| MARZO 2024 1 marzo 2024Mt 21, 33-46
 En aquel tiempo dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los  ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: El dueño de una finca plantó un  viñedo y le puso un cerco; preparó un lugar donde hacer el vino y levantó una  torre para vigilarlo todo. Luego, alquiló el terreno a unos labradores y se fue  de viaje. Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó unos criados a pedir a  los labradores la parte que le correspondía. Pero los labradores echaron  mano a los criados: golpearon  a uno, mataron a otro y apedrearon a otro. El  dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los  trataron a todos  de la misma manera.
 Por fin mandó a su propio hijo, pensando: “Sin duda,  respetarán a mi hijo.” Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron  unos a otros: “Éste es el que ha de recibir la herencia; matémoslo y nos  quedaremos con su propiedad.” Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo  mataron.
 Y ahora, cuando venga el dueño del viñedo, ¿qué creen  ustedes que hará con esos labradores?»
 Le contestaron: -Matará sin compasión a esos malvados, y  alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen  a su debido tiempo la parte de la cosecha que  le corresponde.
 Jesús entonces les dijo: -¿Nunca han leído ustedes las  Escrituras? Dicen: “La piedra que los constructores despreciaron se ha  convertido en la piedra principal. Esto lo hizo el Señor, y estamos  maravillados.”
 Por eso les digo, que a ustedes se les quitará el reino, y  que se le dará a un pueblo que produzca la debida cosecha. En cuanto a la  piedra, cualquiera que caiga sobre ella quedará hecho pedazos; y si la piedra  cae sobre alguien, lo hará polvo.
 Los jefes de los sacerdotes y los fariseos, al  oír las palabras que Jesús contaba, se dieron cuenta de que hablaba de ellos.  Quisieron  entonces arrestarlo, pero tenían  miedo, porque la gente creía que Jesús era un profeta.
 volver - subir -------------------------------------------------- 2 marzo 2024Lc 15, 1-3.11b-32
 En aquel tiempo todos los que cobraban impuestos para Roma y  otra gente de mala fama se acercaban a Jesús, para oírlo. Los fariseos y los  maestros de la ley lo criticaban por esto, diciendo: -Este recibe a los  pecadores y come con ellos.
 Entonces Jesús les dijo esta parábola:
 «Un hombre tenía dos hijos, y el más joven le dijo a su  padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me toca.” Entonces el padre  repartió los bienes  entre ellos. Pocos  días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se  fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada.  Pero cuando ya se había gastado todo, hubo una gran escasez de comida en aquel  país, y él comenzó a pasar hambre. Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar,  que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Y tenía ganas de llenarse con las  algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Al fin se puso a  pensar: “¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen comida de sobra,  mientras yo aquí me muero  de hambre!  Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y  contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus  trabajadores.” Así que se puso en camino y regresó a la casa de su padre.
 Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió  compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos y besos. El  hijo le dijo: “Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco  llamarme tu hijo.” Pero el padre ordenó a sus criados: “Saquen pronto la mejor  ropa y vístanlo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.  Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a celebrar esto con un banquete!  Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido  y lo hemos encontrado.” Comenzaron la fiesta.
 Entre tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Cuando  regresó y llegó cerca de la casa, oyó  la  música  y el baile. Entonces llamó a uno  de los criados y le preguntó qué pasaba. El criado le dijo: “Es que su hermano  ha vuelto; y su padre ha mandado matar el becerro más gordo, porque lo recobró  sano y salvo.” Pero tanto se enojó el hermano mayor, que no quería entrar, así  que su padre tuvo que  salir a rogarle  que lo hiciera. Le dijo a su padre: “Tú sabes cuantos años te he servido, sin  desobedecerte nunca, y jamás me has dado ni siquiera un cabrito para tener una  comida con mis amigos. En cambio, ahora llega este hijo tuyo, que ha malgastado  tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro más gordo.”
 El padre le contestó: “Hijo mío, tú siempre  estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero había que celebrar esto con un  banquete y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir;  se había perdido, y lo hemos encontrado.”»
 volver - subir -------------------------------------------------- 3 marzo 2024 - Domingo 3º de CUARESMAJn 2, 13-25
 Como ya se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos,  Jesús fue a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de novillos,  ovejas y palomas, y a los que estaban sentados en los puestos donde se le  cambiaba el dinero a la gente. Al verlo, Jesús tomó unas cuerdas, se hizo un  látigo y los echó a todos del templo, junto con sus ovejas y sus novillos. A  los que cambiaban dinero les arrojó las monedas al suelo y les volcó las mesas.  A los vendedores de palomas les dijo: -¡Saquen esto de aquí! ¡No hagan un  mercado de la casa de mi Padre!
 Entonces sus discípulos se acordaron de la Escritura que  dice: «Me consumirá el celo por tu casa.»
 Los judíos le preguntaron: -¿Qué prueba nos das de tu  autoridad para hacer esto? Jesús les contestó: -Destruyan este templo, y en  tres días volveré a levantarlo.
 Los judíos le dijeron: -Cuarenta y seis años se ha trabajado  en la construcción de este templo, ¿y tú en tres días lo vas a levantar?
 Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo.  Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de esto que había  dicho y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.
