NUESTRA SEÑORA DEL PILAR
Esta es una advocación muy importante, ya que es la primera de todas. Sucedió después de la resurrección de Jesús, cuando los apóstoles, llenos del Espíritu Santo, partieron a distintos lugares del mundo a anunciar el Evangelio.
El apóstol Santiago, partió rumbo a España. Al llegar a esas tierras, encontró muchos seguidores, y el mensaje de Jesús comenzó a extenderse por el lugar. Santiago sentía nostalgia de sus amigos, recordaba con alegría la presencia de María que con tanto amor los había acompañado después de la Ascensión de Jesús. Santiago añoraba su presencia maternal, y en su corazón sentía enormes ganas de volver a verla, de recibir su visita. Una noche, estando en oración, oyó un fuerte coro de ángeles celestiales que cantaban diciendo: «¡Dios te salve, María, llena eres de gracia!». Y vio a María Santísima, con su hijo Jesús en brazos parada sobre un pilar. La Virgen habló con él, lo reconfortó con su presencia, y le pidió que levantara un templo allí mismo, en el lugar en el que ella estaba parada, así todos los hombres podrán comprender que ella estaba y vivía con ellos para siempre. La Virgen le dijo: «Aquí donde pisan mis pies, muchos hombres adorarán a Dios». Al terminar de hablar, los ángeles celestiales la llevaron otra vez al cielo. Pero el pilar en donde se había parado quedó allí. Y en torno a ese pilar, Santiago y sus discípulos levantaron un templo al que denominaron Santa María del Pilar.
María fue desde siempre conocida en España bajo esta advocación. Mucho tiempo después, en 1942, se estaba celebrando en la capilla de Nuestra Señora del Pilar, en la ciudad de Zaragoza, una misa para pedir al Señor la protección para Cristóbal Colón y sus marineros, que ya hacía tiempo habían partido rumbo a América. Estaban rezando para que pronto arribaran a esas tierras, y así concluyeran el viaje. Era el 12 de octubre, el mismo día en el que Colón pisó tierras americanas. Por ese motivo, el papa Clemente XII señaló el 12 de octubre como la festividad de Nuestra Señora del Pilar, y encomendó a ella el descubrimiento de estas nuevas tierras.
En la Argentina, esta advocación se inició en 1729, en un caserío sobre el río Luján. Allí, una familia llegada de Zaragoza, donó para la capilla del lugar una imagen de la virgen venerada en su pueblo: Nuestra Señora del Pilar. Pronto ese pequeño caserío comenzó a conocerse con el nombre de Pilar, por la bella imagen que presidía la iglesia. En 1732 se construyó en Buenos Aires, un hermoso templo en honor a María del Pilar que reunía a todos los españoles devotos de esta advocación. Así, desde el mismísimo día del descubrimiento de América, los hombres rinden culto a María parada sobre un pilar, de la misma forma en que se le apareció al apóstol Santiago en España, en los primeros años de la Iglesia. |