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El pueblo de Israel tomó esa costumbre de los pueblos vecinos, pero la modificó y le dio otro sentido. No se lo
relacionó con la luna ni se pensó que traía mala suerte. El pueblo de Israel relacionaba todas sus costumbres con
lo que Dios había hecho con ellos. Una primera explicación dice que el día sábado todos deben descansar y no
deben hacer trabajar a los animales porque “debes acordarte de que fuiste esclavo en Egipto y el Señor tu Dios
te sacó de allí” (Deut 5, 15). Todo ser humano debe imitar lo que hizo Dios con su pueblo: hay que dar un
descanso a todo el que trabaja, tanto a las personas como a los animales.
Años más tarde, se profundizó la idea de Dios, y esto tuvo su resonancia en la forma en que se propuso la
obligación de descansar durante todo el día sábado. Cuando se hizo una nueva redacción de los mandamientos,
se explicó que se debía descansar el día sábado porque “en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y
todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó” (Ex 20, 11). Los israelitas contemplaban el mundo que los
rodeaba, y veían que Dios ya no hacía cosas nuevas en el mundo que tenían al alcance de sus ojos: todo parecía
terminado. Era como si Dios hubiera trabajado en un tiempo, haciendo el mundo y los astros, y luego se hubiera
dedicado a descansar. Se podía concluir que si los seres humanos eran “imagen de Dios, hechos a su semejanza”
(Gn 1, 26), entonces todas las personas debían descansar después de haber hecho sus tareas.
Por esa razón, cuando se quiso relatar la obra de la creación que Dios había hecho, lo hicieron en forma de un
poema distribuido en siete estrofas, como si fuera una semana (Gn 1, 1-2,4). Este es el primer capítulo de la
Biblia, pero, sin embargo, es uno de los últimos textos del Antiguo Testamento, cuando ya Israel ha tenido una
larga experiencia de Dios. Ellos presentaron a Dios haciendo todas las cosas como un obrero que trabaja durante
la semana, y el último día toma una jornada de descanso. De esta forma, al cantar este poema, todos
recordarían que se debe respetar el día sábado para no arruinar la imagen de Dios que lleva cada uno.
Si los antiguos habían dicho que el último día de la semana “traía mala suerte”, Israel dice que el último día de
la semana es un día bendito porque aproxima los seres humanos a Dios. |
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