 Mientras Jesús estaba en Jerusalén, en la fiesta  de la Pascua, muchos creyeron en él al ver las señales milagrosas que hacía.  Pero Jesús no confiaba en ellos, porque los conocía a todos. No necesitaba que  nadie le dijera nada acerca de la gente, pues él mismo conocía el corazón del  hombre.
 volver - subir -------------------------------------------------- 4 marzo 2024Lc 4, 24-30
 En aquel tiempo dijo Jesús en la sinagoga de Nazareth: -Les  aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.  Verdaderamente, había muchas viudas en Israel en tiempos del profeta Elías,  cuando no llovió durante tres años y medio y hubo mucha hambre en todo el país;  pero Elías no fue enviado a ninguna de las viudas israelitas, sino a una de  Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón. También había en Israel muchos enfermos  de lepra en tiempos del profeta Eliseo, pero no fue sanado ninguno de ellos,  sino Naamán, que era de Siria.
 Al oír esto, todos los que estaban en la  sinagoga se enojaron mucho. Se levantaron y echaron del pueblo a Jesús,  llevándolo a lo alto del monte sobre el cual el pueblo estaba construido, para  arrojarlo abajo desde allí. Pero Jesús pasó por en medio de ellos y se fue.
 volver - subir -------------------------------------------------- 5 marzo 2024Mt 18, 21-35
 En aquel tiempo Pedro fue y preguntó a Jesús: -Señor,  ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta  siete?
 Jesús le contestó: -No te digo hasta siete veces, sino hasta  setenta veces siete.
 Por esto, sucede con el reino de los cielos como con un rey  que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Estaba comenzando a hacerlas  cuando le presentaron  a uno que le debía  muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó  que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos, y todo lo que  tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante  del rey, y le rogó: “Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.” Y el  rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
 Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un  compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y  comenzó a estrangularlo, diciéndole: “¡Págame lo que me debes!” El compañero,  arrodillándose delante de él, le rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré  todo.” Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le  pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a  contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo:  “¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tú  también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve  compasión de ti.” Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo, hasta que  pagara todo lo que debía.
 Jesús añadió: -Así hará también con ustedes mi  Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano.
 volver - subir -------------------------------------------------- 6 marzo 2024Mt 5, 17-19
 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No  crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a  ponerles fin, sino a darles su pleno valor. Pues les aseguro que mientras  existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una  letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Por eso, el que no obedece uno  de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a  obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el  que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en  el reino de los cielos.»
 volver - subir -------------------------------------------------- 7 marzo 2024 Lc 11, 14-23
 En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que  había dejado mudo a un hombre; y cuando el demonio salió, el mudo comenzó a  hablar. La gente se admiró de esto, pero algunos dijeron: «Beelzebú, el jefe de  los demonios, es quién ha dado a este hombre el poder de expulsarlos.»
 Otros, para tenderle una trampa, le pidieron una señal  milagrosa del cielo. Pero él, que sabía lo que estaban pensando, les dijo:  «Todo país dividido en bandos enemigos, se destruye a sí mismo y todas sus  casas se derrumban una sobre otra. Así también, si Satanás se divide contra sí  mismo, ¿cómo mantendrá su poder? Esto lo digo porque ustedes  afirman que yo expulso los demonios por el  poder de Beelzebú; pero si es así, ¿quién da a los seguidores de ustedes el  poder para expulsarlos? Por eso, ellos mismos los condenarán a ustedes. Porque  si yo expulso los demonios por la mano de Dios, eso significa que el reino de  Dios ya ha llegado a ustedes.
 Cuando un hombre fuerte está bien armado y cuida su casa, lo  que en ella guarda está seguro. Pero si otro   más fuerte que él viene y lo vence, le quita las armas en que confía, y  sus pertenencias, y dispone de ellas.
 El que no está a mi favor, está en contra mía, y  el que conmigo no recoge, desparrama.
 volver - subir -------------------------------------------------- 8 marzo 2024Mc 12, 28b-34
 En aquel tiempo, uno de los maestros de la ley se acercó a  Jesús y le preguntó: -¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó:  -El primer mandamiento de todos es: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios es el  único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con  toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Pero hay un segundo: “Ama a tu prójimo  como a ti mismo.” Ningún mandamiento es más importante que éstos.
 El maestro de la ley le dijo: -Muy bien, Maestro. Es verdad  lo que dices: hay un solo Dios, y no hay otro fuera de él. Y amar a Dios con  todo el corazón, y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al  prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los  sacrificios que se queman en el altar.
 Al ver Jesús que el maestro de la ley había contestado con  buen sentido le dijo: -No estás lejos del reino de Dios.
 Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
 volver - subir -------------------------------------------------- 9 marzo 2024Lc 18, 9-14
 En aquel tiempo Jesús contó esta otra parábola  para algunos que, seguros de sí mismos por considerarse justos, despreciaban a  los demás: «Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro  era uno de esos que cobran impuestos para Roma. El fariseo, de pie, oraba así:  “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones,  malvados y adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos. Yo ayuno dos veces a  la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.” Pero el cobrador de  impuestos se quedó a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los  ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios,  ten compasión de mí, que soy pecador!” Les  digo que este cobrador de impuestos volvió a su casa ya justo, pero el fariseo  no. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se  humilla, será engrandecido.»
 volver - subir -------------------------------------------------- 10 marzo 2024 - Domingo 4º de CUARESMAJn 3, 14-21
 En aquel tiempo, dijo Jesús: «Y así como Moisés levantó la  serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre tiene que ser  levantado, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
 Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo  único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.  Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para  salvarlo por medio de él. El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado;  pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de  Dios. Los que no creen, ya han sido condenados, pues como hacían cosas malas,  cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos los que  hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo  que están haciendo. Pero los que viven de acuerdo con la verdad, se  acercan a la luz para que se vea que todo lo hacen de acuerdo con la  voluntad de Dios.»
 volver - subir -------------------------------------------------- 11 marzo 2024Jn 4, 43-54
 En aquel tiempo, Jesús salió de Samaría y siguió su viaje a  Galilea. Porque, como él mismo dijo, a un profeta no lo honran en su propia  tierra. Cuando llegó a Galilea, los de aquella región lo recibieron bien,  porque también habían ido a la fiesta de la Pascua a Jerusalén y habían visto  todo lo que él hizo entonces.
