SANTA MADRE TERESA DE CALCUTA
Dar hasta que duela
Agnes Gonxha Bojaxhiu nació el 26 de agosto de 1910 en Uskub (actual Skopie, capital de Macedonia, entonces parte del imperio otomano). Fue la menor de tres hermanos.
Su padre, que estaba involucrado en la política de Albania, murió repentina y misteriosamente en 1919. De niña, Agnes asistió a la escuela estatal y participó como soprano solista del coro de su parroquia y, en ausencia del director, se encargaba de la dirección del grupo. Pertenecía, además, al Sodalicio de Nuestra Señora, donde comenzó a interesarse por las historias de los misioneros jesuitas que anunciaban a Jesús en distintas partes del mundo. Desde entonces, sintió el deseo de trabajar al igual que ellos en la India. A la edad de 5 años, recibió su Primera Comunión y a los 6, la Confirmación; con doce años ya estaba convencida de que debía dedicarse a la religión y entró en el convento de Loreto. Agnes optó por usar el nombre de Teresa para su vida religiosa, en honor a santa Teresita del Niño Jesús.
No bien pudo, pidió ser trasladad a la ciudad de Calcuta, en la India. Aprendió el idioma y comenzó a trabajar en una escuela de niñas que tenía la congregación a la que pertenecía. Teresa hizo sus votos solemnes mientras enseñaba en el colegio del convento de Loreto, en el que trabajó por casi veinte años como profesora de Historia y de Geografía. Si bien disfrutaba al enseñar en el colegio, cada vez se perturbaba más en razón de la pobreza existente en Calcuta. ¡Tanta pobreza la desvelaba! Y pensaba: ¿Qué hago yo aquí, mientras afuera hay tantas personas muriendo de miseria? Un día, cuando viajaba en tren de una ciudad a otra de Calcuta, sintió con fuerza en su corazón el llamado de Dios que la enviaba a trabajar como pobre entre los más pobres. Pidió permiso al obispo del lugar, dejó sus hábitos de la congregación, se envolvió en una manto blanco con rayas azules, así como el que usaban los habitantes de aquel lugar, y salió a caminar por las calles, acercándose a los más pobres que estaban tirados al costado del camino. Tras adoptar la ciudadanía india en 1950, recibió formación como enfermera durante tres meses y, finalmente, se quedó a vivir en los barrios más pobres. Su primera tarea comenzó con una niña que no sabía leer. Todas las mañanas Teresa la iba a buscar, y se sentaba en la calle junto a ella para enseñarle a leer. Con el paso de los días, fueron juntándose más niños a su alrededor y, así, poco a poco,inauguró una escuela en la que no solo recibía a los analfabetos, sino también a los hambrientos y a los enfermos. Su primer año de trabajo con los pobres estuvo repleto de dificultades. No tenía ingresos y, por ello, se veía en la necesidad de pedir limosna y alimentos para poder vivir. Con el tiempo se fueron uniendo a Teresa otras jóvenes que querían trabajar como ella, ayudando a los «más pobres entre los pobres». Comenzó a nacer así una nueva congregación religiosa a la que llamó las Misioneras de la Caridad, para cuidar a «los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar, los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no amada o desprotegida, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos».
Aunque inicialmente esta congregación tenía solo 13 miembros en Calcuta, con el tiempo llegó a poseer más de 4000 integrantes presentes en orfanatos, hospicios y centros de sida de todo el mundo. La congregación ofreció caridad y cuidado a los refugiados, entre los que se contaban ciegos, discapacitados, alcohólicos, ancianos, pobres, personas sin hogar y víctimas de inundaciones, epidemias o hambrunas.
En 1952 inauguró el primer hogar para moribundos en Calcuta. Con la ayuda de diversos funcionarios indios, se convirtió un abandonado templo hindú en el «Hogar para Moribundos Kalighat», un hospicio gratuito para los pobres. Todos aquellos que llegaban a Kalighat recibían atención médica y se les ofrecía la oportunidad de morir con dignidad de acuerdo con los rituales de su fe; los musulmanes leían el Corán, los hindúes recibían agua del Ganges y los católicos obtenían el sacramento de la unción de los enfermos. Ella solía decir: «para personas que vivieron como animales, una muerte hermosa es morir como ángeles, amados y queridos».
Después fundó casas para niños abandonados, para enfermos de lepra. ¡Era incansable y nada la detenía! Muchas personas e instituciones, al ver la obra que realizaba, quedaban conmovidos y le hacían llegar alimentos y ayuda económica. Recibió muchos premios y entre ellos, el Premio Nobel de la Paz por sus tareas humanitarias en Calcuta. Pero para ella, el premio mayor siempre fue el amor de Jesús, que la lanzaba cada mañana a las calles de Calcuta, a descubrirlo entre los hambrientos, enfermos y moribundos.
Su orden comenzó a propagarse por el mundo, y las hermanas de la caridad abrieron diferentes casas para atender las necesidades de los más pobres.
El 5 de septiembre de 1997, a los 87 años de edad, murió la Madre Teresa, esta gran santa de nuestra época. |