La ciudad de Jerusalén en tiempos de Jesús era una hermosa ciudad, que había sido
embellecida con todo el estilo del imperio romano. Dice un refrán de la época: «Diez
medidas de belleza fueron dadas al mundo. Nueve se las quedó Jerusalén» (Talmud de
Babilonia, Qiduixin, 54.ª).
Durante el reinado de Herodes, la población de Jerusalén era de 60.000 personas.
La ciudad contaba con el gran templo, un anfiteatro, un hipódromo para carreras de
caballos, un palacio real en el que vivía Herodes, y una fortaleza romana, que
albergaba a las autoridades y a las milicias enviadas por Roma. |