 Jesús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el  agua en vino. Y había un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en  Cafarnaúm. Cuando el oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea,  fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su hijo, que estaba a  punto de morir. Jesús le contestó: –Ustedes no creen, si no ven señales y  milagros.
 Pero el oficial le dijo: –Señor, ven pronto, antes que mi  hijo se muera. Jesús le dijo entonces: –Vuelve a casa; tu hijo vive.
 El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. Mientras  regresaba a su casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron: –¡Su  hijo vive!
 Él les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor  su hijo, y le contestaron: –Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre.
 El padre cayó entonces en la cuenta de que era la misma hora  en que Jesús le dijo: «Tu hijo vive»; y él y toda su familia creyeron en Jesús.
 Esta fue la segunda señal milagrosa que hizo  Jesús, cuando volvió de Judea a Galilea.
 volver - subir -------------------------------------------------- 12 marzo 2024Jn 5, 1-3a. 5-16
 En aquel tiempo, los judíos celebraban una fiesta, y Jesús  volvió a Jerusalén. En Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, hay  un estanque que en hebreo se llama Betzatá. Tiene cinco pórticos, en los cuales  se encontraban muchos enfermos, ciegos, cojos y tullidos.
 Había entre ellos un hombre que estaba enfermo desde hacía  treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio allí acostado y se enteró del mucho  tiempo que llevaba así, le preguntó: -¿Quieres recobrar la salud? El enfermo le  contestó: -Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se remueve  el agua. Cada vez que quiero meterme, otro lo hace primero.
 Jesús le dijo: -Levántate, alza tu camilla y anda. En aquel  momento el hombre recobró la salud, alzó su camilla y comenzó a andar. Pero  como era sábado, los judíos dijeron al que había sido sanado: -Hoy es sábado;  no te está permitido llevar tu camilla.
 Aquel hombre les contestó: -El que me devolvió la salud, me  dijo: “Alza tu camilla y anda.”
 Ellos le preguntaron: -¿Quién es ese que te dijo: “Alza tu  camilla y anda?”
 Pero el hombre no sabía quién lo había sanado, porque Jesús  había desaparecido entre la mucha gente que había allí. Después Jesús lo  encontró en el templo, y le dijo: -Mira, ahora que ya estás sano, no vuelvas a  pecar, para que no te pase algo peor.
 El hombre se fue y comunicó a los judíos que Jesús era quién  le había devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, pues hacía  estas cosas en sábado. Pero Jesús les dijo: -Mi Padre siempre ha trabajado, y  yo también trabajo.
 Por esto, los judíos tenían aún más deseos de  matarlo, porque no solamente no observaba el mandato sobre el sábado, sino que  además se hacía igual a Dios al decir que Dios era su propio Padre.
 volver - subir -------------------------------------------------- 13 marzo 2024Jn 5, 17-30
 En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: -Mi Padre siempre  ha trabajado, y yo también trabajo.
 Por esto, los judíos tenían aún más deseos de matarlo,  porque no solamente no observaba el mandato sobre el sábado, sino que además se  hacía igual a Dios al decir que Dios era su propio Padre.
 Jesús les dijo: «Les aseguro que el Hijo de Dios no puede  hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo  lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo. Pues el Padre ama al Hijo y le  muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los  dejarán a ustedes asombrados. Porque así como el Padre resucita a los muertos y  les da vida, también el Hijo da vida a quiénes quiere dársela. Y el Padre no  juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo el poder de juzgar, para que  todos den al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo,  tampoco honra al Padre, que lo ha enviado.
 Les aseguro que quien presta atención a lo que yo digo y  cree en el que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, pues ya ha  pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que viene la hora, y es ahora mismo,  cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.  Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha hecho que el  Hijo tenga vida en sí mismo, y le ha dado autoridad para juzgar, por cuanto que  es el Hijo del hombre. No se admiren de esto, porque va a llegar la hora en que  todos los muertos oirán su voz y saldrán de las tumbas. Los que hicieron el  bien, resucitarán para tener vida; pero los que hicieron el mal, resucitarán  para ser condenados.
 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta.  Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi  voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado.
 volver - subir -------------------------------------------------- 14 marzo 2024 Jn 5, 31-47
 En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Si yo diera  testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba. Pero hay otro  que da testimonio en favor mío, y me consta que su testimonio sí vale como  prueba. Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio testimonio a favor de  la verdad. Pero yo no dependo del testimonio de ningún hombre. Sólo digo esto  para que ustedes alcancen la salvación. Juan era como una lámpara que ardía y  alumbraba, y ustedes quisieron gozar de su luz por un corto tiempo. Pero tengo  a mi favor un testimonio más valioso que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo  que mi Padre me encargó que hiciera, comprueba que de veras el Padre me ha  enviado. Y también el Padre, que me ha enviado da testimonio a mi favor, a  pesar de que ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto, ni dejan que su  palabra permanezca en ustedes, porque no creen en aquel que el Padre envió.  Ustedes estudian las Escrituras con mucho cuidado, porque esperan encontrar en  ellas la vida eterna; sin embargo, aunque las Escrituras dan testimonio de mí,  ustedes no quieren venir a mí para tener vida.
