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Las hermanas Vicentinas tienen en la ciudad de Añatuya un hogar para niños enfermos y discapacitados. Allí llegan desde todos los pueblos de la diócesis muchos niños, y ellas los atienden con el amor de una madre, curando sus heridas, proporcionándoles la medicina necesaria para recuperarse, ayudándolos con enorme paciencia en sus discapacidades. |
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