FEBRERO 2024
1 febrero 2024
Mc 6, 7-13
En aquel tiempo, Jesús llamó a los doce discípulos, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. Les ordenó que no lleven nada para el camino, sino solamente un bastón. No debían llevar pan ni provisiones ni dinero. Podían ponerse sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. Les dijo: -Cuando entren ustedes en una casa, quédense allí hasta que se vayan del lugar. Y si en algún lugar no los reciben ni los quieren oír, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, para que les sirva a ellos como advertencia.
Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios. También expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.
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2 febrero 2024 - PRESENTACIÓN DEL SEÑOR -
Lc 2, 22-40
Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse según la ley de Moisés, los padres de Jesús llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor. Lo hicieron así porque en la Ley del Señor está escrito: “Todo primer hijo varón será consagrado al Señor.” Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.
En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo y piadoso, que esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor enviaría. Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que la ley ordenaba, Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. Porque ya he visto la salvación que has comenzado a realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y que será la gloria de tu pueblo Israel.”
El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño. Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús: -Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma.
También estaba allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó siendo muy joven, y había vivido con su marido siete años; hacía ya ochenta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.
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3 febrero 2024
Mc 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo: -Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo.
Porque iba y venía tanta gente, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer. Así que Jesús y sus apóstoles se fueron en una barca a un lugar apartado. Pero muchos los vieron ir, y los reconocieron; entonces de todos los pueblos corrieron allá, y llegaron antes que ellos. Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud, y sintió compasión de ellos, porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.
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4 febrero 2024 - 5º Domingo durante el año -
Mc 1, 29-39
Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, y él se acercó, y tomándola de la mano la levantó; al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos.
Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron a todos los enfermos y endemoniados a Jesús, y el pueblo entero se reunió a la puerta. Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían.
De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario. Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, y cuando lo encontraron le dijeron: -Todos te están buscando. Pero él les contestó: -Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido.
Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.
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5 febrero 2024
Mc 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos cruzaron el lago y llegaron a la tierra de Genesaret, donde amarraron la barca a la orilla. Tan pronto como bajaron de la barca, la gente reconoció a Jesús. Corrieron por toda aquella región, y comenzaron a llevar en camillas a los enfermos a donde oían decir que estaba Jesús. Y dondequiera que él entraba, y afuera en las aldeas, en los pueblos o en los campos, ponían a los enfermos en las calles y le rogaban que los dejara tocar siquiera el borde de su capa; y todos los que la tocaban, quedaban sanos.
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6 febrero 2024
Mc 7, 1-13
En aquel tiempo, se acercaron los fariseos a Jesús, con unos maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén. Éstos, al ver que algunos discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin haber cumplido con la ceremonia de lavárselas, los criticaron. (Porque los fariseos y todos los judíos siguen la tradición de sus antepasados, de no comer sin antes lavarse las manos debidamente. Y cuando regresan del mercado, no comen sin antes cumplir con la ceremonia de lavarse. Y aún tienen otras muchas costumbres, como lavar los vasos, los jarros, las vasijas de metal y las camas.) Por eso, los fariseos y los maestros de la ley preguntaron: -¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?
Jesús les contestó: -Bien habló el profeta Isaías acerca de lo hipócritas que son ustedes, cuando escribió: “Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí. De nada sirve que me rinda culto: sus enseñanzas son mandatos de hombres.” Porque ustedes dejan el mandato de Dios para seguir las tradiciones de los hombres.
También les dijo: -Para mantener sus propias tradiciones, ustedes pasan por alto el mandato de Dios. Pues Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y “El que maldiga a su padre o a su madre, será condenado a muerte.” Pero ustedes afirman que un hombre puede decirle a su padre o a su madre: “No puedo ayudarte, porque todo lo que tengo es corbán” (es decir: «ofrecido a Dios»); y también afirman que quien dice esto ya no está obligado a ayudar a su padre o a su madre. De esta manera ustedes anulan la palabra de Dios con estas tradiciones que se transmiten unos a otros. Y hacen otras muchas cosas parecidas.
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7 febrero 2024
Mc 7, 14-23
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente, y dijo: -Escúchenme todos, y entiendan: Nada de lo que entra de afuera puede hacer impuro al hombre. Lo que sale del corazón del hombre es lo que lo hace impuro.
Cuando Jesús dejó a la gente y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre esta enseñanza. Él les dijo: -¿Así que ustedes tampoco lo comprenden? ¿No entienden que nada de lo que entra de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, para después salir del cuerpo? Con esto quiso decir que todos los alimentos son limpios. Dijo también: -Lo que sale del hombre, eso sí que lo hace impuro. Porque de adentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. Todas estas cosas malas salen de dentro y hacen impuro al hombre.