 Yo no acepto gloria que venga de los hombres.  Además, los conozco a ustedes y sé que no tienen el amor de Dios. Yo he venido  en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; en cambio, si viniera otro en  nombre propio, a ése lo aceptarían. ¿Cómo pueden creer ustedes, si reciben  gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que viene del Dios único? No  crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es Moisés  mismo, en quién ustedes  han puesto su  confianza. Porque si ustedes le creyeran a Moisés, también me creerían  a mí, porque Moisés escribió acerca de mí.  Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer lo que yo les digo?»
 volver - subir -------------------------------------------------- 15 marzo 2024Jn 7, 1-2. 10. 14. 25-30
 En aquel tiempo, Jesús andaba por la región de Galilea. No  quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo. Pero  como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos.
 Pero después que se fueron sus hermanos, también Jesús fue a  la fiesta, aunque no públicamente, sino casi en secreto. Hacia la mitad de la  fiesta, Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar.
 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a  preguntar: -¿No es a éste a que andan buscando para matarlo? Pues ahí está,  hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de  veras que este hombre es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste;  en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.
 Al oír esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo  con voz fuerte: -¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he  venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de  confianza y a quien ustedes no conocen. Yo lo conozco porque procedo de él, y  él me ha enviado.
 Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le  echó mano porque todavía no había llegado su hora.
 volver - subir -------------------------------------------------- 16 marzo 2024Jn 7, 40-53
 En aquel tiempo había algunos entre la gente que cuando  oyeron a Jesús dijeron: -Seguro que este hombre es el profeta. Otros decían:  -Éste es el Mesías. Pero otros decían: -No, porque el Mesías no puede proceder  de Galilea. La Escritura dice que el Mesías tiene que ser descendiente del rey  David, y que procederá de Belén, el mismo pueblo de donde era David.
 Así que la gente se dividió por causa de Jesús. Algunos  querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo.
 Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los  fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron:
 -¿Por qué no lo trajeron? Los guardianes contestaron:  -¡Jamás ningún hombre ha hablado así!
 Entonces los fariseos les dijeron: -¿También ustedes se han  dejado engañar? ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los  fariseos? Pero esta gente, que no conoce la ley, está maldita.
 Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a  Jesús, les dijo: -Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes  haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho.
 Ellos le contestaron: -¿También tú eres de Galilea? Estudia  las Escrituras y verás que de Galilea jamás procede un profeta.
 Cada uno se fue a su casa.
 volver - subir -------------------------------------------------- 17 marzo 2024 - Domingo 5º de CUARESMAJn 12, 20-33
 En aquel tiempo, entre la gente que había ido a Jerusalén a  adorar durante la fiesta, había algunos griegos. Éstos se acercaron a Felipe,  que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron: -Señor, queremos ver a  Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús.  Jesús les dijo entonces: -Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser  glorificado. Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere,  queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha. El que ama su vida, la  perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la  vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; donde yo esté, allí estará  también el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
 ¡Siento en este momento una angustia terrible! ¿Y qué voy a  decir? ¿Diré: “Padre, líbrame de esta angustia”? ¡Pero precisamente para esto  he venido! Padre, glorifica tu nombre.
 Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: «Ya lo he  glorificado, y lo voy a glorificar otra vez.»
 La gente que estaba allí escuchando, decía que había sido un  trueno; pero algunos afirmaban: -Un ángel le ha hablado.
 Jesús les dijo: -No fue por mí por quién se oyó esta voz,  sino por ustedes. Éste es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y ahora  será expulsado el que manda en este mundo. Pero cuando yo sea levantado de la  tierra, atraeré a todos a mí mismo.
 Con esto daba a entender con qué forma había de  morir.
 volver - subir -------------------------------------------------- 18 marzo 2024Jn 8, 1-11
 En aquel tiempo,   Jesús se dirigió al Monte de los Olivos, y al día siguiente, al  amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él se sentó y comenzó a  enseñarles.
 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a  una mujer, a la que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en  medio de todos los presentes, y dijeron a Jesús: –Maestro, esta mujer ha sido  sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En la ley, Moisés nos ordenó  que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú que dices?
 Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y tener así de  qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el  dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo: –Aquel de  ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra.
 Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al  oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los  más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado  allí, se enderezó y le preguntó: –Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha  condenado? Ella le contestó: –Ninguno, Señor.
 Jesús le dijo: –Tampoco yo te condeno; ahora  vete y no vuelvas a pecar.
 volver - subir -------------------------------------------------- 19 marzo 2024 - San JoséMt 1, 16. 18-21. 24 a
 Jacob fue padre de José, el marido de María, y ella fue madre de Jesús, al que llamamos Mesías.
 El origen de Jesucristo fue éste: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José su marido, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.»
 Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado.
 volver - subir -------------------------------------------------- 20 marzo 2024Jn 8, 31-42
 En aquel tiempo, Jesús les dijo a los judíos que habían  creído en él: -Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis  discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
 Ellos le contestaron: -Nosotros somos descendientes de  Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿cómo dices tú que seremos  libres?
 Jesús les dijo: -Les aseguro que todos los que pecan son  esclavos del pecado. Un esclavo no pertenece para siempre a la familia; pero un  hijo sí pertenece para siempre a la familia. Así que, si el Hijo los hace  libres, ustedes serán verdaderamente libres. Ya sé que ustedes son  descendientes de Abraham; pero quieren matarme porque no aceptan mi palabra. Yo  hablo de lo que le Padre me ha mostrado; así también ustedes, hagan lo que del  Padre han escuchado.
