuestro amor,
nuestra fidelidad a la Palabra
nuestra fe en el poder de la oración.
María, tú eres Madre...
Madre de los Apóstoles, María,
incúlcanos el celo abrasador
que tuvieron un día Pedro y Pablo
respondiendo a la llamada del Señor.
María, tú eres Madre...
000. MADRE DE LOS APÓSTOLES
Madre de los apóstoles,
protégenos, santifícanos.
Como pasó en Jerusalén dijiste Sí, Oh Virgen Fiel. Se hizo en Ti la voluntad de quien venía para salvar.
Madre de los apóstoles...
En el hogar de Nazareth criaste al niño junto a José. Hoy lo sostienes y lo das como Camino, Vida y Verdad.
Madre de los apóstoles...
Bajo la cruz estas de píe, nos adoptaste mujer de fe. Eres Tu guía al caminar hacia la meta que tanto amas.
Madre de los apóstoles...
Primera Apóstol de la mies, quédate como en Pentecostés. Madre y Reina acógenos, haznos Santos por el amor.
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71. Cantos Paulinos. A san Pablo
12. VUELVE, APÓSTOL DE CRISTO
Vuelve, Apóstol de Cristo, a nosotros,
que ha llegado la hora del mal,
odio insano marchita a los hombres,
los aleja del Dios inmortal.
Que resuene tu verbo encendido
despertando la luz de la fe;
e impulsando a todos los hombres
a entregarse al servicio del bien.
Vuelve, Apóstol de Cristo, a nosotros,
que ha llegado la hora del mal,
tu retorno cual sol nos anime
a luchar por un gran ideal.
Prisionero glorioso de Cristo,
las miradas se vuelven a ti,
hoy confiados tus hijos te invocan
los proteja tu amor en la lid.
Vuelve, Apóstol de Cristo, a nosotros,
que ha llegado la hora del mal,
vén, oh Padre, y la tierra a tu paso
se convierta en vergel celestial.
Haz que el mundo de un polo hasta el otro,
ante el Cristo clavado en la Cruz,
se decida a seguir generoso
tras las huellas del Hombre-Jesús.
13. TÚ, QUE HAS SIDO
Tú, que has sido un gran padre de pueblos,
y un Apóstol por Cristo formado;
mira en cuánta maldad y pecado
gime el mundo, y redímelo a Dios.
Oye, Pablo, el clamor de tus hijos
que ferviente se eleva hasta el cielo;
haz que llenos de ardor y de celo
tras tus huellas podamos seguir.
Tu gran celo no tuvo confines,
todo el orbe cantó tus victorias:
lenguas miles pregonan tus glorias,
santo Apóstol, heraldo de Dios.
14. HIMNO A SAN PABLO
A ti, Pablo, glorioso patrono
hoy tus hijos invocan fervientes
tú que Cristo anunciaste a las gentes
danos celo, doctrina y valor.
Tus ejemplos serán nuestra guía,
nuestra fuerza en el arduo camino.
Del apóstol el premio divino
en el cielo podamos hallar.
Que a los campos de mieses de Cristo
sean santos ministros enviados,
para dar, en tus huellas formados,
a los hombres la paz, gloria a Dios.
15. AL APÓSTOL DE LAS GENTES
Al Apóstol de las gentes,
al electo Pablo santo,
elevemos nuestro canto,
llena el alma de fervor.
¡Gloria, honor, oh nuestro Padre!
Que, abrasado en santo celo,
proclamaste al mundo entero
el mensaje del Señor.
Por la radio y la palabra,
por la prensa y por el cine,
en los hombres aún germine
la semilla del amor.
¡Ah! Concédenos, san Pablo,
caridad fuerte y sincera,
humildad y fe, que espera,
al final, tu galardón.
16. HIMNO DE LOS PAULINOS
Somos los seguidores de tu gloria;
somos los mensajeros de tu amor,
ejércitos que van a la victoria,
apóstoles fervientes del Señor.
Discípulos de Pablo, en nuestra frente
llevamos el llamado de Jesús.
En el reino de Cristo, triunfalmente,
prenderemos la antorcha de su luz.
Legiones del amor, huestes paulinas,
te seguirán, Señor, hasta morir.
Desde tu santa cruz nos iluminas;
queremos tu Evangelio revivir.
Envíanos tu Espíritu divino
en otra celestial Pentecostés.
El será nuestra luz en el camino;
nosotros, los obreros de tu mies.