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8 febrero 2024
Mc 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la región de Tiro. Entró en una casa, sin querer que nadie lo supiera; pero no pudo esconderse. Pronto supo de él la madre de una muchacha que tenía un espíritu impuro, la cual fue y se arrodilló a los pies de Jesús. La mujer no era judía, sino originaria de Sirofenicia. Fue, pues, y rogó a Jesús que expulsara de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: -Deja que los hijos coman primero, porque no está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros. Ella le respondió: -Pero, Señor, hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos. Jesús le dijo: -Por haber hablado así, vete tranquila. El demonio ya ha salido de tu hija. Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a la niña en la cama; el demonio ya había salido de ella.
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9 febrero 2024
Mc 7, 31-37
En aquel tiempo, Jesús salió de la región de Tiro y, pasando por Sidón, llegó al Lago de Galilea, en pleno territorio de Decápolis. Allí le llevaron un sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él. Jesús se lo llevó a un lado, aparte de la gente, le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua. Luego, mirando al cielo, suspiró y dijo al hombre: «¡Efatá!» (es decir: «¡Ábrete!») Al momento, los oídos del sordo se abrieron, y se le desató la lengua y pudo hablar bien. Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo contaban. Llenos de admiración, decían: «Todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!»
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10 febrero 2024
Mc 8, 1-10
Un día en que de nuevo se había juntado mucha gente y no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: -Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. Y si los mando sin comer a sus casas, pueden desmayarse por el camino, porque algunos han venido de lejos.
Sus discípulos le contestaron: -¿Pero cómo se les puede dar de comer en un lugar como éste, donde no vive nadie? Jesús les preguntó: -¿Cuántos panes tienen ustedes? –Siete –contestaron ellos. Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y, habiendo dado gracias a Dios, los partió y se los iba dando a sus discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente, y así lo hicieron. Tenían también unos cuantos pescaditos; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y también mandó repartirlos. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y recogieron los pedazos sobrantes en siete canastas. Los que comieron eran cerca de cuatro mil. Luego Jesús los despidió, subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
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11 febrero 2024 - 6º Domingo durante el año-
Mc 1, 40-45
En aquel tiempo, un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: -Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo: -Quiero. ¡Queda limpio!
Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio. Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho: -Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.
Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.
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12 febrero 2024
Mc 8, 11-13
En aquel tiempo, llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Y para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. Jesús suspiró profundamente y dijo: -¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? Les aseguro que no se les dará ninguna señal. Entonces los dejó, y volviendo a entrar en la barca se fue al otro lado del lago.
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13 febrero 2024
Mc 8, 14-21
En aquel tiempo, Jesús volvió a embarcarse para ir al otro lado del lago.
Se habían olvidado de llevar algo de comer, y solamente tenían un pan en la barca. Jesús les advirtió: -Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes. Los discípulos comentaban entre sí que no tenían pan. Jesús se dio cuenta, y les dijo: -¿Por qué dicen que no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni se dan cuenta? ¿Tienen tan cerrado el entendimiento? ¿Tienen ojos y no ven, y oídos y no oyen? ¿No se acuerdan? Cuando repartí los cinco panes entre cinco mil hombres, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron? Ellos contestaron: -Doce. –Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas recogieron? Contestaron: -Siete. Entonces les dijo: -¿Todavía no entienden?
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14 febrero 2024 - MIÉRCOLES DE CENIZA-
Mt 6, 1-6.16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No hagan sus buenas obras delante de la gente sólo para que los demás los vean. Si lo hacen así, su Padre que está en el cielo no les dará ningún premio.
Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo; hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no note que estás ayunando. Solamente lo notará tu Padre, que está en lo oculto, y tu Padre que ve en lo oculto te dará tu recompensa.”
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15 febrero 2024
Lc 9, 22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará.
Después les dijo a todos: -Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo?
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16 febrero 2024
Mt 9, 14-15
En aquel tiempo, los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: -Nosotros y los fariseos ayunamos mucho, ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó: ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio; entonces sí ayunarán.
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17 febrero 2024 -
Lc 5, 27-32
En aquel tiempo Jesús salió y se fijó en uno de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví, y estaba sentado en lugar donde cobraba los impuestos. Jesús le dijo: -Sígueme. Entonces Leví se levantó, y dejándolo todo siguió a Jesús.
Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús; y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, junto con otras personas estaban sentados con ellos a la mesa. Pero los fariseos y los maestros de la ley del mismo partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les dijeron: -¿Por qué comen y beben ustedes con cobradores de impuestos y pecadores? Jesús les contestó: -Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios.
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18 febrero 2024 - Domingo 1º de CUARESMA
Mc 1, 12-15
Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí estuvo cuarenta días, viviendo entre las fieras y siendo puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.
Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: «Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias.»
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19 febrero 2024
Mt 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Cuando el Hijo del hombre venga, rodeado de esplendor y de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. La gente de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a verme”. Entonces los justos preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos forastero, y te dimos alojamiento, o sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”
Luego el Rey dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, los que merecieron la condenación; váyanse al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Pues tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; anduve como forastero, y no me dieron alojamiento; sin ropa, y no me la dieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no vinieron a visitarme.” Entonces ellos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?” El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicieron.” Ésos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
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20 febrero 2024
Mt 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Al orar no repitan ustedes palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios. No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan. Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo.
Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a lo que nos han hecho mal.
No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno.”
Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.
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21 febrero 2024
Lc 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles: «La gente de este tiempo es malvada; pide una señal milagrosa, pero no va a dársele más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para la gente de Nínive, También el hijo del hombre será una señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es mayor que Salomón. También los de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenará; porque los de Nínive se volvieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es mayor que Jonás.»
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22 febrero 2024
Mt 16, 13-19
Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: -¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron: -Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta.
- Y ustedes, ¿quién dicen que soy? -les preguntó.
Simón Pedro le respondió: -Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
Entonces Jesús le dijo: -Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo.
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23 febrero 2024
Mt 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Les digo a ustedes que, si no superan a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo ante Dios, nunca entrarán en el reino de los cielos.
Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: “No mates, pues el que mate será condenado.” Pero yo les digo que cualquiera que se enoje con su hermano, será condenado. Al que insulte a su hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravemente a su hermano se hará merecedor del fuego del infierno.
Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
Si alguien te lleva a juicio, ponte de acuerdo con él mientras todavía estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.»
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24 febrero 2024
Mt 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -También han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen. Así ustedes serán hijos de su Padre que está en el cielo; pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué premio recibirán? Hasta los que cobran impuestos para Roma se portan así. Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los paganos se portan así. Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto.
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25 febrero 2024 - Domingo 2º de CUARESMA
Mc 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús se fue a un cerro alto llevándose solamente a Pedro, a Santiago y a Juan. Allí delante de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su ropa se volvió brillante y más blanca de lo que nadie podría dejarla por mucho que la lavara. Y vieron a Elías y a Moisés, que estaban conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: -Maestro, ¡que bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Es que los discípulos estaban asustados, y Pedro no sabía que decir. En esto, apareció una nube y se posó sobre ellos. Y de la nube salió una voz, que dijo: «Éste es mi Hijo amado: escúchenlo.» Al momento, cuando miraron alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.
Mientras bajaban del cerro, Jesús les encargó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Por esto guardaron el secreto entre ellos, aunque se preguntaban qué sería eso de resucitar.
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26 febrero 2024
Lc 6, 36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo. No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.”
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27 febrero 2024
Mt 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: «Los maestros de la Ley y los fariseos enseñan con la autoridad que viene de Moisés. Por lo tanto, obedézcanlos ustedes y hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas tan pesadas que es imposible cargarlas, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas tiras, y ponerse ropas con grandes borlas. Quieren tener los mejores lugares en las comidas y los asientos de honor en las sinagogas, y desean que la gente los salude con todo respeto en la calle y que los llame maestros.
Pero ustedes no deben pretender que la gente los llame maestros, porque todos ustedes son hermanos y tienen solamente un Maestro. Y no llamen ustedes padre a nadie en la tierra, porque tienen solamente un Padre: el que está en el cielo. Ni deben pretender que los llamen guías, porque Cristo es su único Guía. El más grande entre ustedes debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.»
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28 febrero 2024
Mt 20, 17-28
Jesús, yendo ya de camino a Jerusalén, llamó aparte a sus doce discípulos y les dijo: -Como ustedes ven, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros para que se burlen de él, lo golpeen y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.
La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él para pedirle un favor. Jesús le preguntó: -¿Qué quieres? Ella le dijo: -Manda que en tu reino uno de mis hijos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús contestó: -Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber el trago amargo que voy a beber yo? Ellos dijeron: -Podemos.
Jesús les respondió: -Ustedes beberán este trago amargo, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se les dará a aquellos para quienes mi Padre lo ha preparado.
Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los llamó, y les dijo: -Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quisiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por una multitud.
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29 febrero 2024
Lc 16, 19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico, que se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días ofrecía espléndidos banquetes. Había también un pobre llamado Lázaro, que estaba lleno de llagas y se sentaba en el suelo, a la puerta del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a sentarse a comer al lado de Abraham. El rico también murió, y fue enterrado.
Y mientras el rico sufría en el lugar adonde van los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su lado. Entonces gritó: “¡Padre Abraham, ten lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.” Pero Abraham le contestó: “Hijo, acuérdate que en vida tú recibiste tu parte de bienes, y Lázaro su parte de males. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres. Aparte de esto, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes; de modo que los que quieren pasar de aquí allá, no pueden, ni de allá tampoco pueden pasar aquí.”
El rico dijo: “Te suplico entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, donde tengo cinco hermanos, para que les llame la atención, y así no vengan ellos también a este lugar de tormento.”
Abraham dijo: “Ellos ya tienen lo escrito por Moisés y los profetas: ¡que les hagan caso!” El rico contestó: “Padre Abraham, eso no basta; pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán.” Pero Abraham le dijo: “Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite.”»
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