 Ellos le dijeron: -¡Nuestro padre es Abraham! Pero Jesús les  contestó: -Si ustedes fueran de veras hijos de Abraham, harían lo que él hizo.  Sin embargo, aunque les he dicho la verdad que Dios me ha enseñado, ustedes  quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo nada así! Ustedes hacen lo mismo que hace  su padre.
 Ellos le dijeron: -¡Nosotros no somos hijos bastardos;  tenemos un solo Padre, que es Dios! Jesús les contestó: -Si de veras Dios fuera  su padre, ustedes me amarían, porque yo vengo de Dios y aquí estoy. No he  venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado.
 volver - subir -------------------------------------------------- 21 marzo 2024 Jn 8, 51-59
 En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Les aseguro que  quien hace caso de mi palabra, no morirá.» Los judíos le contestaron: -Ahora  estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham y todos los profetas  murieron, y tú dices: “El que hace caso de mi palabra, no morirá.” ¿Acaso eres  tú más que nuestro padre Abraham? Él murió, y los profetas también murieron.  ¿Quién te has creído que eres?
 Jesús les contestó: -Si yo me glorifico a mí mismo, mi  gloria no vale nada. Pero el que me glorifica es mi Padre, el mismo que ustedes  dicen que es su Dios. Pero ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco; y si dijera  que no lo conozco, sería yo tan mentiroso como ustedes. Pero ciertamente lo  conozco, y hago caso de su palabra.
 Abraham, el antepasado de ustedes, se alegró porque iba a  ver mi día; y lo vio, y se llenó de gozo.
 Los judíos dijeron a Jesús: -Todavía no tienes cincuenta  años, ¿y dices que has visto a Abraham?
 Jesús les contestó: -Les aseguro que yo existo desde antes  que existiera Abraham.
 Entonces ellos tomaron piedras para  arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo.
 volver - subir -------------------------------------------------- 22 marzo 2024Jn 10, 31-42
 En aquel tiempo, los judíos volvieron a tomar piedras para  tirárselas a Jesús, pero él les dijo: -Por el poder de mi Padre he hecho muchas  cosas buenas delante de ustedes; ¿por cuál de ellas me van a apedrear?
 Los judíos le contestaron: -No te vamos a apedrear por  ninguna cosa buena que hayas hecho, sino porque tus palabras son una ofensa  contra Dios. Tú no eres más que un hombre, pero te estás haciendo Dios a ti  mismo.
 Jesús les dijo –En la ley de ustedes está escrito: “Yo dije  que ustedes son dioses.” Sabemos que lo que la Escritura dice, no se puede  negar; y Dios llamó dioses a aquellas personas a quienes dirigió su mensaje. Y  si Dios me consagró a mí y me envió al mundo, ¿cómo pueden ustedes decir que lo  he ofendido porque dije que soy Hijo de Dios? Si yo no hago las obras que hace  mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean en las  obras que hago, para que sepan de una vez por todas que el Padre está en mí y  que yo estoy en el Padre.
 Otra vez quisieron arrestarlo, pero Jesús se les escapó.
 Regresó Jesús al otro lado del Jordán, y se  quedó allí, en el lugar donde Juan había estado antes bautizando. Mucha gente  fue a verlo, y decían: -De veras, aunque Juan no hizo ninguna señal milagrosa,  todo lo que dijo de este hombre era verdad. Y muchos en aquel lugar creyeron en  Jesús.
 volver - subir -------------------------------------------------- 23 marzo 2024Jn 11, 45-57
 En aquel tiempo creyeron en Jesús muchos de los judíos que  habían ido a acompañar a María y que vieron lo que él había hecho. Pero algunos  fueron a ver a los fariseos, y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces  los fariseos y los jefes de los sacerdotes reunieron a la Junta Suprema, y  dijeron: -¿Qué haremos? Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. Si  lo dejamos, todos van a creer en él, y las autoridades romanas vendrán y  destruirán nuestro templo y nuestra nación.
 Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era el sumo sacerdote  aquel año, les dijo: -Ustedes no saben nada, ni se dan cuenta de que es mejor  para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que toda la nación  sea destruida.
 Pero Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que,  como era sumo sacerdote aquel año, dijo proféticamente que Jesús iba a morir  por la nación judía; y no solamente por esta nación, sino también para reunir a  todos los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que desde aquel día las  autoridades judías tomaron la decisión de matar a Jesús.
 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos,  sino que salió de la región de Judea y se fue a un lugar cerca del desierto, a  un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos.
 Faltaba poco para la fiesta de la Pascua de los  judíos, y mucha gente de los pueblos se dirigía a Jerusalén a celebrar los  ritos de purificación antes de la Pascua. Andaban buscando a Jesús, y se  preguntaban unos a otros en el templo: -¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta o  no? Los fariseos y los jefes de los sacerdotes habían dado orden de que, si  alguien sabía dónde estaba Jesús, lo dijera, para poder arrestarlo.
 volver - subir -------------------------------------------------- 24 marzo 2024 - DOMINGO DE RAMOS -Jn 7, 1-2. 10. 14. 25-30
 En aquel tiempo, Jesús andaba por la región de Galilea. No  quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo. Pero  como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos.
 Pero después que se fueron sus hermanos, también Jesús fue a  la fiesta, aunque no públicamente, sino casi en secreto. Hacia la mitad de la  fiesta, Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar.
 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a  preguntar: -¿No es a éste a que andan buscando para matarlo? Pues ahí está,  hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de  veras que este hombre es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste;  en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.
 Al oír esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo  con voz fuerte: -¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he  venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de  confianza y a quien ustedes no conocen. Yo lo conozco porque procedo de él, y  él me ha enviado.
 Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le  echó mano porque todavía no había llegado su hora.
 volver - subir -------------------------------------------------- 25 marzo 2024  - LUNES SANTO-
 Jn 12, 1-11Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania, donde  vivía Lázaro, a quien él había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de  Jesús; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaba a la mesa comiendo con  él. María trajo unos trescientos gramos de perfume de nardo, puro, muy caro, y  perfumó los pies de Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa  se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, que era aquel de los  discípulos  que iba a traicionar a Jesús,  dijo: - ¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de  trescientos días, para ayudar a los pobre? Pero   Judas no dijo esto porque le importaran los pobres,  sino porque era ladrón y como tenía a su  cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. Jesús le dijo:  -Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi entierro. A los pobres  siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
 Muchos de los judíos se enteraron de que Jesús  estaba en Betania, y fueron allá, no solo para ver a Jesús sino también Lázaro,  a quien Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron  matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos judíos se estaban  separando de ellos para creer en Jesús.
 volver - subir -------------------------------------------------- 26 marzo 2024 - MARTES SANTO -Jn 13, 21-33. 36-38
 En aquel tiempo, Jesús se sintió profundamente conmovido, y  dijo con toda claridad: - les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.
 Los discípulos comenzaron entonces a mirarse unos a otros,  sin saber de quién estaba hablando.  Uno  de ellos, a quien Jesús quería mucho, estaba junto a él, mientras cenaban, y  Simón Pedro le dijo pro señas que le preguntara de quien estaba hablando. Él  acercándose más a Jesús, le preguntó: - Señor ¿quién es? Jesús le contesto: -  voy a mojar un pedazo de pan, y  a quien  se lo dé, ese es.
 Enseguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas, hijo de  Simón Iscariote. Y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás entró en su  corazón. Jesús le dijo: -Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
 Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por  qué le decía eso. Como Judas era el encargado de la bolsa del dinero,  algunos pensaron que Jesús le quería decir  que comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Una vez que  Judas hubo recibido el pan, salió. Ya era de noche.
 Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: - Ahora se  muestra la gloria del Hijo del hombre, y la gloria de Dios se muestra en él. Y  si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también mostrará la gloria de  él; y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré  con ustedes mucho tiempo. Ustedes me  buscaran, pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No  podrán ir donde yo voy.
 Simón Pedro le preguntó a Jesús: - Señor, ¿a  dónde vas? -A donde yo voy – le contestó Jesús-, no puedes seguirme ahora; pero  me seguirás después. Pedro le dijo: -Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora?  ¡Estoy dispuesta a dar mi vida por ti! Jesús le respondió: - ¿De veras estás  dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo,  me negarás tres veces. volver - subir -------------------------------------------------- 27 marzo 2024 - MIÉRCOLES SANTO-Mt 26, 14-25
 En aquel tiempo, uno de los doce discípulos, el que se  llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: -  ¿Cuánto me quieren dar, y yo les entrego a Jesús? Ellos le pagaron treinta  monedas de plata. Y desde entonces Judas anduvo buscando el momento más  oportuno para entregarles a Jesús. El primer día de la fiesta en que se comía  el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: -  ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? Él les contestó: -Vayan a  la ciudad, a casa de Fulano, y díganle: “El Maestro dice: Mi hora está cerca, y  yo voy a tu casa a celebrar la Pascua con mis discípulos.”  Los discípulos hicieron como Jesús les había  mandado, y prepararon la cena de la Pascua. Cuando llegó la noche, Jesús estaba  a la mesa con los discípulos y mientras comían, les dijo: -Les aseguro que  uno de ustedes me va a traicionar. Ellos se  pusieron muy tristes,  y comenzaron a  preguntarle uno tras otro: -Señor ¿acaso seré yo? Jesús les contestó: -Uno que  moja el pan en el mismo plato que yo, va a traicionarme. El Hijo del hombre ha  de recorrer el camino que dicen las Escrituras; pero ¡ay de aquel que lo  traiciona!  Hubiera sido mejor para él no  haber nacido.
 Entonces Judas, el que lo estaba traicionando,  le preguntó: -Maestro, ¿acaso seré yo?   -Tú lo has dicho- contestó Jesús.
 volver - subir -------------------------------------------------- 28 marzo 2024 - JUEVES SANTO, de la Cena del Señor -Jn 13, 1-15
 Antes de la fiesta de la Pascua Jesús sabía que había  llegado la hora de que él dejaría este mundo para ir a reunirse con el Padre.  Él siempre había amado a los suyos que estaban en el mundo, y así los amó hasta  el fin.
 El diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de  Simón Iscariote, la idea de traicionar a Jesús. Jesús sabía que había venido de  Dios, que iba a volver a Dios, y que el Padre le había dado toda autoridad; así  que, mientras estaba cenando, se levantó de la mesa, se quitó la capa, se ató  una toalla a la cintura. Luego echó agua en una palangana y se puso a lavar los  pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba en la cintura.
 Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pedro, este le dijo:  -Señor ¿tú me vas a lavar los pies a mí? Jesús le contestó: -Ahora no entiendes  lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás. Pedro le dijo: - ¡Jamás  permitiré que me laves los pies! Respondió Jesús: -Si no te los lavo, no podrás  ser de los míos.
 Simón Pedro le dijo: - ¡Entonces, Señor, no me laves  solamente los pies, sino también las manos y la cabeza! Pero Jesús le contestó:  - El que está recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está  todo limpio. Y ustedes están todos limpios aunque no todos.
 Dijo: “No están limpios todos”, porque sabía  quién lo iba a traicionar. Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse  la capa, se sentó otra vez a la mesa y les dijo: -¿Entienden ustedes lo que les  he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy.  Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también  ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado un ejemplo, para  que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho.
