El pueblo de Israel veneraba la Ley de Dios que estaba
escrita en las Tablas de piedra que Dios había
entregado a Moisés. Estas tablas se guardaron en un
cofre de oro que tenía andas en el costado para poder
ser transportada por el camino a lo largo del desierto.
El arca de la Alianza contenía lo más sagrado que Dios
había entregado a su pueblo: su Palabra. Cuando
llegaron a la tierra prometida, pusieron el Arca de la
Alianza en un pequeño templo, y después
construyeron en Jerusalén un gran Templo para
guardar el Arca de la Alianza.
Los primeros cristianos, que eran judíos y
descendientes de judíos, comenzaron a llamar a María
“Arca de la Alianza”, porque ella había guardado en su
seno durante 9 meses a la misma palabra de Dios hecha
carne: Jesús.
María también fue llamada trono del rey David
y el Nuevo Templo de Jerusalén. |