María, Reina y Madre, nos reciba
bajo su manto azul y virginal.
La legión de san Pablo, mientras viva
seguirá su mirada maternal.
17. HIMNO DE LA JUVENTUD PAULINA
De todos los pueblos cristianos venimos
valientes heraldos de Cristo Señor.
Guiados por Pablo, la lucha emprendimos
que al mundo devuelve la fe y el amor.
Junto a María, Reina de juventud,
queremos despertar
del Evangelio santo la inquietud.
¡Adelante, juventud!
A luchar por la Verdad.
En el nombre de Jesús alcanzarás:
Gloria a Dios y al hombre paz.
¡Adelante, juventud!
Por tu mensaje redentor
El reinado del Señor
Llegará a la humanidad.
18. PABLOS JÓVENES
Pablos jóvenes,
Pablos jóvenes,
lo que necesita el mundo de hoy.
¿Qué quieres que yo haga?
al igual que Pablo ayer.
Hoy nosotros te preguntamos
con entusiasmo y con amor.
La Familia Paulina
con la radio y televisión,
con la prensa, con el cine
y los medios de comunicación.
El mensaje llega a todos
con fuerza y devoción.
Cristo mismo, nos sedujo
en fraterna comunión.
Un mundo nuevo, ya comienza
lleno de esperanza y de fe.
Porque Pablo nos convoca
a vivir en el Señor.
19. SI YO NO TENGO AMOR
Si yo no tengo amor
yo nada soy, Señor.
1. El amor es compasivo,
el amor es servicial,
el amor no tiene envidia,
el amor no busca el mal.
2. El amor nunca se irrita,
el amor no es descortés,
el amor no es egoísta,
el amor nunca es doblez.
3. El amor disculpa todo,
el amor es caridad,
no se alegra de lo injusto,
sólo goza en la verdad.
4. El amor soporta todo,
el amor todo lo cree,
el amor todo lo espera,
el amor es siempre fiel.
5. Nuestra fe, nuestra esperanza,
junto a Dios terminarán,
el amor es algo eterno,
nunca nunca pasará.
00. ME HICE TODO POR TODOS
Judío con el judío, y gentil con el gentil.
Me hice débil con el débil,
me hice fuerte con el fuerte,
/ me hice todo por todos por servir / (2)
Si predico el Evangelio
no tengo de qué gloriarme:
cumplo con mi obligación.
Soy obrero que no tiene
motivo para ensalzarse:
todo el mérito es de Dios.
Judío con el judío...
Yo no corro a la aventura:
yo busco como el atleta,
siempre el primero en llegar.
No me ocurra a mí que un día
al fin me descalifiquen,
a pesar de predicar.
Judío con el judío...
Dios nos guarda una corona
a todos los que luchamos
el combate de la fe.
Corred hoy de tal manera
que os den siempre el primer premio
cuando a la meta lleguéis.
Judío con el judío...
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72. Cantos Paulinos. Varios
20. SECRETO DE ÉXITO
Un Pacto contigo, Señor,
perdona mi atrevimiento,
mis límites, yo reconozco:
soy débil y pobre en todo.
Tu, en cambio eres Camino y Vida,
eres Cristo Resucitado, eres la Verdad.
Mira Jesús mi gran pobreza, yo nada tengo,
y tú ya lo sabes.
Mira Jesús, mi gran pobreza, yo nada soy,
y tú ya lo sabes.
Mi vida Señor comprometo,
a ti, sólo yo buscaré: tu voluntad y tu gloria,
la paz para todos mis hermanos.
Dame tú, sabiduría, fortaleza,
carisma de acción y de santidad.
¡Gracias, Jesús!
Amame, así como amaste a tu gran Apóstol.
¡Gracias, Jesús!
Amame, yo con María camino hacia ti.
21. SEÑOR, GLORIFICA A NUESTRO FUNDADOR
Señor, glorifica a nuestro Fundador
en tu Iglesia
sea a nosotros luz, guía y sostén,
en la obra de santificación
y en el apostolado
por su intercesión,
venga el Reino de Cristo Maestro
Camino, Verdad y Vida.
Camino, Verdad y Vida.
Señor, glorifica, glorifica
a nuestro Fundador.
Señor, glorifica, glorifica
a nuestro Fundador
en tu Iglesia.
22. ALBERIONE
1. De la Hostia Jesús le llamó
sólo la voz escuchó
y así como en Pablo
Dios su vida “consagró”.