 
 volver - subir -------------------------------------------------- 29 marzo 2024 - VIERNES SANTO -Jn 18, 1—19, 42
 En aquel tiempo, Jesús salió con sus discípulos al otro lado  del arroyo Cedrón.  Allí había un huerto  donde Jesús entró con sus discípulos. También Judas, el que lo estaba  traicionando, conocía el lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí  con sus discípulos. Así que Judas llegó con una tropa de soldados y algunos  guardianes del templo enviados por los jefes de los sacerdotes y por los  fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas. Pero como Jesús ya  sabía todo lo que le iba a pasar, salió y les preguntó: - ¿A quién buscan?  Ellos le contestaron: - A Jesús de Nazaret. Jesús dijo: -Yo soy. Judas, el que  lo estaba traicionando, se encontraba allí con ellos. Cuando Jesús les dijo:  “Yo soy”, se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. Jesús volvió a  preguntarles: - ¿A quién buscan?  Y ellos  repitieron: - A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo otra vez: -Ya les he dicho  que  yo soy. Si me buscan a mí, dejen que  estos otros se vayan.
 Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús mismo había  dicho: “Padre, de los que me diste, no se perdió ninguno”. Entonces Simón  Pedro, que tenía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno llamado  Malco, que era criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo a Pedro: - Vuelve a  poner la espada en su lugar. Si el Padre me da a beber este trago amargo,  ¿acaso no habré de beberlo?
 Los soldados de la tropa, con su comandante y los guardianes  judíos del templo, arrestaron a Jesús a Jesús a lo ataron. Lo llevaron primero  a la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Este  Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor que un solo  hombre muriera por el pueblo.
 Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. El otro  discípulo era conocido del sumo sacerdote, de modo que entró con Jesús en la  casa; pero Pedro se quedó afuera, a la puerta. Por esto, el discípulo conocido  del sumo sacerdote salió y habló con la portera, e hizo entrar a Pedro. La  portea le preguntó a Pedro: - ¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?  Pedro contestó: - No, no lo soy.  Como  hacía frío, los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y  estaban allí calentándose. Pedro también estaba con ellos, calentándose junto  al fuego.
 El sumo sacerdote comenzó a preguntarle a Jesús acerca de  sus discípulos y de lo que él enseñaba. Jesús le dijo: - Yo he hablado  públicamente delante de todo el mundo; siempre he enseñado en las sinagogas y  en el templo, donde se reúnen todos los judíos; así que no he dicho nada en  secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y  que ellos digan de qué  les he hablado.  Ellos saben lo que he dicho.
 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardianes del templo le  dio una bofetada, diciéndole: - ¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le  respondió: Si he dicho algo malo, dime en qué ha consistido; y si lo que dicho  está bien, ¿por qué me pegas? Entonces Anás lo envío, atado a Caífas, el sumo  sacerdote.
 Entre tanto, Pedro seguía allí, calentándose junto al fuego.  Le preguntaron: - ¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pedro lo  negó, diciendo: - No, no lo soy.
 Luego le preguntaron uno de los criados del sumo sacerdote,  pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja: - ¿No te vi con él  en el huerto? Pedro lo negó otra vez, y en ese mismo instante cantó el gallo.
 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del  gobernador romano. Como ya comenzaba a amanecer, los judíos no entraron en el  palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza ritual y  entonces no podrían comer la cena de Pascua. Por eso Pilato salió a hablarles.  Les dijo: - ¿De qué acusan a este hombre? - si no fuera un criminal – le  contestaron -, no te lo habríamos entregado.
 Pilato  les dijo: -  Llévenselo ustedes, y júzguenlo conforme a su propia ley. Pero las autoridades  judías contestaron: -Los judíos no tenemos el derecho de dar muerte a nadie.
 Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera en  que tendría que morir. Pilato  volvió a  entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: -¿Eres tú el Rey de los  judíos?
 Jesús le dijo: - ¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o  porque otros te lo han dicho de mí?
 Le contestó Pilato: -¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y  los jefes de los sacerdotes son lo que te han entregado a mí ¿Qué has hecho?
 Jesús le contestó: Mi reino no es de este mundo. Si lo  fuera,  tendría gente a mi servicio que  pelearía para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de  aquí.
 Le preguntó entonces Pilato: - ¿Así que tú eres rey? Jesús  le contestó: -Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo  que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.
 Pilato le dijo: -¿Y qué es la verdad?
 Después de hacer esta pregunta, Pilato salió otra vez a  hablar con los judíos, y les dijo: -Yo no encuentro ningún delito en este  hombre. Pero ustedes tienen la costumbre de que yo les suelte un preso durante  la fiesta de la Pascua: ¿quieren que les deje libre al Rey de los judíos?
 Todos volvieron a gritar: - ¡A ése no! ¡Suelta a Barrabás! Y  Barrabás era un bandido.
 Pilato tomó entonces a Jesús y mandó a azotarlo. Los  soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús y  lo vistieron con una capa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él  diciendo: ¡Viva el Rey de los judíos! Y le pegaban en la cara. Pilato volvió a  salir, y les dijo: -Miren, aquí lo traigo, para que se den cuenta de que no  encuentro en él  ningún delito. Salió,  pues, Jesús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa  de color rojo oscuro. Pilato dijo: - ¡Ahí tienen a este hombre!
 Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los  guardianes del templo, comenzaron a gritar: -¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
 Pilato les dijo: - Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes,,  porque yo no encuentro ningún delito en él.
 Las autoridades judías le contestaron: -Nosotros tenemos una  ley, y según nuestra ley debe morir, porque   se ha hecho pasar por Hijo de Dios.
