LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS
Luego, mediante la imposición
de las manos, comunicaban a
los bautizados el don del
Espíritu Santo. Es esta
imposición de las manos, la
que ha sido considerada desde
siempre como el origen del
sacramento de la Confirmación,
por la cual se hace presente
la gracia acontecida en aquel
primer Pentecostés. Muy
pronto, para significar mejor
el don del Espíritu Santo, se
añadió a la imposición de las
manos una unción con óleo
perfumado, llamado crisma.
El que es ungido con el crisma,
se convierte en cristiano.
(CRISTO significa ‘ungido’). |