Alberione, Alberione, Alberione;
todo el mundo te llamó,
con medios nuevos anunciaste a Cristo
entregaste todo a Él (bis).
2. Los hombres nuevos buscó
la mujer también llamó
y así como en la Iglesia
la “Familia Paulina” surgió.
3. El tiempo su vida duró
huellas paulinas, él nos dejó
lo único que el predicó
PAZ A LOS HOMBRES, GLORIA A DIOS.
23. NUEVO SIGLO
El tiempo llamando está
un nuevo siglo empezará.
La Iglesia anunciará
a Jesucristo en todo lugar.
1. Al final de un siglo
y al comienzo de otro,
al morir un mundo
y vislumbrarse otro (bis).
2. El mundo pidiendo va
ansioso espera ya,
al hombre que nacerá
del brillo de la verdad (bis).
3. Gran tiempo su vida duró
los nuevos medios conocerán,
y el tiempo por fin dirá
que se consagren en la verdad (bis).
24. POR EL CINE, LA RADIO Y LA PRENSA
1. Cristo en nosotros se quiso quedar,
del mundo y el hombre se hará acompañar
de inventos hará un día brotar
la vida que él nos quiere dar.
La PRENSA nos hará “pensar”,
el CINE nos hará “mirar”,
la RADIO nos hará “escuchar”
y por eso nos va a “juzgar” (bis).
2. Cristo Jesús hablando está,
a todos los hombres quiere llegar
“Familia Paulina” sé fiel a tu Dios
con todos los medios que quiere
el Señor.
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73. Siglas
AD -Abundantes Divitiae. Testamento de un Apóstol de la Comunicación Social. EdicionesPaulinas, Bogotá 1975.
AE -L’ Apostolato dell’Edizioni, Alba, 1932.
AFP -Alle Famiglie Paoline, Roma, 1954.
BM -Brevi meditazioni per agni giorno dell’anno, Edizione Paoline, Roma, 1948, tomos I-II.
BUC -Bollettino Unione Cooperatori, n. 4 (1936)
CISP -Carissimi in San Paolo, Edizione Paoline, Roma, 1971.
CM -Caminhando para a meta, Editora e Gráfica Saô Paulo. Caxias do Sul – RS —, Brasil.
CD -Constituciones y Directorio, PSSP, 1971
DC -Documenti Capitorari della Pia Società S. Paolo, Edizione Paoline, Roma, 1972.
DCap -Documentos Capítulo General Especial, PSSP, 1969-71.
DFD -La Familia Paulina en oración, Chile.
ECS -Espiritualidad y Comunicación Social, Ediciones Paulinas, Bogotá, 1975, segunda edición.
ECM -Ecos de Casa Madre (circular interna HSP, 1934-39)
FSP -Fedeltà allo Spirito Paolino, Roma, 1965.
GdM -La grandezze di Maria, Edizioni Paoline, Roma 1951.
HM -Haec meditare (ejercicios y retiros a las Hijas de San Pablo, recogidos en ocho tomos), Roma, 1940-48.
IA -Ipsum Audite, Roma, 1954.
LG -Lumen gentium, constitución dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia.
MI -Meditazioni e Instruzioni del P. Alberione a las Hijas de San Pablo, en diversas cincunstancias (Archivo de la Casa General HSP).
MCM -Mirada a Cristo Maestro.
PA -Prediche alle suore Pastorelle, Albano-Ostia, 1961-1964, Tomos I-II.
PPM -Prediche del Primo Maestro, Roma, 1952-1955.
PrA -Recopilación mecanografiada de meditaciones del Primer Maestro sobre el Apostolado (Hijas de San Pablo, Roma, 1969-71).
PrCB -Idem anterior sobre la Biblia.
PrDM -Idem, sobre el Divino Maestro.
PrRE -Idem, sobre la Redacción.
PrPM -Idem, sobre las Prácticas de piedad.
PrSP -Idem, sobre San Pablo.
PrT -Idem, sobre la Santísima Trinidad.
PrV -Idem, sobre la Visita al Santísimo.
(P)RS -Per un rinovamento spirituale, Edizioni Paoline, Roma, 1952.
SC -Sacrosanctum Concilium, constitución sobre la liturgia.
Sor -Alla sorgente, Hermanas Pastorcitas, Ostia, 1969.
TG -Estratto dal Diario del sig. Maestro Don Timoteo Giaccardo, Roma, 1917-19.