 Al oír esto, Pilato tuvo más miedo todavía. Entró de nuevo  en el palacio y le preguntó a Jesús: - ¿De dónde eres tú?
 Pero Jesús no le  contestó nada. Pilato le dijo: -¿Es que no me  vas contestar? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, lo mismo que  para ponerte en libertad?
 Entonces Jesús le contesto: -No tendrías ninguna autoridad  sobre mí, si Dios no te lo hubiera permitido; por eso, el que me entregó a ti  es culpable de pecado que tú.
 Desde aquel momento, Pilato buscaba la manera de dejar libre  a Jesús; pero los judíos le gritaron: - ¡Si lo dejas libre, no eres amigo del  emperador! ¡Cualquiera que se hace rey,   es enemigo del emperador!
 Pilato, al oír esto, sacó a Jesús, y luego se sentó en el  tribunal, en el lugar que en hebreo se llamaba Gabatá, que quiere decir El  Empedrado. Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los  judíos: -¡Ahí tienes a su rey!
 Pero ellos gritaron: - ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!
 Pilato les preguntó: -¿Acaso voy a crucificar a su rey?
 Y los jefes de los sacerdotes le contestaron: - ¡Nosotros no  tenemos más rey que el emperador!
 Entonces Pilato les entregó a Jesús para que lo  crucificaran, y ellos se lo llevaron.
 Jesús salió llevando su cruz, para ir al llamado “Lugar de  la Calavera” (que en hebreo se llama Gólgota). Allí lo crucificaron, y con él a  otros  dos, uno a cada lado, quedando  Jesús en el medio. Pilato escribió un letrero que decía: “Jesús de Nazaret, Rey  de los judíos”, y lo mandó poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron aquel  letrero, porque el lugar donde   crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba  escrito en hebreo, latín y griego. Por eso, los jefes de los sacerdotes judíos  dijeron a Pilato: - No escribas “Rey de los judíos”, sino escribe: “El que  dice ser   Rey de los judíos”.
 Pero Pilato le contesto: - Lo que he escrito, escrito lo  dejo.
 Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su  ropa y la repartieron en cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también  la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una sola pieza,  los soldados se dijeron unos a otros: -No la rompamos, sino echémosla a  suertes, a ver  a quien le toca.
 Así se cumplió la escritura que dice: “Se repartieron entre  sí mi ropa, y echaron a suertes  mi  túnica.” Esto fue lo que hicieron los soldados.
 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de  su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su  madre,  y junto a ella al discípulo a  quien él quería mucho, dijo a su madre: - Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le  dijo al discípulo: - Ahí tienes a tu madre. Desde entonces, ese discípulo  la recibió en su casa.
 Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había  cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo: - Tengo sed. Había allí  un vaso de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama  de hisopo y se la aceraron a la boca.   Jesús  bebió el vino agrio, y  dijo: - Todo está cumplido.
 Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
 Era el día antes de la Pascua, y  los judíos no querían que los cuerpos  quedaran en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era  muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que ordenara quebrar las piernas  a los crucificados y que quitaran de allí los  cuerpos. Los soldados fueron entonces y le quebraron las piernas al primero, y  también al otro que estaba crucificado junto a Jesús. Pero al acercarse a  Jesús, vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas. Sin  embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento  salió sangre y agua. El que cuenta esto es uno que lo vio, y  dice la verdad; él sabe que dice la verdad,  para que ustedes también crean. Porque estas cosas sucedieron para que  se cumpliera la Escritura que dice: “No le  quebrarán ningún hueso.” Y en otra parte,   la Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron.
 Después de esto, José, el de Arimatea, pidió  permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús,  aunque en secreto por miedo a las autoridades judías. Pilato le dio permiso, y  José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar  con Jesús, llegó con unos treinta kilos de un perfume, mezcla de mirra y áloe.  Así pues, José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con  vendas empapadas en aquel perfume, según la costumbre que siguen los judíos  para enterrar a los muertos. En el lugar donde crucificaron a Jesús  había un huerto, y en el huerto un sepulcro  nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. Allí pusieron el cuerpo de Jesús,  porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el sábado de los  judíos. volver - subir -------------------------------------------------- 30 marzo 2024 - SOLEMNE VIGILIA PASCUAL -Mc 16, 1-8
 Pasado el sábado, María Magdalena, María la  madre de Santiago, y Salomé, compraron perfume para perfumar el cuerpo de  Jesús. Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, apenas  salido el sol, diciéndose unas a otras: - ¿Quién nos quitará la piedra de la  entrada del sepulcro? Pero, al mirar, vieron que la piedra ya no estaba en su  lugar. Esta piedra era muy grande. Cuando entraron en el sepulcro vieron,  sentado al lado derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las  mujeres se asustaron, pero él les dijo: -No se asusten. Ustedes buscan a Jesús  de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el lugar  donde lo pusieron. Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: “El va a Galilea  para reunirlos de nuevo; allí lo verán, tal como les dijo”. Entonces las  mujeres salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. Y no  dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
 volver - subir -------------------------------------------------- 31 marzo 2024 - Domingo de PASCUA -Jn 20, 1-9
 El primer día de  la semana,  María Magdalena fue al  sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra  que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaba Simón Pedro y  el otro discípulo a quien Jesús  quería  mucho, y les dijo: -¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde  lo han puesto!
 Pedro  y el otro discípulo salieron corriendo y fueron al sepulcro. Los dos iban  corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al  sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él  llegó Pedro,  entró en el sepulcro. Él  también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para  envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y  puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado  primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían  entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar.
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