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Planicie: El templo estaba levantado en una gran planicie rodeada de columnas y terminaba en un muro que parecía una verdadera fortaleza. A esta planicie podían acceder todos: judíos, paganos, pobres, ricos, mujeres y esclavos. Aquí se ubicaban los puestos de los mercaderes, que vendían palomas, corderos, bueyes, incienso y todo lo que necesitaban comprar los judíos para ofrecer en el templo. También estaban aquí las mesas de los cambistas, que cambiaban las monedas extranjeras por la moneda admitida en el templo para hacer las ofrendas. |
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