MATEO
“Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa
de recaudación de impuestos, y le dijo: 'Sígueme'. Él se levantó y lo
siguió (Mt 9, 9). Así narra Mateo su propia vocación. El episodio, que
concluye con una célebre frase de Jesús, “No he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores” (Mt 9, 13), aparece también en otros dos
evangelios, pero se refieren a Mateo con el nombre de Leví, hijo de
Alfeo. Indudablemente, Leví y Mateo son la misma persona.
Su condición de recaudador de impuestos lo hacía un pecador, un
hombre despreciable entre los judíos. Pero Jesús lo llama y lo elige
igual. Tras ese llamado, nada sabemos de Mateo por la Escritura.
Según varias fuentes, predicó la palabra de Dios entre los partos y los
persas, pero sobre todo en Etiopía: allí triunfó sobre dos magos que se
hacían adorar como dioses. Fue muerto a filo de espada, según la
tradición, cuando oraba después de misa al pie del altar. Esto le vale
otro de sus atributos, la espada de su martirio, que a veces se
transforma en alabarda o en hacha.
Pero el dato principal sobre Mateo es que él es el autor del primer
Evangelio. Su fiesta se celebra el 21 de septiembre. |
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